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Atención: no confundir activismo con asamblearismo (entre otras cosas)

Hay quien confunde activismo con «asamblearismo» o «manifestacionadictx». A veces, se acuden a las asambleas, manifestaciones, actos,…»porque es lo que tenemos que hacer los que estamos de este lado», casi sin pensar, de una manera un poco ciega. Como lxs católicxs que van a misa, o lxs adictxs que van a reuniones para calmar sus conciencias y sentirse bien consigo mismx. Ya lo que hagas a nivel personal, en tu vida, en tu día a día, como que ya importa menos, pasa a un plano secundario. Cuando debería, según mi humilde punto de vista, ser todo lo contrario.

Primero, porque nadie es nadie para juzgar a nadie. Segundo, porque las varas para medir o juzgar (si, juzgar) a otras personas, solo pueden ser aplicadas a ti mismx, ya que esas varas de medir están hechas según tu propia conciencia, ideas, manera de interpretar la realidad y la lucha,…y por lo tanto, solo validas para juzgarte a ti mismx si así lo deseas, porque posiblemente la mentalidad de la otra persona y sus valores, sean diferentes. Y tercero, porque para muchas personas, el activismo está no en lo que haga de cara al público o la de veces que calme su conciencia con una dosis de asamblearismo por ejemplo, sino lo que hace en su día a día, desde que se levanta hasta que se acuesta. Lo que come, dónde bota la basura, dónde compra y el qué, lo que hace mientras espera la guagua, a qué dedica su tiempo libre, lo que habla, lo que escribe, lo que lee, dónde invierte su dinero, cómo se relaciona con lxs demás, incluso en sus relaciones sexuales o afectivas (si decidiera tenerlas), cómo vive, lo que haces no solo cuando estas rodeadx de gente, sino cuando estas solx, cómo actúas,… No compañerx. El activismo ni empieza ni acaba, ni siquiera tiene por que pasar por tu colectivo. O por cualquier otro, claro.

Como dice un dicho: «es mas política tu lista de la compra que tu voto». A lo que yo añadiría: «es mas política tu lista de la compra, que tu voto, manifestación, asamblea…» Hay personas que se comen todos los actos posibles, pero una vez salen de ahí, se comportan como unx más. No convirtamos los colectivos y actos en fines en sí mismo, que nos exprima todo el tiempo y la energía, de una manera autocomplaciente. ¿Realmente le estamos dando importancia y prioridad a lo que realmente lo tiene?

Con esto no estoy diciendo que se deba renunciar a las asambleas o cualquier tipo de actividad comunal. Para nada. Jamás me atrevería a meterme en la vida de nadie, a decirle lo que tiene que hacer o como gestionar sus luchas. Eso es cosa de cada unx. Además, quien me conoce sabe que durante muchos años he sido muy asiduo a ellas. Solo digo que tenemos que hacer las cosas con cabeza, con criterio propio, comportándonos como individuos libres y autónomos, teniendo claro donde es donde hacemos más daño y donde nos hacemos menos daño nosotrxs mismxs. Y dándole la vuelta, pues replanteando donde hacemos menos daño y donde nos estamos haciendo más daño a nosotrxs mismxs. Replantearnos nuestra lucha y ser consientes que esta no puede ser jamás de nosotrxs para fuera, sino empezando de nosotrxs para adentro, una revolución en nosotrxs mismxs, en la cotidianidad de nuestro día a día es donde debemos encender la mecha.

La lucha siempre desde dentro hacia fuera. Partiendo del propio individuo y convirtiendo en subversiva su propia vida. Por lo menos yo estoy cansado de ver auténticas activistas, personas que se toman la lucha y su vida muy pero que muy en serio, que no descansan porque su propia manera de vivir es activismo puro, que nunca han pisado una asamblea o muy rara vez un acto «comunal», que por mil y una razones lo han decidido así. Y desgraciadamente a la inversa, también sucede.

 Seben Rodríguez

 

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