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Canarias, geopolítica y descolonización

Nota para los lectores: este artículo de René Behoteguy Chávez fue escrito a mediados del año 2013. La redacción de El País Canario ha decidido publicarlo puesto que, más allá de algunos datos desactualizados, el texto mantiene su vigencia en el panorama geopolítico actual.

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Militarismo y situación geoestratégica

Las posibles maniobras militares en la isla de Lobos en Fuerteventura, la ampliación en esta última isla de las instalaciones militares, sumadas a la intensa campaña de proselitismo armamentista llevada a cabo con nada más ni nada menos que 19 actos en las siete islas por el día de las Fuerzas Armadas Españolas, no pueden verse y de hecho no son una casualidad.

Más allá del evidente cuestionamiento ético que surge ante el hecho de ver en pleno parque San Telmo a militares enseñando cómo funcionan las máquinas de matar a niños menores de 6 años, a los mismos a los que, por cierto, se les están recortando drásticamente los recursos educativos. Queda clara la intención de generar un estado de opinión favorable hacia la OTAN y la guerra en una tierra como la canaria que, históricamente ha demostrado su rechazo a dicha organización y en general a todo lo bélico, como claramente se demostró cuando la población del archipiélago supo decirle NO a la OTAN en el referéndum de 1986. La pregunta surge por sí sola, ¿Cuál es la intención detrás de este intento de convencer al pueblo canario de las bondades del ejército y la guerra?

Si uno analiza la situación geoestratégica del archipiélago la respuesta surge sola, porque la situación de «ultraperiferia» en Canarias respecto a la Europa del capital, contrasta con su situación geográfica que no solamente no la coloca en la periferia del mundo, sino en un lugar privilegiado, a solamente 80 km. del continente Africano y en un lugar de tránsito entre Europa y América. Vale decir un enclave desde el cual se pueden «tejer redes o tramar trampas» entre los tres continentes.

En este sentido el volátil panorama mundial está signado por cuatro elementos que influyen de manera directa en el rol que ocupa Canarias en la geopolítica mundial:

1.La profunda crisis del capitalismo con especial incidencia en Europa.

2.La pérdida de poder económico de los Estados Unidos y su deseo de reconstituirse como potencia hegemónica de un mundo unipolar.

3.La expansión de la economía china como contrapeso al poder norteamericano con grandes inversiones en África y América Latina.

4.La irrupción en América Latina de discursos y gobiernos de izquierda y contenidos de autodeterminación y antiimperialistas.

Crisis en la Europa del capital

A nadie escapa hoy que la «crisis de las hipotecas», seguida de la «crisis de la deuda soberana» son las caras más visibles y publicitadas de una galopante crisis estructural del sistema capitalista que golpean con particular violencia a los estados del sur de Europa en los que, los mercados financieros en una clara «huida hacia adelante» está imponiendo que, en lugar de tomar medidas anticíclicas, se opte por una espiral de recortes sociales y laborales que sumados a una política obsesiva de control del déficit público que, lejos de atacarla, profundizan la crisis y su principal indicador, el desempleo.

Ante este escenario hay un resquebrajamiento evidente del discurso europeísta difícilmente contestable en épocas de bonanza aparente relacionada con el boom inmobiliario pero cada vez más cuestionado por una población que ve como Europa, lejos del discurso oficial que la relaciona con el «progreso y la civilización», hoy es símbolo de imposición de ajustes y recortes y de dictadura de los mercados financieros sobre la vida de las personas.

Este escenario en Canarias se siente con particular crudeza como lo muestran los indicadores de paro superiores el 33% y un desempleo juvenil del 70%, signos claros de un deterioro absoluto y precarización de las condiciones de vida de la población.

Por otra parte, ante la crisis, Europa lejos de intentar ser un contrapoder mundial ante el dominio norteamericano, ha refrendado su alianza en posición subordinada con los Estados Unidos, a quien acompaña y colabora por medio de la OTAN en sus correrías bélicas a cambio de una porción del negocio emergente de las mismas, la permanencia de tropas europeas en Afganistán, así como las invasiones de Libia, Mali o la financiación de la guerra civil en Siria corroboran este extremo. Todo ello a Canarias no le es ajeno, a esta altura es un hecho que los aviones franceses que bombardearon Mali repostaron en la base de Gando en Gran Canaria, lo cual demuestra la vocación de Europa de convertir a Canarias, más allá del chiringuito vacacional para los jubilados centro y noreuropeos en una base de operaciones para el control militar del continente africano.

En este sentido existe un escenario cada vez más fértil pero poco aprovechado para introducir el serio cuestionamiento en el pueblo canario de la europeidad de las islas, siendo que Europa hoy por hoy lo único que le ofrece a Canarias es pobreza, exclusión, paro y militarización. Un discurso que combine la necesidad de autocentrar la economía canaria, la solidaridad internacionalista y una abierta ruptura con la Europa del euro, la especulación y el capital, puede calar en la gente como no lo ha hecho desde la época de la transición.

Estados Unidos y la decadencia del mundo unipolar

Cuando en 1989 cayó el muro de Berlín y con él el bloque socialista generando además una enorme crisis de discurso y de acción en la izquierda anticapitalista a nivel mundial, Estados Unidos emergió como potencia triunfadora de la guerra fría con el escenario ideal para la instauración de un sistema mundial de dominación imperialista norteamericana en un mundo unipolar monopolizado por la economía de mercado.

La construcción de la Unión Europea, lejos de equilibrar la balanza sirvió para el fortalecimiento y expansión de las garras del imperialismo norteamericano, la subordinación de los estados europeos al poder norteamericano se hizo más que evidente con las guerras de Iraq y Afganistán. En los hechos los líderes europeos, han actuado como cónsules del imperio en la aplicación de la «PAX Americana». Asimismo los mal llamados organismos multilaterales como el FMI o el Banco Mundial, no han sido otra cosa que instrumentos de imposición de las políticas económicas más convenientes para Estados Unidos a los países del resto del mundo.

No obstante, dos factores han debilitado el posicionamiento norteamericano y su rol de dominación mundial. Por una parte el fracaso y el empobrecimiento generalizado producido por la aplicación global del neoliberalismo que, al genera el empobrecimiento masivo en amplias regiones de América Latina y Asia, han generado también una clara contestación social y el surgimiento de posiciones antiimperialistas muy marcadas.

Por otra parte el auge económico de China, su presencia cada vez mayor con inversiones en África y América Latina y su enorme competitividad que acapara gran parte de los mercados incluidos el europeo y el norteamericano, han puesto en jaque a una economía con serios problemas como la norteamericana, cuya industria es poco competitiva con excepción de algunos pocos sectores entre los que destaca el del armamento, lo cual sumado a su dependencia crónica del el petróleo, han lanzado al gigante imperialista hacia una nueva escalada belicista en la que parecen dispuestos a sustituir sus carencias competitivas en el mercado mundial con poderío e imposición bélicos, los movimientos coordinados por la OTAN en el norte de África son muy claros al respecto.

Dichos movimientos no son ajenos a Canarias, hay al menos dos datos preocupantes, el primero la presencia cada vez mayor de empresas norteamericanas en Canarias, con los ojos puestos en utilizar las islas como plataforma de saqueo económico al continente africano, sumados a la ya mencionada militarización del archipiélago y su acondicionamiento como base de operaciones para la OTAN. Ambos indignamente promovidos por un gobierno de Canarias que parce dispuesto a venderle las islas a quien más pague.

La expansión económica china

Probablemente la causa fundamental de la reacción violenta de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en África esté relacionada con la enorme presencia económica china en dicho continente del cual a día de hoy es el principal socio comercial. La presencia del gigante asiático en dicho continente no es desde luego gratuita ni desinteresada sino que tiene que ver con la enorme demanda de materias primas que requiere una economía de las dimensiones que tiene la China y que mantiene niveles de crecimiento del PIB superiores al 7%. Si bien las relaciones entre el continente africano y el país asiático no son para nada simétricas y benefician claramente a este último, no cabe duda que ofrecen a los pueblos africanos mejores condiciones de créditos, negocio y cooperación o que las que históricamente y en la actualidad pueden ofrecer Estados Unidos y sus países subordinados en Europa.

En este sentido lo que se avecina en el tablero de la geopolítica mundial es un enfrentamiento abierto en principio comercial, pero con connotaciones armamentísticas, por el África y sus enormes riquezas entre una potencia emergente y otra en declive.

Ante ello Canarias y el resto de naciones africanas deberán tener claro que si bien China puede ofrecer ventajas tácticas a la hora de romper con la dependencia histórica heredada del colonialismo respecto al bloque imperialista, tampoco ofrece una alternativa real. Finalmente el colonialismo económico es nocivo para los pueblos venga de donde venga y se pinte del color que se pinte en tanto mina la capacidad de los países empobrecidos y de sus sectores populares de conquistar verdaderos niveles de autodeterminación, empoderamiento de las clases populares y justicia social, Ya que el centro de la actividad económica y la propiedad de los medios de producción se concentra en los capitales multinacionales antes que en el control y las necesidades da la clase trabajadora local.

América Latina antiimperialista y el camino hacia la liberación de los pueblos

Finalmente aunque no menos importante, es lo que está pasando hoy por hoy en América Latina. A partir de la respuesta popular a la imposición del neoliberalismo a finales de los años 80 y en la década del 90, los movimientos sociales y populares han tomado protagonismo, dando lugar a la construcción de una izquierda política heterogénea, diversa y con infinidad de matices pero que, como nunca antes, tiene presencia en diferentes espacios de poder político como en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua, o si no lo tiene, como en Honduras, México, Colombia o Chile articula una capacidad de movilización social importante.

De igual manera las potencias económicas regionales Brasil y Argentina, si bien muestran severas contradicciones en su política interna, han hecho evidente su apoyo a la gestación de un bloque de dignidad y autodeterminación de los pueblos latinoamericanos que permite vislumbrar la constitución de un bloque claramente antiimperialista.

En este sentido la política exterior de América Latina, que en los años 90 estuvo marcada por la absoluta obediencia a los mandatos de Estados Unidos y que privilegiaba las relaciones con el gigante imperialista del norte antes que la unidad entre los pueblos empobrecidos al sur del Rio Bravo, parce estar cambiando.

La conformación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos ( ALBA-TCP) y la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) como proyectos de unidad regional en los que se antepone la solidaridad y complementariedad económica y social antes que la competencia, son experiencias nunca antes vividas en el continente y en verdad esperanzadoras.

Asimismo, actuaciones concretas como la posición común contra el Bloqueo a Cuba y su exclusión de la OEA, la decidida defensa contra los intentos golpistas en Venezuela, Bolivia o Ecuador o la posición de rechazo a los golpes de estado en Honduras y Paraguay. Muestran que América Latina hoy comienza a maniobrar hacia la consecución de los intereses de sus propios pueblos y no los del capital multinacional.

Esto hecho sin duda acrecienta las dificultades de la economía capitalista mundial, al no contar con un acceso ilimitado como en el pasado, a una de sus mayores fuentes de materias primas o como dijo Evo Morales: » E.E.U.U y Europa están en crisis porque ya no pueden saquearnos como antes».

Desde luego los procesos que hoy se viven en América Latina, solo pueden sostenerse y consolidarse si se extienden y contagian a los movimientos sociales y populares en el resto del mundo, fundamentalmente en el continente más saqueado y empobrecido aunque rico en recursos naturales, culturas y experiencia como es el África. En este sentido Canarias podría jugar un rol fundamental.

Canarias en la encrucijada

En este complejo escenario de construcción de poderes y contrapoderes a nivel mundial, Canarias se encuentra en una compleja encrucijada:

La rebeldía manifiesta de los pueblos de América Latina, sumada al avance de China en sus negocios en África hacen peligrar seriamente las posiciones la hegemonía mundial del bloque imperialista comandado por Estados Unidos y sus países satélites en la Europa del capital. En este sentido se puede prever que el continente africano se convierta en escenario de un enfrentamiento comercial con derivas militares fundamental para el futuro del planeta. En esta perspectiva el proyecto imperialista para Canarias es convertirla en un portaviones gigantesco, es decir una base para agredir militar y económicamente al continente africano.

Ante esta sombría perspectiva, una Canarias capaz de construirse a sí misma como proyecto de nación autodeterminada, solidaria con sus pueblos pero, en abierta ruptura con el proyecto de la Unión Europea. Esto sumado a una posición claramente antiimperialista, capaz de servir de nexo y catalizador entre los procesos latinoamericanos y la irrupción de nuevos procesos de liberación en África sería fundamental para la lucha de los pueblos oprimidos del mundo y constituiría un hecho capaz de cambiar la historia del planeta.

 

 

 

René Behoteguy Chávez

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