Literatura

Ecos de un corazón

Agrias palabras

Los infelices llaman a la puerta
con mensajes de amistad a la vista,
la envidia viene
oculta en sus zapatos
y los delata.
Pasos de apatía con desgana
que van dejando en las huellas.
Sea bienvenido
quien comprenda
que las palabras agrias
en boca de un extraño
no son palabras mías
ni de mis labios amargos.

Morir otra vez
Descanso entre sábanas
que me cubren
cual mortaja,
los sueños son sólo eso
si se escapan.
Si las manos temblorosas
al final me delatan,
el miedo hará que caiga
hasta el último pilar,
mejor perecer,
para dejarse morir
y volver a nacer
renacer,
otra vez.

 

Gomera

Si con mis versos pudiera
hacer la eterna primavera
de convertir este canto
en himno o en bandera
que haga alusión al encanto
y al valor de la raza gomera,
es por ti que siguen silbando
el corazón y mi alma entera.
Ecos de un corazón amante
Palpitas en mi pupila
como una llama encendida
si te toco me calientas
con tu mirada viva,
con la ilusión de una niña,
con el amor de una amiga,
con la pasión gigante
de tu amor a la vida.
Ecos de un corazón amante
son del tambor que nos guía.

 

Salitre

El resplandor del faro en la noche
me mostrará el camino a tierra
fue un largo día faenando
traigo nasas llenas de sueños
y en las manos llagas abiertas.
¡Mis redes no me sustentan¡
Grito enfadado en la lonja,
el amor no se alimenta
con sueños que lleva el viento
con besos de arena y roca,
con salitre en las heridas
a faenar que mañana toca
alma y frente curtidas
con yagas en labios y boca.

 

Al tirano

No esperes que me vaya porque yo nací aquí.
Mucho antes de tu llegar,
yo ya estaba aquí.
Y vi la cara de la muerte
en las armas del tirano,
extranjero castellano
que con veneno entre los dientes
y una cruz en las manos
con engaños y atropellos
derrotaste a mis hermanos.


Engañaste a nuestro pueblo
enterrando nuestra historia,
cambiándolo por lo hispano
¡Sal de esta tierra tirano!
Porque yo de aquí no me voy
antes prefiero la muerte
qué ver a la patria amada
de una raza de valientes
con yugo y encadenada.

 

Bentor Trujillo 

 

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