Literatura

Flor del higo pico

Regreso a casa y suelto en la entrada las pocas cosas que traje y necesito. Sin descanso me siento sobre el poyo del patio que construyó mi bisabuelo. Hoy sostengo entre mis manos su cachimba y le siento muy cerca. Le agradezco en este momento todo su esfuerzo, pues gracias a él hoy puedo descansar en este maravilloso lugar bajo la sombra que ofrece la ya vieja parra que el mismo abuelo Pájaro silbador cuidó. Siento amor, orgullo y una profunda admiración por toda mi familia.

Desde mi rincón favorito en esta casa heredada veo la plaza y escucho la pequeña parranda que en ella se forma. Los tambores de los más animados me llenan de paz, el saludo alegre de los que se reencuentran me permite celebrar la amistad y las risas de los niños y niñas del lugar cuando se percatan de la llegada de los otros pequeños y pequeñas que residen en otras tierras, me llena el corazón de ilusión. Todavía aquí se sigue recordando el pacto de hermandad que firmaron nuestros ancestros. Tanto los mayores como los niños y niñas se acercan unos a otros, se saludan o se presentan, se juntan a jugar y a celebrar sin recelos y sin desconfianzas. Es hermoso estar aquí y ser testigo de esto con la bella y grandiosa presencia de Argodey al fondo. ¡Algo hemos hecho bien! Eso es lo que me digo. También desde este rincón puedo observar la tunera siempre viva y descubro en ella, una flor que por la razón que sea, me recuerda a ti.

No soy la persona que conociste. Hoy la valentía es mi hermana, guía y fiel compañera. Hoy sin miedo me acerco a ti. Corro el riesgo y no huyo ante a la idea de sufrir alguna herida por intentar tocarte, disfrutar de la fragancia que desprendes y la belleza que posees. Como ves, ya crecí y aprendí la lección. Hoy sonrío al ver tu rostro en esta flor del higo pico. Hoy por fin entendí que eres maravillosa. Tan divina como esta pequeña flor que nació entre tanto pico. Eres una flor pequeña, alegre, graciosa y llenas de color este mundo monocromático, a este mundo de viejas ideas y creencias dañinas e impuestas por los que odian la vida y desprecian a los diferentes e indomables.

Hoy sé que si te tuviera frente a mí te diría lo que le digo a esta flor: “Eres hermosa”. Hoy caminaríamos con nuestras manos unidas por estos barrancos y llegados al abismo, llenaríamos nuestras talegas de almendras, de millo y de todos los ricos frutos que nos regala nuestra generosa y amorosa Madre Tierra.

Hoy te esperaría para ir a la cama. Sólo descansaría cuando me asegurase de que cierras tus ojos llenos de luz y duermes plácidamente. Me despertaría contigo y te acompañaría los buenos días con una sonrisa y un beso. Me enamoraría nuevamente cada mañana al verte y le daría las gracias a Orahan por alumbrar el día y poder ver con claridad tu hermosura. Esta mañana te daría un abrazo fuerte regalándote mis mejores deseos. Compartiría mi desayuno contigo. Mezclaría el gofio y la miel de palma en nuestros labios. Hoy caminaría sin miedo a la fatiga y sin miedo a perderme pues entendí, el significado de aquellas frases que repetías: “Estoy aquí” “Estoy contigo amor”.

Hoy bella flor, sé amar. Hoy seré tu mejor amante. Hoy me acercaré sin miedo a perder. Sin miedo a herirme. Hoy llego a tu ser y me pierdo en él. Hoy te amo. En casa entiendo que formas parte de mí.

 
 
 

Banessa Bethencourt Mesa

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