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¿Qué es el colonialismo?

Se hace necesario volver a Frantz Fanon. Un clásico que no termina de perder actualidad. Sus textos y su compromiso militante -compromiso hasta las últimas consecuencias- siguen sumando eslabones en la cadena de la explotación y el sojuzgamiento de gran parte de la humanidad,  cadena que no parece tener fin. Cada argolla da cuenta de un crimen que explica otro crimen: la gestación de la historia de la infamia y sus consecuencias, que nos golpean ahora -y desde hace décadas- con la guerra. La guerra permanente que no termina de encontrar su armisticio definitivo. Los textos de Fanon son una multitud de cuerpos, cuerpos lacerados por la tortura y rotos por la metralla de las bombas, cuerpos que hoy no parecen ya conmover en el espectáculo de la masacre cotidiana que retransmiten las agencias de comunicación. Sin duda, los textos anticoloniales, pese a los intentos de pasar página, siguen albergando su particular carga implosiva. Es decir, por más que se pretenda lo contrario, lo colonial está de actualidad. Lo colonial explica la actualidad.

Este fragmento forma parte de uno de los tres artículos de la serie aparecida en El Moudjahid a lo largo del mes de diciembre de 1957. Estos textos están recogidos en Por la revolución africana, colección de textos políticos de Frantz Fanon publicados, en español, por el Fondo de Cultura Económica en 1965 (la primera edición en francés es de 1964).

 

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Frantz Fanon (1925-1961). Revolucionario.  epc
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Los demócratas franceses, al decidir llamar colonialismo a lo que nunca ha cesado de ser conquista y ocupación, han simplificado deliberadamente los hechos. El término colonialismo creado por el opresor es demasiado afectivo, demasiado emocional. Es situar un problema nacional en un plano psicológico. Así es como, en el espíritu de estos demócratas, el contrario de colonialismo no es ya el reconocimiento del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, sino la necesidad del escalón individual de comportamientos menos racistas, más abiertos, más liberales.

El colonialismo no es un tipo de relaciones individuales sino la conquista de un territorio nacional y la opresión de un pueblo; eso es todo. No se trata de una cierta conducta humana ni de una modalidad de relaciones entre individuos. Todo francés en Argelia actualmente es un soldado enemigo. En tanto que Argelia no sea independiente, es necesario aceptar esta consecuencia lógica. Lacoste* lo ha comprendido y ha “movilizado en apariencia” a los franceses y francesas que residen en Argelia.

Al término de este análisis se percibe que, lejos de reprochar al Frente de Liberación Nacional algunas de sus acciones urbanas, se debería, por el contrario, apreciar los esfuerzos que impone al pueblo.

Por no haber comprendido que el colonialismo no es más que una dominación militar, los demócratas franceses se encuentran hoy en el límite de la paradoja.

Víctimas del mito de la Argelia francesa, los partidos de izquierda crean en el territorio argelino secciones argelinas de partidos políticos franceses. Los lemas, los programas, los modos de lucha son idénticos a los de la “metrópoli”. Una posición doctrinal, indiscutible hasta los últimos tiempos, ha justificado esta actitud. En un país colonial, se decía, hay entre el pueblo colonizado y la clase obrera del país colonialista una comunidad de intereses. La historia de las guerras de liberación conducidas por los pueblos colonizados es la historia de la no verificación de esta tesis”.

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*Robert Lacoste fue ministro residente en Argelia entre febrero de 1956 y junio de 1957, y ministro de Argelia de junio de 1957 a mayo de 1958

 

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