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Un nuevo Estatuto canario de autonomía… ¡sin autonomía!

Un nuevo Estatuto de Autonomía para Canarias se ha llevado al Congreso de los Diputados recientemente, lo firman PSOE y CC con el apoyo de PP y Nueva Canarias. El texto, todavía en fase de aportaciones, deberá ser tratado en Madrid y aún puede volver a Canarias para incluir nuevas mejoras. Y así a bote pronto, lo primero que diría cualquiera es «ya era hora». Ya era hora que se decidieran a cambiar una norma que nunca fue lo que decía ser, esto es, un Estatuto de Autonomía. Uno que se acerca al nuevo texto desde una óptica social, del que ve cada día la cara más dura de la pobreza en Canarias, y no puede de entrada más que felicitarse por los artículos que van apareciendo en este borrador de Carta Magna Canaria. Agrada leer el artículo 11 cuando se dice que: los poderes públicos canarios garantizarán las medidas necesarias para hacer efectivos los derechos de las personas a la igualdad, la no discriminación, la participación en la vida pública, al desarrollo económico, la libertad y el respeto a los derechos humanos. Al fin -me dije- se han decidido a poner solución al problema de la igualdad entre españoles. Pues a ningún isleño con luces se le escapa que los canarios no somos iguales al resto de españoles, algo que a la vista está si volvemos a mirar los datos, o nos vamos a la calle, o al precio de la cesta de la compra, o miramos los mismos datos en otras CCAA ricas del norte (País Vasco, Navarra, La Rioja, Cataluña), o el último Informe PISA, o aún peor, si intentamos salir de nuestra isla a la Península o algún otro lugar. Y así me dije: al fin se deciden a hacer efectivo en Canarias el artículo 14 de la Constitución Española, ese que dice que: los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento (…)Y uno sigue leyendo el borrador canario, y se vuelve a alegrar con el Capítulo II y los artículos que se avanzan plagados de derechos bienintencionados que protegen a la familia, a los menores, a los ancianos, y el derecho a la salud, y a la educación, y a elegir libremente una determinada orientación sexual, y especialmente destacados los artículos 21 y 23, por proteger y garantizar de manera aparentemente clara el derecho a la vivienda y el derecho a una renta garantizada de ciudadanía para los canarios que viven en exclusión, que no son pocos.

Así andaba yo feliz leyendo el borrador cuando de repente un arrebato de sospecha me llegó y empecé a dudar. ¿No será este otro texto convertido en papel mojado antes ya de su aprobación, otro brindis al sol, una engañifa para tontos como son la misma Constitución Española y otros tantos Tratados Internacionales? Y es que es muy bonito todo pero… ¿dónde está el dinero para asegurar esos derechos que se escriben? La misma pregunta de siempre. La respuesta es también siempre la misma: control de déficit, recortes, privatizaciones, salarios bajos, empleo precario, Europa impone austeridad, España aplica austeridad, en definitiva, es la globalización, el «Salvese quien pueda», se acabó el «Estado del Bienestar», no hay para todos. En cambio, si variamos la pregunta la cosa no está tan clara. Si preguntamos ¿dónde están los recursos?, ¿dónde están las riquezas?, la respuesta nos dice que aquí, en Canarias. Y si seguimos preguntando… ¿a dónde van las riquezas?, la respuesta, desgraciadamente para los canarios, nos dice que se van fuera en su mayoría. Sí, cierto, el texto tiene referencias varias a la condición especial de ultraperiferia del archipiélago, se habla de modular la normativa estatal por razón de esa condición, pero al fin y a la postre, en lo que cuenta, las competencias y las cesiones presupuestarias, poco o nada nuevo. La Disposición adicional primera establece los tributos que son cedidos por el Estado a la Hacienda Canaria, entre los que están unos cuantos -no el Impuesto de Sociedades-, para acabar la disposición con un indefinido, los que en el futuro acuerden las Cortes Generales. Pero el texto lo deja todo atado y bien atado en la Disposición adicional tercera, que parece escrita por el mismísimo Montoro, cuando afirma que no se producirá ninguna minoración de la participación de la Comunidad Autónoma de Canarias en los ingresos del Estado, como consecuencia de la supresión de un impuesto estatal que fuera aplicable en el ámbito de la Comunidad Autónoma. Osea, que no vamos a rascar nada más del Estado en el futuro. 

En resumen, un nuevo Estatuto de Autonomía para Canarias, para seguir sin verdadera autonomía. Pues hasta la propia palabra en su definición lo dice cuando define autonomía como condición y estado del individuo, comunidad o pueblo, con independencia y capacidad de autogobierno. No entramos ya en la cuestión de la independencia, muy complicada hoy en un mundo interdependiente y multiconectado, pero sí en la capacidad de autogobierno. Y tenemos que decirlo claro: Canarias no tiene capacidad de autogobierno, entre otras razones porque no puede decidir sobre mucho de lo importante que afecta y sucede aquí en las Islas, y por extensión no puede disponer de buena parte de los recursos y las riquezas que posee y genera. Si no me creen, lean un poco más y opinen luego. 

I.- Canarias no manda ni decide en su espacio aéreo.

Los aeropuertos, un sector fundamental y estratégico para las Islas, para su industria y para los propios canarios. AENA, competencia estatal, nada se dice sobre la cesión de ningún derecho en el nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias, muy al contrario, el PP anda con ganas de vender AENA entera y privatizarla. Nos vamos a un ejercicio cualquiera de los últimos años, 2014 por ejemplo. En total los 48 aeropuertos españoles en su conjunto obtuvieron 651,60 millones de euros de beneficios antes de impuestos; de esa cantidad total los aeropuertos canarios aportaron 167,93 millones de euros, lo que en términos porcentuales supone el 25% de los ingresos totales, ahí es nada, para una CCAA de sólo 2 millones de habitantes, esto es, únicamente el 4% del total. Esta cifra habrá de haber subido con toda probabilidad en los años 2015 y 2016, años de record de llegadas y salidas por nuestros aeropuertos canarios.

II.- Canarias no controla (y apenas se beneficia de) su principal industria.

El turismo, la joya de la corona de Canarias y de España entera. Volvemos al año 2014, y según la nada sospechosa Encuesta de Gasto Turístico (EGATUR) que elabora el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, Canarias recaudó en ingresos por turismo más de 12.000 millones de euros en ese año, cantidad que tomada en el conjunto de España entera supone otra vez el 20% del total de lo recaudado en el país. Sin duda, no está nada mal para unas islitas pobladas con sólo 2 millones de españoles mayoritariamente pobres. En 2015 superamos estos registros, y en 2016 llevamos camino de record total con más de 7.000 millones en los seis primeros meses para sumar más del 22% del total de ingresos por turismo del conjunto del país. 

Sobre este último asunto, sobre el dinero que llega y se va de Canarias dejando poco o muy poco, tampoco se dice nada en el borrador del nuevo Estatuto, no hay nuevos impuestos que gravar para Canarias sobre el turismo (en Cataluña y en Baleares sí hay ya una tasa o impuesto al turismo que se queda en la tierra). Tampoco se dice nada del Impuesto de Sociedades que sale del beneficio de la mayoría de hoteles, touroperadores y demás conglomerados turísticos que operan en Canarias, que en más de un 90% tienen su sede de dirección efectiva en ciudades de la Península (o en el extranjero) cotizando por tanto fuera de Canarias, a pesar de las golosinas fiscales del REF. 

III.- Canarias no controla ni decide apenas nada sobre sus aguas.

Otro sector de muchos recursos en el que nada pincha ni corta Canarias es el relativo a las aguas, nuestras aguas, con un viejo e insistido reclamo de sucesivos Gobiernos de Canarias y de partidos de la izquierda independentista y otros afines, donde se exige al Estado Español que puedan ser reconocidas como aguas interiores o interinsulares  todas las aguas que quedan encerradas dentro del perímetro archipielágico delimitado por las líneas rectas que unen los puntos más salientes del archipiélago, y que hagan lo mismo con las aguas exteriores que comprenden tanto el Mar Territorial como la Zona Económica Exclusiva contadas a partir de unas nuevas Líneas de Base. Esto es algo que casualmente ya hacen algunos países europeos con sus archipiélagos, como Portugal con Azores y Madeira, Dinamarca con las Islas Feroe o Noruega con las Islas Spitsbergen. Y esto es algo que si se hiciera efectivo en Canarias supondría multiplicar por cinco nuestro territorio (de 7.446,95 a 36.932. 910 km2), hecho que incrementaría la financiación autonómica y las competencias sobre esas aguas, con los subsiguientes derechos y obligaciones sobre sectores tan variados como la pesca, los hidrocarburos, la seguridad, la protección ambiental, los transportes o la generación de energía. España, podría hacerlo, porque es de justicia y porque la Ley lo permite, pero no quiere, porque no le da la gana…, luego dirán que no somos una colonia. 

IV.- Y Canarias por no poder no puede ni ayudar a los canarios y canarias más desfavorecidos.

No puede porque cuando lo intenta, como en relación con el derecho a la vivienda, un derecho fundamental que se conculca permanentemente en Canarias cuando se estima que hay unas 100.000 viviendas vacías en todo el Archipiélago y a la par en 2014 se efectuaron 4.888 ejecuciones hipotecarias y 3.000 en 2015 (no contamos a las personas sin hogar o a los desahucios por impagos de alquiler), lo que se encuentran nuestras Administraciones es la imposibilidad para legislar en este ámbito para hacer efectivo este derecho por el veto del Estado ante el Tribunal Constitucional, como pasó también en Andalucía. No importa que en Canarias casi la mitad de la población sea precaria o se le acerque. Y tanto o igual sucedería en Canarias si nuestro Gobierno decidiera amparar de alguna manera a los que sufren de la conocida pobreza energética, de nuevo encontrarían un veto ante el Constitucional, como le ha sucedido a Cataluña no hace mucho cuando intentó prohibir los cortes de luz por Ley. 

Y así podríamos seguir y seguir demostrando la poca autonomía que tenemos todavía en la colonia en otros muchos asuntos de importancia, pero llevo mucho escrito ya, y creo que hay suficiente para entender. Mucho nos queda por luchar para tener si acaso unos mínimos decentes de autogobierno. La Constituición del 78 ya está amortizada y España está partida en dos, a un lado comunidades ricas, algunas de ellas como País Vasco y Navarra con derechos históricos reconocidos que las benefician sobremanera, a otro lado otras cuantas bastantes mal financiadas y empobrecidas, entre las que están las Islas Canarias, lejanas, vulnerables, fragmentadas y  además imposibilitadas para decidir sobre su futuro. En mi opinión, Canarias necesita un nuevo Estatuto de Autonomía bastante más valiente que el borrador que hemos leído, algo que debería ir de la mano de una reforma en profundidad de la Constitución Española. ¿Por qué no empezamos preguntándole a la gente, a los canarios, qué es lo que queremos? 

Eloy Cuadra, escritor, activista social y miembro del Círculo Podemos en Santa Cruz de Tenerife.  

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