A la sombra del Drago

Existe un partido político formado por una coalición entre Drago Canarias, Los Verdes y Equo. Se llama Drago Verdes Canarias.

Tal vez no lo conozcas porque han sido excluidos de varios debates y actos con los candidatos a las distintas circunscripciones, o porque han sido excluidos de los medios de comunicación, o porque la única financiación de la que disponen es aquella donada por los simpatizantes y militantes.

Recuerdo llamar a mi abuela el día del inicio de la campaña y decirle: “Abuela, ponga la canaria, que anoche nos grabaron en Schamann colocando los primeros carteles”, y que mi abuela se quedara con las ganas de verme de fondo porque, a pesar de que se desplazó un equipo de la tele y nos grabaron, el fragmento no fue emitido. Algunos dicen que es porque Drago Verdes Canarias no obtuvo representación ni votos en las pasadas elecciones; es obvio, no se habían presentado. No se habían presentado como coalición y el Drago Canarias ni siquiera había nacido, pero sí el Grupo Verde, que obtuvieron miles de votos (para ser exactos, 5.058). Aun así, no es suficiente para que nos dediquen 20 segundos en la tele, ni siquiera un segundo.

Pero no escribo este artículo para quejarme, sino para hacer un homenaje a las hormiguitas que están detrás de todo el trabajo realizado. La campaña es un período de mucha actividad, e incluso estrés, para los militantes: que si reparto de panfletos por aquí, que si recolecta para imprimir más carteles por allá, que si hay un acto que no te quieres perder… y es eso, no es un trabajo asalariado, sino que lo hacemos por ganas de cambiar Canarias, porque realmente tenemos la voluntad. La semana pasada asistí al primer mitin de la coalición liderada por Alberto Rodríguez en La Laguna y me llamó la atención un compañero en concreto: un chaval de gafas y pelo rizado, uno de los encargados de Comunicación, iba a toda máquina maquetando la página web y contenido multimedia antes y después del acto del partido. De hecho, después, cuando íbamos de camino al almuerzo, él iba caminando por la calle sin dejar de usar el ordenador, y yo le decía que descansara, pero su dedicación era tal que siguió adelante.

Como ese compañero (cuyo nombre no diré por respeto a su privacidad), somos otros tantos los que trabajamos, o tenemos familias que cuidar, u otras responsabilidades, y que, a pesar de todo ello, siempre conseguimos sacar un hueco para transmitir el mensaje a nuestros allegados y gente no tan cercana. Yo, personalmente, intento ayudar en todo lo que pueda, ¿y saben por qué?

Hasta hace unos meses, les decía a mis amigas: “pues yo no sé a quién votar en las próximas elecciones, porque los que hay ahora, que me transmitían confianza, no me han demostrado nada”, pero entonces surgió el Drago Canarias, y después la coalición. A mí, en un principio, el Drago Canarias me causaba cierto escepticismo, no voy a fingir y decir que creía en ellos desde el inicio, cuando no me quedaba del todo claro “de qué palo iban”. Pero viendo el equipo existente, lo que proponen y su mensaje, decidí tirarme de cabeza, y la piscina estaba llena.

Porque al final, después de una sociedad que vive, o cara al Sol, o de cara al conformismo, merece la pena sentarse un ratito a la sombra del Drago.

 

                                                                                   June Santana Guerra

 

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