Según los Estándares Oficiales de Pobreza, calculados para maquillar la realidad, hay más de 580. 000 canarios viviendo en la pobreza por lo que se puede afirmar que son muchos más. Si descontamos a los no canarios, una cifra más realista nos sitúa en casi la mitad de los canarios, unas cifras estremecedoras. La principal cadena que nos atenaza es el mismo lenguaje que usamos, puesto que es la manifestación inconsciente de nuestra percepción de la realidad. Desde este punto de vista, la abstención, se maquille como de maquille, se acompañe de las palabras que se quieran, no deja de ser más que el otorgar a otros la facultad de que decidan por nosotros. Luego si le otorgamos a otros la facultad de que decidan por nosotros, no podemos sino llorar como plañideras puesto que honestamente ni quejarnos podremos ya que, en nuestra indecisión o cobardía hemos delegado en otros la capacidad de decidir; o como se dice en esta tierra “el que quiere lapas se tiene que mojar…, o también a llorar al barranco…”
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