El regreso de Secundino Delgado
Aunque hoy se recuerda el día de su desaparición física (4 de mayo de 1912), nosotros nos hemos querido quedar con uno de sus tantos regresos a Canarias. Los regresos, vinculados al dolor de las partidas, fueron varios; y luego de su muerte volverían otros regresos y otras partidas, ausencias que serían silencios y olvidos en la larga historia de encuentros y desencuentros con Secundino Delgado Rodríguez.
Transcribimos un texto aparecido en el número 110 de El Obrero (7 de febrero de 1903), en el que un redactor da cuenta de un nuevo regreso de Secundino a su país. Un regreso muy especial, Secundino Delgado regresaba a sus Islas después de pasar un año preso en España.
El sincero revolucionario, el batallador constante, el entusiasta defensor de las libertades de nuestro pueblo y el ingenuo amigo de los oprimidos, de los vejados, de los esclavos modernos, se encuentra de nuevo entre nosotros, después de un año de prisión, a la que le condujeron violenta y arbitrariamente los esbirros del poder, y los servidores del caciquismo, coaligados siempre para realizar infamias contra los valientes que aspiran a emanciparse, a vivir libres y felices fuera de una sociedad tiránica, fundada sobre el robo, y sostenida por la mentira.
Los meses que Secundino Delgado permaneció lejos de sus deudos y amigos, separado de los seres que le son más queridos, privado de libertad y sepultado en infecta prisión, lejos de acobardar su ánimo le han comunicado nuevos bríos, y han fortalecido su espíritu.
No sintamos, pues, la prisión del querido amigo, porque ella nos los devuelve más firmemente convencido de que nada valen los sacrificios en la lucha por el ideal y de que sólo por la acción constante, y por la propaganda asidua se puede llegar al triunfo; y felicitémonos de que ya de nuevo en Tenerife se halle dispuesto a cooperar con nosotros en la labor emancipadora que hemos emprendido”.