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Más acá de la red

La llegada de internet a los hogares, en los años 90, poco a poco, cambia totalmente las costumbres sociales. Desde que se empieza a hablar de las “autopistas de la información” aparecen las primeras webs alternativas y, por lo tanto, la opción de formarse en cómo hacer bombas caseras (o cómo hacer que tu propia fabricación te estalle en la cara); enfoques distintos de las noticias, con la consiguiente “pérdida de poder” de los antiguos medios de comunicación de masas (hasta que se fueron subiendo al carro), etc. Al principio, nos pareció que se producía un reparto del poder que iba a arreglar el mundo y que era imparable. Después, creímos que lo de imparable equivalía a ingobernable y que cualquier legalidad quedaba por debajo del alcance de internet. No sé qué hubiera pasado si eso hubiese sido así, pero la realidad es que el poder establecido compra hackers, los mejores informáticos, todo tipo de especialistas, y crean ellos mismos noticias falsas capaces de justificar hasta guerras. En realidad, vuelven a actuar como siempre, cómodamente.

Para el poder establecido todo se solucionó antes de que tuviéramos en las manos las terminales móviles con acceso a las redes sociales. Ya volvíamos a estar todos fichados. Ya dominaban los mismos y nos controlaban. Quizás no nos controlan como antes, sino más. No dudan en hacerlo notar con las correspondientes detenciones y enjuiciamientos; dotando sus sistemas legales de armas contra los ciberactivistas más radicales. Imagino que no es casualidad que los móviles inteligentes llegaran cuando ya lo tenían todo controlado. 

Hagamos una reflexión. Para ello, pongamos un caso como ejemplo: el derrocamiento del régimen zarista de 1917. Imaginemos que existiera internet en aquel entonces. Cuando el zar fue derrocado hubo un periodo, entre marzo y octubre, en que Rusia fue gobernada por un Gobierno Provisional presionado continuamente por los soviets. Al final, los Bolcheviques, arrastrando a los soviets, tomaron el poder tras meses de caos en el país. ¿Qué hubiese pasado si en 1917 tuvieran internet? Quizás se hubieran ahorrado el gobierno provisional y Lenin hubiera alcanzado el poder en marzo, ¿no?; o la policía del Gobierno Provisional hubiera hecho desaparecer a líderes como Lenin al día siguiente de derrocar al zar. Que cada cual especule como más o menos le guste, todavía hay más posibilidades. Pero es seguro que las cosas hubieran sido muy distintas y, si nos descuidamos, aún habría un régimen zarista en Rusia.

¿Cuánto tiempo tardaremos ahora en abrir los ojos? Todos los que hemos hecho un evento en Facebook somos testigos de que no llega a un diez por ciento de los que pican en “asistirán” y van de verdad al acto. ¿No estaremos cayendo en la red de redes para ser anulados socialmente? Cada cual ha de valorar si de verdad se personifica en todo lo que le interesa. No digo que haya que abandonar las redes, al contrario,apuesto por un ciberactivismo comprometido. Pero tenemos que volver a tomar las calles; porque, aunque alguien se empeñe en que parezca lo contrario, todavía estamos a tiempo…

De lo que hay que tomar consciencia es que no hay movimiento social en las redes, hasta que no se refleje en la calle. Por lo tanto, soy de la idea de que la principal batalla se libra saliendo de casa y manifestando el desacuerdo o el deseo de cualquier cosa, principalmente, fuera de internet. De otra forma, cualquier convocatoria pública desasistida deja en evidencia la debilidad de cualquier movimiento; aunque en Facebook tenga decenas de miles de seguidores. Si no hay visibilidad en la calle no existimos.

No crean, este mensaje es para todas las personas que quieren cambiar cualquier cosa; pero, por supuesto, también para un par de sectores concretos con los que coincido ideológicamente y me niego a pensar que son un espejismo.Así que, por favor, hagamos hueco en las agendas y demostremos compromiso sin dejarnos abducir por red alguna; seguro que no somos tan fáciles de vencer.

 

Pedro M. González Cánovas

Miembro de Alternativa Nacionalista Canaria – ANC




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