Pintadas en un emblemático roque dentro de un paisaje protegido de Arafo
«Una pintada que mancha todo una herencia natural y cultural que de ser correctamente estudiada y divulgada, debería permitirnos observar los espacios naturales de las islas con toda su biodiversidad única e irrepetible presente»
Nuevamente salta la alarma vecinal al encontrarse unas pintadas en un espacio protegido situado en la dorsal montañosa perteneciente al actual municipio de Arafo. Y nuevamente nos vemos obligados a denunciar públicamente este tipo de atentados contra el patrimonio, en este caso contra el medio natural, aunque el valor cultural, etnográfico y arqueológico de toda esa cumbre -conocida por las gentes del valle de Güimar desde antaño como “El pecho del Guanche”– convierte este hecho lamentable en una muestra más de la falta de concienciación sobre el valor de nuestras riquezas patrimoniales.
La zona en cuestión se ha popularizado en los últimos tiempos debido a las vistas e impresionante paisaje que se maneja desde la altura. Suponiendo desde época precolonial un lugar de paso y reunión para las poblaciones indígenas de ambas vertientes de la isla, la rica toponimia conservada, la cantidad de vestigios presentes- como fondos de cabaña, cuevas de habitación, cerámica, arte rupestre e incluso “xaxos” o momias que en su día fueron expoliados sin control- y la propia tradición oral guardada por los vecinos, atestiguan una presencia tardía de “guanches” que resistieron en las cumbres, tratando de evitar rendirse a la nueva sociedad que comenzó a imponerse en las medianías. El lugar supuso desde que se guarda memoria, un lugar de tránsito tanto para pastores y ganado como para el comercio local, que encontraba en este punto de la dorsal el lugar idóneo para atravesar la isla de sur a norte. La presencia de manantiales y fuentes -algunas de las cuales siguen brotando en la actualidad-, la abundancia de yacimientos relacionados con asentamientos y espacios sacralizados, y -como en el caso del roque que ha sido objeto de esta pintada- espacios empleados como punto de encuentro para realizar rituales de propiciación y celebraciones por su ubicación privilegiada, dan pistas de la importancia histórica y cultural de esa zona de cumbre.
Si bien la zona fue arrasada por el incendio de hace dos años, con fuegos que lograron cruzar la dorsal debido en gran parte a la ineficiente prevención y coordinación de las administraciones locales responsables así como a la precaria situación de los efectivos antiincendios, mermados como consecuencia de decisiones políticas; la veloz recuperación del pinar está devolviendo poco a poco a estas cumbres la belleza de un lugar genuino, monumento único en el planeta. Como lo son realmente todos los espacios naturales, que pese a todo resisten en la geografía canaria, con sus tesoros arqueológicos, biológicos y geológicos más expuestos a amenazas que nunca.
Un paisaje que pese a la desidia institucional y la masificación turística, sigue vivo culturalmente, con una rica tradición oral que une el pasado más remoto con el presente. En una zona en la que la lengua indígena se mantuvo presente en el habla de los naturales de manera evidente hasta tiempos relativamente recientes, como demuestra la toponimia. Antes de la aparición de las autopistas, los muelles y aeropuertos, las gentes continuaron empleando los mismos caminos durante siglos. Para poder intercambiar bienes, por la trashumancia pastoril y también por factores de resiliencia cultural y tradición, lo que propició que en ciertos lugares e itinerarios la memoria cosmogónica de un pueblo ancestral arrinconado, creara espacios de cierta libertad y se sirviera de ancianos espacios emblemáticos en la cultura guanche para manifestar sus creencias más profundas, lejos de los ojos inquisidores.
Hoy día, en los tiempos de las redes sociales y la masificación turística de todos los rincones posibles de la isla, creemos de vital importancia el que las administraciones tomen la iniciativa de una vez por todas, para evitar daños y atentados que afectan a mucho más que a una mera roca. El mejor y mayor medio efectivo posible no pasa por desplegar al ejército en el monte, como torpemente ha hecho el actual Cabildo Insular; no pasa solo por mejorar los servicios y medios técnicos contra incendios; no pasa únicamente por coordinar de manera efectiva a las administraciones para que los propios mecanismos de protección y conservación que prevé la ley se puedan llevar a la práctica sin excusas. El mejor y mayor efectivo que debe aplicarse de forma simultánea a todo lo mencionado anteriormente es la educación. La educación en forma de divulgación responsable, de enseñanza en las escuelas y de llevar el conocimiento que aporta valor a las cosas, a cada hogar canario, a cada visitante, a cada corazón que pronuncie la palabra “Canarias” en el mundo. Recursos y medios para hacerlo posible los hay. Lo que seguimos sin ver es voluntad.
Un corazón pintado con spray sobre la piedra, que en este caso simboliza paradójicamente la falta de amor que muchos canarios, empezando por los gobernantes, demuestran hacia su propio territorio y valores culturales. Una pintada que mancha todo una herencia natural y cultural que de ser correctamente estudiada y divulgada, debería permitirnos observar los espacios naturales de las islas con toda su biodiversidad única e irrepetible presente. Mostrar el debido respeto hacia estos espacios habitados por presencias antiguas que resisten al maltrato de quien se cree que todo le pertenece en exclusividad. Esto incluye de manera especial a las huellas culturales de los antiguos, con su visión del mundo, sus enseñanzas, dignidad, resistencia y ejemplo de supervivencia, como un tesoro invaluable, que debe ser protegido en su conjunto de una vez, por por el bien de todas y todos .
Colectivo Imastanen
Defendiendo el legado superviviente