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El reverso de las “libertades”

El asunto de los titiriteros detenidos en Madrid no deja lugar a dudas del alcance y los límites de la reforma política del 78

La detención de dos titiriteros durante varios días (su libertad se decretó hace unas pocas horas), nos ha permitido observar en directo la tramoya del “Teatro político español”. El reverso de las denominadas “libertades”. Aunque, a estas alturas, no deberían quedar muchas dudas de los límites estrechos de las “garantías constitucionales”. La fragilidad democrática, ese tenue barniz de mínimos, ha quedado a la vista demasiadas veces a lo largo de los últimos 40 años. La Transición y el parlamentarismo burgués no supusieron una transformación de profundidad. Muy por el contrario, la represión se diversificó y siguió encontrando acomodo en el marco del poder impuesto por el Estado capitalista español. La lógica del dominio es clara: el Estado se reserva el uso de la fuerza para garantizar un orden político e ideológico determinado. Las “libertades” miden sus límites en la represión, que, por lo demás, será omnipresente y consustancial al propio marco legal establecido, aunque solo será exhibida en los momentos más apropiados.

Curiosamente, algunos se han sorprendido de la actuación contradictoria de la denominada “nueva” izquierda española, que no terminó de tener un discurso inequívoco sobre este asunto. Y es que, aunque nos pese (y mucho), no se ha tratado de algún “verso suelto”, como apuntó algún amigo. Las costuras de esa “nueva” izquierda dejan ver a contraluz a la vieja “izquierda” española de orden; la vieja izquierda iluminada durante décadas por la “razón de Estado”. Esa “razón” supone convertir la excepcionalidad en norma y garantizar que, donde no llegue la propaganda disuasoria, terminen por llegar, si es necesario, las porras y una “reformulación” más cruda e insípida del “Estado de derecho”.

Las “libertades” quedan limitadas. En demasiadas ocasiones no van más allá de una retórica verbal, y suele pasar que solo se garantiza el cumplimiento de aquellos “apartados” represivos de la Ley. Por eso, en España y en sus territorios “agregados”, se debe hablar también de detenidos políticos y de presos políticos. El asunto de los titiriteros detenidos en Madrid no deja lugar a dudas del alcance y los límites de la reforma política del 78. Por desgracia, la impunidad y la arbitrariedad parecen seguir teniendo sus momentos de gloria en este Estado.

 

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