La tradición de los pijos
Hace unos días se escenificó lo que viene siendo una tradición: “unos machos ibéricos berreando a unas hembras”. Para la mayoría de la población, una acción reprochable, condenable y condenable
En primer momento llamó la atención que las mujeres a las que se dirigían las lindezas de los que berreaban no se sintieron ofendidas, incluso algunas llegaron a sentirse alagadas, pero no nos rasgamos las vestiduras, esto es una tradición española, como la de ver a esos jóvenes en el interior de ese colegio mayor elitista, pidiendo un taxi.
Lo grave de esta situación es lo que viene después de estos espectáculos: en unos años, tanto los que berrean como las que lo aceptan, serán jueces, fiscales, abogados, arquitectos, economistas, etc., y pondrán en práctica esos rebuznos.
De ahí salen los jueces y juezas que, ante un caso de violación, dirán que no fue tal porque la chica vestía minifalda. No condenaran al violador porque afirmaran “que no se puede constatar que la niña sufriera”. Interrogaran a esas menores violadas con preguntas tales como si cerró las piernas, o por qué no se opuso con resistencia.
De ahí saldrán esos jueces y juezas que dictaran desahucios a familias pobres, porque el que les acompañaba en el grito en la ventana de al lado, o en frente, ha despedido a esa persona de su puesto de trabajo y, quiere agrandar su fraternidad con ese que le estaba en la ventada de arriba y la que escuchaba en la ventana de enfrente, ahora en el consejo de administración del banco, para quedarse con la casa de esa persona trabajadora. Al tiempo que complace los intereses de eso otro que se sumó a los berridos y que esa oyente alabada, que comparten despacho en ese fondo buitre que adquirirá esa vivienda a precio de gallina flaca.
De ahí saldrán esos economistas que redactaran estudios determinantes para que los sueldos no puedan ser revalorizados, empobreciendo a las masas y enriqueciendo a esa comunidad de energúmenos y las sumisas oyentes, ya que son de la elite.
De ahí saldrán economistas que, con su rico vocabulario, afirmaran que las pensiones son una carga para el Estado y que las cotizaciones e impuestos deben eliminarse, ya que como esta gente no las necesita nadie debería hacer uso de ellas.
De ahí saldrán médicos-empresarios, que afirmaran que la sanidad pública es un lastre y se posicionaran para que el servicio sea privatizado en su totalidad, ampliando y fomentando el bastardo negocio.
De ahí saldrán esas personas que dirigirán los bancos que cerraran sucursales en los pueblos, condenando a la gente mayor a obstinarse y llorar ante un cajero y, a sus empleados al paro.
De ahí saldrán arquitectos que nunca diseñaran viviendas sociales, porque no les son rentables, pero si hoteles, macros espacios turísticos, etc., sin preocuparles el daño al medio ambiente.
De ahí saldrán periodistas y empresarios de medios de comunicación que se encargaran, de forma reiterada, en endulzar lo amargo, en decirnos que la pobreza es sinónimo de felicidad, en hacernos creer que somos pobres porque somos vagos, que los ricos lo son porque se lo han ganado, que el mercado es quien debe regular la sociedad, que los estados y gobiernos no deben involucrarse en la economía. Nos mentirán descaradamente para que nunca conozcamos la verdad.
De ahí saldrán empresarios de productora de televisión, para que en sus parrillas tengamos acceso a la mayor de las desvergüenzas sociales, los trapos sucios de los famosos, las más tórridas aventuras de alcoba. Así estaremos entretenidos sin prestar atención mientras sus compañeros de habitación se dedican a saquear las arcas públicas.
De ahí saldrán esos políticos que servirán de testaferros, como corderos debidamente pastoreados, para que todos los compañeros que hayan rebuznados y las que afirman no sentirse ofendidas, incluso alagadas, tengan el camino legislativo despejado para imponer sus criterios.
De ahí sale lo que hoy se está afirmando: el mantenimiento de “una tradición española y mucho española”.
El machismo no se reduce a un insulto, desprecio, marginación y asesinato hacia una mujer, que también, sino que el machismo es un insulto, un desprecio, una marginación y un asesinato a la sociedad y a la humanidad.
Toño Linares