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¿Qué pintamos en un país radicalmente reaccionario?

¿Qué pintamos en un país radicalmente reaccionario, integrados en una Unión Europea que se caracteriza por imponer reglas sospechosamente mafiosas, en concomitancia con los países que la forman? ¿Vivir con la amenaza constante y poco elegante de quedarnos fuera del Club si no aceptamos sus principios poco democráticos?

Si Pablo Iglesias, líder de “PODEMOS” y también de “Sí se puede”, se atreve a desautorizar de forma vacilante el derecho a decidir de sus militantes en Cataluña, confirma el paripé electoralista de su discurso; con un único fin: “pónganme aquí unos votos”. Deja también en evidencia a todos aquellos que han hecho proselitismo por esta organización, al tener que sentirse obligatoriamente cómplices, desde el mismo momento que se constata públicamente que no existe intención alguna de apoyar ningún referéndum de autodeterminación. Es más, se boicotea sutilmente al derecho emancipador de los Pueblos del hoy Estado español con el ánimo de empantanarnos en un posicionamiento sumiso e involucionista que no lo dulcifica ni expresiones teatrales como “no queremos que se vayan”; ni sus lágrimas de cocodrilo. 

Ya ven, no solo se coge antes a un mentiroso que a un cojo; sino que deja visible un organigrama perfectamente estructurado con sus confluencias; perspicazmente planificado por si se pudiera reconstruir al Partido Comunista de España (PCE); revivir el espíritu de Santiago Carrillo; que como podrán contrastar, siempre tuvo un talante colonialista con respecto a las islas Canarias.

Recuerdo con bochorno las asambleas estudiantiles que tenían lugar en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna. El papel lamentable del PCE, aun sin legalizar, cuando salían al paso, con aires burlescos y silbos, a quienes tuvieran el atrevimiento de hacer alusión a las justas y legítimas reivindicaciones independentistas. Así estamos todavía, viviendo en el pasado y haciéndonos siempre la misma pregunta: ¿Qué intereses ocultos exacerba reprimir aires libertarios y que hagan uso de las herramientas del marxismo a su conveniencia? ¿Acaso nuestra deriva social y económica, no tiene un componente añadido a la consabida lucha de clases? ¿Cómo se puede obviar que el papel ejecutor del caciquismo se multiplica exponencialmente en un territorio No-Autónomo? ¿Fue el gobierno canario o fue el gobierno centralista de Madrid, quien tomó la decisión de hacer desaparecer de la noche a la mañana los Puertos Francos y de desmantelar el incipiente tejido industrial?

Siendo un mal menor las mejoras sociales que propone Pablo Iglesias y sus Círculos; aun así, temo opinar que, están todavía muy lejos de estar en concordancia con el hecho diferencial canario, o con las perspectivas previstas que tienen los asalariados, autónomos y pymes de las diferentes Comunidades del Estado español. La distribución solidaria de las riquezas no va ligado al reparto humillante de bolsas de alimentos o a una pensión social para comprar voluntades; sino en la creación de nuevas industrias que fomenten la riqueza de las naciones.

Tampoco plantean en ninguno de sus foros que Canarias sea una colonia y que su alternativa sea la inmediata descolonización; pero a diferencia del PCE, basan su estrategia en saber sortear inteligentemente no pronunciarse tal como piensan, anteponiendo astutamente la prioridad de la República; como si la República francesa por ser República facilitara a los corsos la independencia que reclaman. Así que creernos que vayan a apoyar el derecho a decidir de Cataluña, País Vasco o Canarias con todas las consecuencias es una quimera, como ya lo estamos viendo.

No hay que indagar demasiado. Tienen como previsible ministro a un ex Jefe del Estado Mayor de La Defensa y General del Aire en la Reserva. ¿A quién le pudo sorprender su respuesta, cuando al serle preguntado por el problema catalán, se ciñera en hacer hincapié que habría que “enamorar a los catalanes”? ¿Enamorar? o ¿Intimidar? ¿Acaso entiende este experimentado militar que las reivindicaciones soberanistas es un capricho identitario que se resuelve con unos “regalitos” o con la concesión de competencias, sin transferir recursos económicos con qué poder solventar las mismas?

¿No era previsible este guion, no ya en su dirección sino en sus propias bases? Claro que sí. No hay por tanto ingenuidad por parte de quienes han ido torpedeando la soberanía de Canarias con ambigüedades ideológicas y descalificaciones personales, para haber elegido sumarse a PODEMOS; puesto que, les permite por fin, al tener una excusa, relegar al olvido la implicación que supone llevar adelante el derecho legítimo a la descolonización; un peso que se quitan de encima; una alegría que no pueden disimular, conscientes desde el primer momento, que el derecho a decidir desde esa plataforma siempre ha sido una falacia.

¿Para qué han servido los encuentros “anticapitalistas” que celebran cada año en las Universidades de verano? ¿Envenenar los ideales anticolonialistas por una deriva sucursalista? He ahí a la Candidatura de Unidad Popular de Cataluña (CUP), anticapitalista y soberanista que no quiso integrarse bajo el paraguas de PODEMOS, sabedores de las inquietudes políticas que defendían en sus charlas. Menos mal que no pude ir a ninguna de sus invitaciones.

Debemos saber que las movilizaciones del 15M no solo serán recordadas por la Casta como la respuesta de los “perros flautas” a un hartazgo social insoportable; sino, por los resultados inesperados de PODEMOS en el País Vasco. Nadie en cuarenta años de democracia había conseguido fraccionar a la izquierda abertzale. Es a partir de ahí cuando la Casta intenta sacar provecho a su participación y se la catapulta interesadamente en la “Sexta” de televisión española, no como una alternativa democrática de poder para los intereses del Estado español sino como intermediarios ocasionales, dispuestos a crear confusión y división entre las Comunidades llamadas históricas.  

Tenemos por costumbre que año tras año, las demandas territoriales las consideremos como un acto festivo, igual que quien celebra un cumpleaños; y que una vez expuesto el manifiesto reivindicativo, se fuera cada uno para su casa con la sensación de un vacío mayor. Por esta razón entendemos positivamente que el Gobierno de Cataluña haya llegado a ese punto de transgresión no violento, capaz de encauzar, sí o sí, la celebración del polémico Referéndum. Poder decir basta a las fuerzas reaccionarias del conjunto de la Unión Europea. Saben que de lo contrario, su no-acción tendría como consecuencia inmediata que las bases sociales que sustentan y comparten ese mismo proyecto se irían diluyendo con el tiempo. Comparen ahora esta actitud de desobediencia civil pacífica con la clase intelectual canaria: pilar y motor del colonialismo español; eludiendo responsabilidades para que no pongan en peligro su status social cuando miles de familias canarias están bajo el umbral de pobreza.

Han sido muchos los desencuentros para no percatarnos del caminar de la perrita, al aroma de otros perfumes lejanos, más sumisos; queriendo hacernos ver que son otros los más genuflexos. Y es que ni atando cabos durante cuarenta años he encontrado una explicación racional, solo una, que no me indujera a subirme por las paredes; o salir huyendo al lugar más alejado para no perder nunca las buenas maneras. Sobresale de entre todas, no entender nunca, el rechazo anti asambleario a querer asumir conjuntamente responsabilidades de liderazgos contra el colonialismo español. No puede haber un indicativo más individualista y tan poco revolucionario.

¿Qué pintamos en un país radicalmente reaccionario, integrados en una Unión Europea que se caracteriza por imponer reglas sospechosamente mafiosas, en concomitancia con los países que la forman? ¿Vivir con la amenaza constante y poco elegante de quedarnos fuera del Club si no aceptamos sus principios poco democráticos? ¿Dedicarnos a boicotear a quienes tuvieron el coraje de votar a favor del BREXIT? ¿No hay otra manera de entender la globalización?

Sería refrescante, por lógica y coherencia ideológica, que quienes coquetean con términos de nación, país, derecho a decidir, soberanía alimentaria, autodeterminación, etc., sin tan siquiera pretender dichas reivindicaciones pero que queda bien en el argot progresista, tengan a bien comprender que hacer uso de dichas expresiones con fines confusos es un claro alineamiento con el colonialismo español. No hay necesidad de llegar tan bajo, solo por el hecho de querer apoltronarse en una butaca y la palmadita en la espalda.

Todavía estamos a tiempo; sí decidir, entre abandonar dichas ambigüedades; o, asumir la obediencia debida a quienes están acostumbrados como siempre a imponer sus criterios a los de abajo. No para que a partir de esa primera decisión se sientan en la obligación de pedir perdón por todo el daño que han hecho al Pueblo Canario en sus ideales libertarios; sino, para que reconduzcan su punto de mira hacia el Movimiento de Liberación Nacional de Canarias: un proyecto mucho más sensato y coherente que PODEMOS; por lo menos, en estas latitudes.

¡Descolonización y Autogestión!

           

Edilberto Rodríguez Morales

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