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Recuerdos de una lucha inacabada

“Fue una durísima huelga de hambre que duró 2 meses y 3 días”

Cuando, en julio de 1979 se fundó el Partido Revolucionario Africano de las Islas Canarias -PRAIC-, tuve el honor de ser elegido secretario nacional, enfrentamos el grave problema de los presos anticolonialistas en las distintas cárceles del Estado Colonial Español.

Entre esos presos, en la cárcel de Las Palmas estaban desde septiembre de 1978 Mª Fernanda Donate y Sergio Castellano que, unos días antes de las navidades de ese año sin que fueran sometidos a juicio, se declararon en huelga de hambre en apoyo a la defensa que llevaban abogados como Félix Parra y Fernando Sagaseta. Dijeron estar dispuestos a llevar esa huelga hasta su último extremo si no se declaraba su puesta en libertad.

Fue una durísima huelga de hambre que duró 2 meses y 3 días, con Sergio padeciendo un edema pulmonar y pesando solo 30 Kg y Mª Fernanda con grave deterioro físico, ingresados en la UVI del Hospital Insular de Gran Canaria sin permitir la visita de sus abogados. El deterioro era tan grande que los jueces coloniales se vieron obligados a ponerlos en libertad provisional, tras imponer una elevada fianza que depositó Solidaridad Canaria el 21 de marzo de 1979, conseguida por apoyo popular.

Sergio y Mª Fernanda, a primeros de 1980 huyeron a Suecia en cuanto pudieron, donde solicitaron asilo político. Les fue denegado ese asilo y el gobierno español solicitó su extradición. Entraron en contacto con Solidaridad Canaria que nos transmitió su llamada de apoyo. El independentismo canario se movilizó en su apoyo y entre ellos, por supuesto, el PRAIC ya en pleno desarrollo. No solo editamos panfletos y pintadas callejeras -los muros ciudadanos eran el único “medio público” que teníamos a mano- sino que nos dirigimos a la embajada sueca en Madrid, a todas las embajadas africanas y al mismo gobierno sueco.

Fue decisivo el conseguir que el gobierno de Guinea Bissau diera su permiso para que los dos combatientes encontraran allí su lugar seguro en el exilio. Papel importante en el desarrollo de este contacto lo tuvo un compañero militante exiliado que dirigía el Royal Hotel.

El resto da para otra historia.

Francisco Javier González

 

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