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Sobre la movilización de la clase obrera (y III). Convergencia y solidaridad

La asociación y colaboración han sido las principales claves de supervivencia de la Especie humana a lo largo de dos millones de años.

Un trabajador u obrero además de vecino, puede tener inquietudes culturales, deportivas, medioambientalistas, puede ser miembro de un APA, estudiar, etc., además, en su lugar de trabajo, puede apoyar/dirigir reivindicaciones laborales. Los cauces de participación son muchos y variados, aunque allí la cuestión soberanista este en minoría. Si donde participe las ideas soberanistas son minoritarias, su principal objetivo es demostrar la tesis de que si fuéramos más soberanos podríamos conseguir que las cosas fueran distintas.

Todas las gotas de agua del mundo no están en el mismo lugar y son “entes unitarios e independientes”, pero cualquiera que sea su camino y el tiempo que tarden, todas acaban confluyendo en el mar…” No importa el tipo de asociación con que los obreros y campesinos canarios se doten, siempre que estén orientadas al mejoramiento de de su calidad de vida, trabajo, Servicios Públicos y Sociales, etc., acabarán por confluir todas en el mar de la independencia y descolonización, puesto que entrarán en contradicción sus demandas con los mezquinos intereses del régimen colonial (próximamente hablaré sobre el concepto “descolonización”, sobre su significado real, puesto que he observado que hay gente que no tiene claro que significa realmente).

La cuestión es sencilla, la necesidad de algo tan simple como por ejemplo una farola de alumbrado público, le afecta lo mismo a un obrero que a un estudiante, que a un vecino o a cualquier persona que viva o tenga que transitar el lugar de que se trate aunque no viva allí o en las inmediaciones, por lo tanto el apoyo a esa reivindicación es “cosa de todo/as”. Es más, aunque se esté seguro/a de que nunca te hará falta, es de buena persona apoyar algo justo, pues -aunque sea desde el punto de vista egoísta- si no ayudas o apoyas a los demás, nadie lo hará contigo, por lo tanto es necesario ser solidario y colaborar con los demás.

En este ejemplo (la necesidad de la farola) se encuentra también, además de la solidaridad, la lección de la confluencia, puesto que cada reivindicación beneficia a la “Comunidad de Intereses” de cualquier ciudadano, que es la de conseguir una calidad de vida aceptable. También a la de cualquier revolucionario (un soberanista lo es) por tres motivos fundamentales:

1º- Obligas a los políticos a hacer algo que no quieren o que no les importa. Es decir los obligas a reaccionar ante los ciudadanos.

2º- Rentabilizas los dineros públicos impidiendo que los gasten en otras cosas que solo benefician a los políticos o que lo malversen o roben directamente.

3º La demostración de que con la lucha, la solidaridad y confluencia se pueden conseguir objetivos necesarios y comunes (aunque sean tan elementales como la farola) La constatación de este hecho hará que poco a poco la gente vaya dándose cuenta de que “si lucha no siempre ganará, pero de que si no lucha estará perdido siempre…”

Decía un amigo, que vale más un ciudadano consciente que luche que miles de ciudadanos apáticos y pasotas. Quiero decir con esto solo que cada vez que un ciudadano se decide a participar en la lucha es una victoria contra el sistema, mucho más grande de lo que pueda parecer, y no me refiero a hacerlo solo en las Redes Sociales, pues estas son solo una herramienta de trabajo, un canal de difusión de ideas e iniciativas, pero el verdadero trabajo se hace en las asambleas populares o de colectivos, llevando a cabo las gestiones y acciones que se acuerden. Por ello, cada vez que un solo ciudadano se decide a participar adquiriendo responsabilidades es un triunfo, una victoria contra el sistema que propicia una ciudadanía acomodada y adoctrinada por la telebasura y los medios de incomunicación social. Por eso, un solo ciudadano consciente es más importante y necesario para “la causa” que cientos y miles que no lo hagan.

 

Desde la Vieja Fortaleza, Rukaden Ait Anaga

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