“Coca-Cola ha pagado ocho millones de euros a asociaciones médicas y científicas en España”
«Y hace unos días poníamos un ejemplo al respecto refiriéndonos a una campaña, patrocinada por Coca Cola y el Cabildo de Tenerife, ahí de la mano, para lavar la imagen de una de las compañías que más plásticos, en la forma que sea, aportan a nuestros mares»
Lo más importante, lo que debíamos esperar todos y todas de nuestros representantes públicos, es un respeto mínimo por el interés general de la sociedad, especialmente de las franjas de población más vulnerables y más susceptibles de sufrir las consecuencias de unas campañas de publicidad sumamente agresivas y dispuestas a todo, comenzando por pagar lo que haya que pagar a universidades y centros de investigación para que enfoquen sus estudios hacia la búsqueda de conclusiones favorables a sus cuentas de resultados aunque muchas veces se den de bruces con el sentido común. Da igual, todo vale.
Y hace unos días poníamos un ejemplo al respecto refiriéndonos a una campaña, patrocinada por Coca Cola y el Cabildo de Tenerife, ahí de la mano, para lavar la imagen de una de las compañías que más plásticos, en la forma que sea, aportan a nuestros mares y demás (según Greenpeace no sólo producen más que nadie sino que no aflojan, van a más) y hete aquí que este viernes El País difundió alguna de estas prácticas ciertamente semimafiosas de las que participa nuestro Cabildo de Tenerife, en este caso de la mano de Valbuena ¡consejero de Medio Ambiente! y Carlos Alonso, que en esta época preelectoral no hay foto que se le escape.
Y que la multinacional americana intente, en la medida que se lo permitan, cambiar la imagen de las bebidas azucaradas de la manera que pueda mientras en todo el mundo se les suben los impuestos (menos aquí) pues, francamente, entra dentro de lo “normal”, pero que nuestros representantes públicos colaboren con ellos cuando por parte de educadores se ha hecho una labor que muy lentamente va dando sus frutos en colegios y demás, sin medios ni ayuda pública de ningún tipo, pues la verdad es que debería hacernos sentir vergüenza ajena (y propia por haberlos colocado ahí) a todos. De ellos, desde luego, no vamos a esperar ni que se pongan mínimamente ni colorados porque se constata que no tienen vergüenza ni la conocen.
