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Mercantilismo (Capitalismo del siglo XXI)

En los siglos XVI y XVII se entendía como mercantilismo el sistema de gestión estatal que mantenía las exportaciones siempre por encima de las importaciones. O sea, el Estado pretendía vender más de lo que compraba, dando así por evidente la acumulación de riqueza.

El mercantilismo de estado actual es mucho más duro y complejo que el de aquella época. Hoy, con unos niveles de sobrepoblación que hace casi insostenible el sistema, los estados ya no se preocupan de aquella manera de exportaciones e importaciones; hoy se opera bajo una perspectiva de globalización de mercado.

El mercantilismo actual se basa en favorecer a los poderes económicos, para atraer sus asentamientos al territorio estatal o conseguir que el tránsito de capitales deje unas pepitas en casa. De tal forma, se legisla según la necesidad de los grandes inversores sin miramientos, sin escrúpulos, sin pena de las masas ciudadanas que puedan ser dañadas por ello. Así es como nacen las últimas reformas laborales.

Pero es que los pequeños empresarios, los locales, están expuestos también a la política mercantilista y al peso de los capitales transnacionales. Así es cómo el nacionalismo mercantilista no tiene razón de xistencia en un mundo de mercados globalizados: donde la fuerza de los grandes capitales pasa como un rodillo sobre un estado tras otro sometiéndolos y manejando a sus “gobernantes electos” como a marionetas.

El mercantilismo de Coalición Canaria se ve en esa política que antepone intereses empresariales al medioambiente; léase, por ejemplo, Ley del Suelo. Es el que favorece a las crueles empresas de trabajo temporal, esas especialistas en crear trabajadores por debajo del umbral de la pobreza y sin derechos. Es el que se sienta con las patronales continuamente, sin dejar de lado a las organizaciones colaboras (las centrales sindicales españolas) ignorando al sindicalismo canario que aglutina más trabajadores afiliados en el Archipiélago (Intersindical Canaria).

Una forma de gestión política que desvía fondos de los presupuestos públicos a la banca y otros poderes económicos, aún a costa de quitarle la casa a unos desgraciados ciudadanos, de crear paro y pobreza entre la población. Es la política actual que vemos cómo crea listas de espera en la Seguridad Social, consiguiendo desviar fondos públicos y personas a clínicas y hospitales privados.

Las personas pasan al último lugar de interés para el gobierno mercantilista. Al menos hasta que nos toque que nos vuelvan a engañar y monten una campaña electoral llena de mentiras y políticas incumplidas. Porque no hay quién supervise ni exija legalmente lo contrario.

En los estados que no funciona así, como pasa en la República de Venezuela, se corre el riesgo de que la oposición mercantilista sea subvencionada por el capitalismo: Los mismos con poder para secuestrar productos básicos, crear una abismal inflación y forzar al gobierno a tomar sendas mercantilistas. Es muy difícil mantener un equilibrio con los actuales poderes económicos, es más, éstos mantienen la balanza inclinada a su favor y no permiten lo contrario.

De momento, los seguiremos sufriendo trabajadores y pequeños comerciantes locales. Al menos, mientras pese sobre el Archipiélago el colonialismo español y el mercantilismo de la pequeña burguesía local que representa Coalición Canaria. Nunca el afán imperialista encontró mejores cómplices nativos en los lejanos “territorios de ultramar”.

Pedro M. González Cánovas

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