Pequeños cabrones
EL TIZÓN ARRASTRABA a duras penas, renqueante, su maltrecha figura… buscando refugio entre las cercanas rocas tras recibir un certero tonicazo aquella calurosa mañana de 1980 -en el candelariero barranco San Martín-, cuando las aberrantes salvajadas de hoy parecían, simplemente, divertidos pasatiempos infantiles.
Daniel Olivera