¿Quiénes nos gobiernan saben qué es la «transición ecológica»?
Sara Hernández, portavoz de Drago Canarias en La Palma
Cuando buscas en Google “transición ecológica definición”, lo primero que aparece es un artículo de 2018 de Ernest García titulado “La transición ecológica: definición y trayectorias complejas”, colgado en la página web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En el artículo se define este concepto como “un eventual proceso de cambios en los sistemas de producción y consumo, así como en las instituciones sociales y políticas y en las formas de vida y los valores de la población, que llevase de la situación actual, demasiado costosa ambientalmente y llena en consecuencias de riesgos excesivos, a una situación futura ambientalmente sostenible, compatible con la capacidad del planeta para mantener las actividades humanas”.
En 2009, un grupo de investigadores del Centro de Resiliencia de Estocolmo publicó un estudio sobre estas hipotéticas condiciones que podrían garantizar la sostenibilidad de la humanidad y del planeta, identificando nueve parámetros. Estos “límites planetarios” se pueden observar en el siguiente gráfico:
Los dos límites sobrepasados en “zona de riesgo alto” son la integridad de la biosfera, debido a la pérdida de biodiversidad, y el ciclo del nitrógeno, por la alteración a escala global derivada de la agricultura.
Si nos traemos estos parámetros a nuestro territorio, el cambio climático puede llevarnos a una subida en Canarias de entre cuatro y seis grados de temperatura, mayores frecuencias de olas de calor y tormentas tropicales, y tres cuartas partes del archipiélago con “niveles de aridez alarmantes”, según las predicciones del Grupo de Observación de la Tierra y la Atmósfera (GOTA) de la ULL.
Y si miramos aún más cerca, el monocultivo intensivo y el abandono de tierras están poniendo en riesgo nuestra agrodiversidad. En el caso de La Palma, por ejemplo, los acuíferos costeros del Valle de Aridane presentan contaminación por nitratos, los macroproyectos “de interés insular” amenazan con cambios radicales en el uso de nuestros suelos, diez años de sequía han matado a casi 800 pinos en La Caldera, los embalses de la isla llevan meses a un tercio de su capacidad, 34.000 toneladas de residuos se vierten cada año en Los Morenos, dependemos a un 90 % energéticamente de la central térmica de Los Guinchos, y un largo etcétera.
Pero, ¿a dónde quiero llegar con todo esto?
Volviendo al artículo de Ernest, este comienza argumentando que la transición ecológica “es una expresión bastante vaga e imprecisa. […] lo que suele ocurrir con términos cuyos orígenes y usos son principalmente políticos. […] En cierto sentido, la vaguedad facilita la flexibilidad en los usos, algo que en ocasiones puede ser favorable para la práctica política”.
Y debe ser eso lo que está pasando en el Cabildo de La Palma, que el pasado viernes 5 de enero anunció un gasto en 2024 de 15,2 millones para Transición Ecológica.
En la publicación el presidente Sergio Rodríguez alaba esta “importante apuesta […] clave para impulsar el desarrollo sostenible para todo el territorio insular”, pero si vamos al desglose y quitamos las dos terceras partes que se van en sueldos, los cinco millones restantes se presupuestan para protección y mejora del medio ambiente, es decir: mantenimiento de senderos, actuaciones contra incendios o vigilancia cinegética, entre otras labores del mismo ámbito.
Me pregunto si esta confusión tendrá algo que ver con lo que comenta García de la “flexibilidad en los usos”, pero después de todo lo expuesto anteriormente creo que los presupuestos para Transición Ecológica deberían estar destinados a la lucha contra la crisis climática, a la reducción de la huella hídrica en la agricultura, a la recuperación de terrenos abandonados, a la soberanía alimentaria, al fomento del compostaje, a la mejora del transporte público o a la reducción de nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
Porque sí, efectivamente el cuidado del medio ambiente forma parte de la transición ecológica, pero no es lo único que la compone. Ni mucho menos.
¿Será que nos quieren intentar confundir designando el todo por la parte? O peor aún, ¿será que nuestros propios dirigentes no tienen claro, a estas alturas, en qué consiste la transición ecológica?
Sara Hernández
portavoz de Drago Canarias en La Palma
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