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Derrumbes en la pista de Las Hiedras… ¿Y ahora qué?  

Sí, es verdad, como decía y mantenía el máximo exponente del ecosocialismo canario, que dirige el grupo de Podemos en el Cabildo de Tenerife, las obras hay que verlas terminadas (a ver si dice lo mismo cuando empiecen las palas a abrir la vía exterior ya que al final apoya el desvío de cerca de 500 millones de euros para un tramo de 10 kilómetros -50 millones por kilómetro- del anillo insular al que no hace tanto se oponía) y sin duda alguna hay mucha gente, quizás hasta mayoría y esas son las únicas cuentas que echan ellos ya, que les gusta ver la pista de Las Hiedras medio urbanizada, con su acera sus pretiles y sus muros de hormigón. Pero no es menos cierto, pese a que no les guste ni verlo ni oírlo, que para entender la actuación de Las Hiedras no hay otra fórmula que no sea la de ver cómo era ese tramo de un kilómetro antes, durante y después. Y el ‘durante’ es fundamental más que nada porque quizás nos ayude a explicar el por qué están ocurriendo algunas cosas ahora, una vez casi concluida la obra.

Y es que se abrió una zanja de más de medio metro de profundidad y un metro de ancho para la base del muro, con los consiguientes movimientos que evidentemente han afectado a la cierta estabilidad (no total) que ya había alcanzado el talud. Eso además de que a mí no me pregunten por qué ese riquísimo espectáculo natural del talud, por el que trepaban las hiedras que dan nombre a la pista, aparece gratuitamente dañado y arañado efecto del roce de máquinas o lo que sea en muchos puntos. ¿Tiene todo ese disparate que ver con los importantes derrumbes que cada semana aparecen en una obra que debió estar inaugurada en noviembre? ¿Habrá algún ingeniero capaz de firmar un papel donde se declare accesible para personas con movilidad reducida ese tramo de pista en la que siempre ha habido un riesgo pero que no es nada con lo que ocurre ahora? ¿Es sensato poner banquitos para que la gente se siente al pie de un talud desde el que se puede desprender cualquier cosa en un momento dado? ¿Ya puestos no hubiera sido más sensato hacer esa innecesaria acera al otro lado donde no existía ese riesgo?

Preguntas muchas, respuestas pocas o ninguna, que a ver si va a resultar que los más solidarios del mundo mundial, que nos descalificaron de todas las maneras habidas y por haber por pensar distinto, hubieran podido meter a las personas con movilidad reducida en una ratonera y en un constante peligro.  Que, por cierto, el que quiera ver el auténtico impacto de esa obra, el de verdad, en una semanita o dos estará en total apogeo el estallido de color primaveral en todo el entorno, simplemente pasada la última curva una vez terminada la acera se podrá disfrutar del espectáculo que se le niega desde el Cabildo a las personas con movilidad reducida vaya usted a saber por qué, para darles seguridad está visto que no, más bien al contrario. Hasta allí sólo hormigón y muerte de la biodiversidad por el momento. Sabaté dice que sobre el cemento se puede repoblar, ya lo veremos, yo muy tranquilo no me quedo al respecto.

Fuente: https://noincineraciontenerife.wordpress.com

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