En la costa de Santo Domingo de Garafía, entre los acantilados de Bujarén y los barrancos de Fernando Porto y La Batata-La Castellana, se extiende una amplia tablada transformada en huertas y muros abandonados, vestigios de antiguas prácticas agrícolas. Sin embargo, retrocediendo en el tiempo, fue un espacio frecuentado por los awara, un amplio santuario al aire libre, con presencia, actualmente, de más de 20 estaciones de grabados rupestres geométricos, un antropomorfo, un triángulo, varios naviformes y la mayor concentración, por metro cuadrado, de petroglifos de tipología lineal e incisos de toda Canarias…
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