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Un reguero de muertos y pobreza

La estupidez humana, de forma absoluta o en relación al coronavirus SARS Cov-2, no suele venir sola, las más de las veces va de la mano de la cobardía, y sobre todo del empuje que le brinda Don Dinero; bajezas, todas ellas, que adornan el atlas del comportamiento ¿humano? de las élites del poder.

La última gran crisis mundial de 2008, inicia con la caída de Lehman Brothers, por la especulación salvaje, a la sombra de la burbuja inmobiliaria, dibujando un reguero de miseria en las capas más deprimidas del planeta.

En aquel momento, como única fórmula mágica utilizada por la gran mayoría de las hordas conservadoras, fue la entrega, sin vergüenza, de los dineros públicos para rescate de la mayor empresa privada: la Banca. No había ni dinero, ni intención, de rescatar a los ciudadanos. Qué casualidad, que ahora en la guerra COVID-19, como no podía ser de otra manera, se saca dinero de debajo de las piedras para intentar minimizar los daños sanitarios y económicos del virus matriculado como SARS Cov-2, y que inexorablemente está ya azotando al Orbe.

Ahora podemos llegar a la conclusión de que, de lo que realmente se carecía en aquel momento, era de intención, no de capacidad.

Así, en la variedad de comportamientos de la fauna comentada, tenemos a dirigentes europeos, americanos, o de cualquier otro continente que, viendo de lejos el problema inicialmente, minimizan la COVID-19 catalogándola de resfriado. Los mismos que proponen despedirse de nuestros mayores, proclamando en plena algarabía, una orgía de contagio como remedio, provocando una vorágine de sinsentido… “cuando no queden más por contagiar se cortará la cadena de contagio”. Muchos de esos números, pertenecientes al Reino Animal, tienen dedicación plena de esclavos, que por mezquinos defensores del dinero, a secas, minimizan el problema, en una huida hacia delante, con la única intención de evitar el decremento de sus emolumentos… solo entienden y atienden al dinero, son de los peores;  hagan lo que hagan, se colapsará la economía y les seguirá un reguero de muertos y pobreza. De esos, hay diversa presencia, y no solo en la fauna continental americana.

Otros, basándose en la ciencia harán lo que sea necesario, asesorados por los expertos en epidemiología y salud comunitaria; y además, los más coherentes intentarán no dejar en el camino a los más sensibles de la sociedad.

En este maremágnum de actitudes, cabe destacar a los dirigentes que no tienen iniciativa alguna, en muchos casos por incapacidad manifiesta, en otros por salvarse la parte donde la espalda torna su noble nombre. Solo les preocupa hacer lo que se les ordena, solo y exclusivamente, dejando de lado  iniciativas que implementen los protocolos. Intentan cubrirse las espaldas, y no salirse de la foto.

Es cierto, que esta crisis internacional no tiene precedentes sincrónicos; por tanto, todo lo que se haga será, aunque tenga base científica, inexorablemente innovador y, en muchos casos, arriesgado.

Sin embargo, no se sabe si por idealismo optimista o por esa necedad que nos contagia (quiero creer que no es por eso último) necesitamos dar una oportunidad al Homo Sapiens Sapiens, y pensar que en otras muchas ocasiones se intenta hacer todo lo que se puede, pensando en el bien común, en la ciudadanía en términos absolutos.

Como principio, pues, debemos apoyar las medidas que tome el gobierno de cada país en pos del control de la pandemia; con dos máximas: que no minimicen el problema y que no se abandone en el camino a los más débiles. Todas las demás instituciones sociales o políticas deben evitar hacer sangre de la situación para conseguir rédito o aumentar  su posición de fuerza.

Pero también, hay que ser capaces de exponer, si hace falta incluso vehementemente, los posicionamientos que parecen erróneos o inadecuados, aportando ideas que, cuando menos, podrían ser tenidas en consideración… se debe trabajar en una asociación productiva.

Y ahí quedará, para los anales, la reacción de la ¿Unión? Europea hacia sus consocios más castigados con el azote del COVID- 19: Holanda, a través del informe de algunos asesores de su Gobierno, venía a expresar, al canto de sálvese quien pueda, y no tan entre líneas, que los del Sur tienen demasiado apego a sus mayores, en un ejercicio de máximo exponente de sadismo gubernamental, ¡si Hitler levantara la cabeza…! seguro que se vería reflejado en las acciones de sus más fervientes imitadores.

Ahora se entiende mejor el fenómeno Brexit, es muy probable que ya no se vea solo como efecto de la excentricidad británica.

Solo cabe decirles que “cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar”, y que “en la bajadita te espero”.

Tomen nota.

Segio Graffina Logendio

Miembro de Intersindical Canaria




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