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Ben Magec-Ecologistas en Acción hace un llamamiento para deconstruir la normalidad y transitar a un modelo ecosocial

El año en curso ha supuesto un colapso para gran parte de la actividad vital, social y económica de nuestro mundo, en especial nos solidarizamos con quienes han perdido a seres queridos y también con las personas damnificadas, hoy en situación de precariedad laboral, paro o vulnerabilidad social.

Nuestra tierra canaria en especial ha sido golpeada con fuerza fruto de su dependencia del binomio, en formato de monocultivo, del ladrillo/turismo. Canarias cuenta con un paro estructural de más 255.000 personas y una alta  tasa de pobreza endémica extrema, es campeona en fracaso escolar y está dos puntos por debajo de la media en gasto en servicios sociales y salud pública de los territorios administrados por el Estado español. A todo ello hay que sumarle 200.000 trabajadores/as más en situación de ERTE. El resultado es desolador: hoy más del 50% de la población activa no puede trabajar.

Pero también este año nos siguen afectando otros fenómenos que no siendo tan visibles resultan igualmente graves. En 2019 hemos superado las 415 partes por millón de CO2 en la atmósfera, con el riesgo de llegar al “no retorno climático”, peligro que se une a  la gran pérdida global y local de especies vegetales y animales que forman parte de nuestra biodiversidad y  que tan importante es para evitar pandemias como la que nos asola actualmente, provocada por el Covid-19.

Ante esta difícil situación desde la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción se quiere manifestar lo siguiente:

1. La “nueva normalidad”, más allá de las mascarillas y las distancias no se puede rediseñar con hojas de rutas de recuperación que se apoyen en los pilares que nos han llevado a la situación actual. En este sentido queremos aportar una mirada crítica a la propuesta del Gobierno de Canarias de un Pacto para la Reactivación Social y Económica de Canarias (PRSEC). A nuestro entender, el esfuerzo para proteger a las personas más vulnerables no puede basarse como acción central en la cultura del ladrillo y el cemento, en buena medida culpable del deterioro social y ambiental de nuestro archipiélago.

En ese sentido es necesario recordar que en relación a la pandemia sólo hemos aplanado la curva de contagio pero no está resuelta, siendo probable el virus Covid-19 haya venido para quedarse. En el documento del pacto se obvian estrategias que se basen en los posibles escenarios futuros (rebrotes de pandemias locales o globales) y solo se centra en volver a una “vieja normalidad”, que ya no parece ser posible.

El “rey” del turismo de masas, como hasta ahora lo conocemos, ha muerto y es hora de que una república democrática de nuevas formas de hacer y vivir sea posible aquí y ahora.

2. El modelo keynesiano de recuperación sin dejar a nadie atrás nos parece que atesora valores importantes, pero claramente insuficientes en un contexto a largo plazo. Sobre todo obvia lo central y deja fuera, como si se tratase de  “externalidades” pilares esenciales como la ecología, la salud ambiental, la justicia climática y la equidad social estructural de más de 255.000 personas sin empleo.

3. Las estrategias que propone el Pacto de la reactivación del Gobierno de Canarias reproducen estilos clásicos más cercanos a modelos de “Reconstrucción Nacional post guerra Covid-19”. Debemos recordar que no se han caído edificios, ninguna bomba ha destruido carreteras e infraestructuras. Esta pandemia ha colapsado el modelo de relaciones sociales y económicas y necesitan más que reconstrucción una “deconstrucción”. Requiere de un reajuste de las prioridades y los valores que nos fortalecen y cohesionan como sociedad. Si algo hemos aprendido con esta pandemia, y deberíamos haber aprendido todos/as, es la centralidad de los cuidados de salud y bienestar social.

Urge una nueva relación social que configure nuestro modelo productivo, centrada en los cuidados y no en el crecimiento por desposesión tanto ambiental como social.

4. La sostenibilidad, nos recuerda César Manrique, no es un cuadro al final del pasillo, un párrafo al final de un documento, tampoco un ventanuco/respiradero en edificios y construcciones malolientes e insalubres. La sostenibilidad deben ser los cimientos mismos de nuestro hecho civilizatorio, asumiendo que no se puede crecer infinitamente en un planeta que es finito.

5. El Documento del Pacto apuesta por una prosperidad compartida (“para devolver cuanto antes a Canarias a la dinámica de prosperidad compartida” [Prioridad Estratégica 5, pág.3 de 30]). Pero la “prosperidad” previa a la pandemia a la que se pretende volver estaba muy lejos de ser compartida. No hay ninguna medida para el reparto de las plusvalías o grandes beneficios,  o impuestos como la ecotasa turística o la devolución de la RIC de los empresarios para fines de interés general… Con más de un 25% de paro estructural anterior a la pandemia no sabemos de qué prosperidad compartida se habla.

6. El documento del pacto apuesta por que el sector de la construcción siga siendo el líder, el motor de la solución propuesta (IV.5.d.). Arrastrando aún la crisis global del ladrillo del 2009 no hay ningún indicador objetivo en el sector de la construcción que resalte su carácter de liderazgo desde hace más de una década. Más de medio millón de viviendas vacías en Canarias y una infraestructura turística que ha llegado a prestar servicios a más de quince millones de visitantes anuales, son evidencias suficientes de que la oferta está sobredimensionada con respecto la demanda real y a la capacidad de carga de nuestro territorio.

7. Según el pacto, las infraestructuras viarias y “la promoción de nuevos productos turísticos” serán los pilares que sustenten todo el proceso. Todos los escenarios futuros de movilidad coinciden en la caída inevitable del modelo caduco del vehículo individual y la inversión en nuevas carreteras. Más asfalto ya no es igual a más actividad económica. Los retos de la reconversión y descarbonización del transporte no se mencionan en el pacto propuesto.

8. La propuesta de flexibilizar las leyes que garantizan sostenibilidad y protección de los bienes ambientales comunes (paisaje, agua, suelo, biodiversidad, etc.), además de una perversión irresponsable, ahonda en la deuda eco estructural suicida con las generaciones futuras y solo atrae capital riesgo o fondos buitres en detrimento de fondos soberanos e inversión con sentido y calado más estructurales y sostenibles.

9. El pacto no se centra como eje en la economía circular, ni el reciclado de materiales y procesos, ni se plantea reciclado del suelo urbano residencial turístico deteriorado, tampoco aborda con rigor y profundidad la urgente necesidad de una economía azul para la gestión eco-integral del ciclo del agua. Se aleja de propuestas concretas y directas como alternativa real y viable de creación de empleo. Tampoco articula medidas de ordenación y planeamiento para tales fines.

10. El pacto no se apoya en las certezas, oportunidades/fortalezas propias del territorio y las gentes de Canarias, solo se centra en miradas y expectativas a corto plazo, en ese sentido tal vez sea útil algún refrán de la sabiduría popular… “atajo y camino corto siempre acaba, con tobillo roto, y del sendero… andar cojo”. En ese sentido es tiempo de caminos limpios que nos lleven a una verdadera prosperidad compartida. El reto, en este Día Mundial del Medio Ambiente, es la soberanía alimentaria, la justicia climática, el destino turístico ecológico de carbono cero, la soberanía energética y la cultura del buen vivir centrada en los cuidados de las personas residentes y de quienes nos visitan.

La Federación Ben Magec- Ecologistas en Acción




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