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Canarias bate récords de suicidios: hablemos antes de que sea demasiado tarde

Por Daniel Falero de Liberación Canaria

Cada dos días, alguien en Canarias decide quitarse la vida. Cada dos días, una familia se rompe, unos amigos quedan con preguntas sin respuesta y una comunidad pierde a uno de los suyos. En 2023, 241 personas se suicidaron en las Islas. Entre ellas, siete eran menores de 19 años. No son solo cifras. Son vidas que pudieron salvarse. Son historias que nunca debieron acabar así.

Pero aquí estamos, por quinto año consecutivo batiendo un récord que nadie quiere batir. Y mientras tanto, seguimos mirando hacia otro lado.

Canarias, el «paraíso» que esconde sufrimiento

Nos venden Canarias como un paraíso, pero la realidad es otra para demasiada gente.

Para el turista, nuestras playas son una postal idílica. Para muchos canarios, la vida es una lucha diaria contra la precariedad, la pobreza y la falta de oportunidades. Los sueldos no alcanzan para vivir con dignidad, los alquileres son abusivos y la sanidad pública, en especial la salud mental, está desbordada.

¿Tendrá algo que ver el monocultivo turístico que vivimos con esta situación? ¿O quizás el alto paro juvenil? No lo sé con certeza, pero estoy seguro de que son aspectos que empeoran la vida de los canarios y canarias.

Todo estos factores influyen a que la desesperanza se instale en nuestras islas y cuando a alguien se le acaba la esperanza, el suicidio aparece como una salida. No podemos seguir ignorando esta crisis como si no existiera. No podemos seguir dejando que tanta gente sienta que no hay otra opción.

La sanidad pública no da abasto

Buscar ayuda psicológica en Canarias es, muchas veces, peor que caminar por picón o lava ardiente. Si tienes dinero, puedes pagar un psicólogo privado, si no lo tienes toca esperary esperar y esperar… a veces meses, a veces más de un año.

Y en esa espera, la vida de alguien puede pender de un hilo.

El Gobierno de Canarias aprobó un Plan de Prevención del Suicidio en 2021. Pero si después no se ponen recursos, ¿de qué sirve? Un plan sin psicólogos suficientes en la sanidad pública es papel mojado.

¿Y si nos tomamos en serio la salud mental empezando por los más chinijos?

Cada vez más jóvenes en Canarias se quitan la vida. En los últimos dos años, 16 menores de 19 años lo hicieron. Hace unos años, esa cifra tardaba casi una década en alcanzarse. Pero en lugar de reforzar el sistema con especialistas en los colegios, han decidido que sean los profesores quienes evalúen el riesgo suicida de sus alumnos.

¿De verdad queremos que los docentes carguen con esto? ¿Esperamos que detecten el sufrimiento profundo de un niño cuando apenas tienen tiempo para cumplir con el temario? Los docentes ya son psicólogos a diario en sus aulas, tienen que entender a cada alumna y alumno y saber ver cuándo no están bien y tienen problemas a su alrededor. Pero NO es su trabajo, ni están capacitados para tanta profundización psicológica y menos cuando las aulas canarias superan las ratios recomendadas de alumnos en el aula. Su trabajo es enseñar, no convertirse en psicólogos improvisados porque la administración no quiere invertir en especialistas.

Los niños y jóvenes que sufren necesitan profesionales a su lado. Necesitan ayuda real, no parches burocráticos.

Hablemos del suicidio sin miedo

Durante mucho tiempo se evitó hablar del suicidio, como si el silencio pudiera hacerlo desaparecer. Pero el silencio nunca ayudó a nadie.

Ahora sabemos que hablar del suicidio, con responsabilidad y empatía, puede salvar vidas. Porque muchas veces, quien está al borde necesita una sola cosa: un pizco de escucha de alguien que no le juzgue.

Hay señales de alerta que podemos reconocer:

  • Expresar desesperanza o sentir que «no vale la pena seguir».

  • Aislarse de los demás.

  • Cambios bruscos de humor o conducta.

  • Hablar de la muerte de forma recurrente.

  • Despedirse de manera inusual.

Si ves alguna de estas señales en alguien cercano, no lo ignores. A veces, una conversación sincera puede marcar la diferencia. A veces, decir estoy aquí para tipuede abrir una puerta que parecía cerrada y entregar un hilo de esperanza a quien no lo tiene.

El suicidio se puede prevenir, pero no con promesas vacías

, el suicidio se puede prevenir. Pero no con discursos bienintencionados.

Hace falta más que palabras: necesitamos más psicólogos en la sanidad pública, más apoyo en los centros educativos y más compromiso político para mejorar las condiciones de vida de la gente.

No podemos resignarnos a que en Canarias alguien se quite la vida cada dos días. No podemos seguir permitiendo que la desesperanza se lleve a nuestros vecinos, amigos y familiares sin que hagamos nada.

Si necesitas ayuda o conoces a alguien en riesgo, hay recursos disponibles. Puedes encontrar información aquí.

Hablemos, escuchemos y actuemos. No dejemos que esta epidemia silenciosa siga creciendo.

 

Daniel Falero

Liberación Canaria

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