“La letra Escarlata” y la letra Violeta: de la vergüenza a la libertad
La letra escarlata es una novela de Nathaniel Hawthorne publicada en el siglo XIX
Hester Prynne llevó sobre su pecho una “A” escarlata, impuesta como castigo por un pecado que la sociedad puritana no perdonaba: el adulterio.
Su marca no solo señalaba su “falta”, sino que la convertía en el blanco del juicio y la condena colectiva.
La letra escarlata era el símbolo del control sobre el cuerpo y la moral de las mujeres, de un mundo que las castigaba por desafiar sus normas.
Hoy, en el siglo XXI, ya no nos marcamos con la letra del castigo, sino con la del orgullo. La “letra violeta” no es una cicatriz impuesta, sino una bandera que alzamos. No significa vergüenza, sino lucha.
Ya no es la sociedad la que nos estigmatiza; somos nosotras quienes resignificamos los símbolos, quienes pintamos de violeta las calles, las consignas y la historia.
Antes, la letra escarlata era el recordatorio del control patriarcal. Ahora, la letra violeta es la reivindicación de nuestros derechos, de nuestra voz, de nuestra libertad para decidir sobre nuestro cuerpo, nuestro deseo y nuestro destino. Lo que antes era castigo, hoy es empoderamiento. Lo que antes nos señalaba como culpables, hoy nos une en la sororidad.
Hester Prynne desafió su tiempo con dignidad y resistencia. Nosotras desafiamos el nuestro con la certeza de que la lucha sigue, pero que ya no estamos solas. La letra ha cambiado de color porque la historia la estamos escribiendo nosotras.
Antonella Aliotti
Feminista radical y antirracista
Activista de DDHH y sociales