Ichasagua, ¡¿dónde estás?!
Un día te alzaste,
un día y muchos más,
y nada quedó enantes.
La libertad es presente,
la libertad es regalo,
un murmullo entre tu gente,
un grito ante el Tirano.
¡Cuánto me dices, Ichasagua!
¡Cuánto me dices y no callas!
Sin embargo tantos no te conocen,
sólo de lejos ven tu Roque.
Y cómo conocerte si hasta a tu Roque,
la Fortaleza Ahiyo, pusieron del conde,
ese conde que tu nombre esconde,
y hasta el corazón me rompe.
Y me pregunto qué conde vivió aquí,
y silencio recibo de tu Roque,
y me sigo preguntando y al fin:
¡es lo guanche quien me responde!
Desde aquí puedo escuchar tu grito
de Tilelli, de Libertad;
grito que no debe ser contenido,
grito que no nació para parar.
Javier Benahuya