Más de dos

Lito, el niño prodigio de Adeje y su familia, se alojaban en un hotel de Santa Cruz. Esperaban a que llegara una orden de Madrid reclamando al pequeño para que estudiara allí. Todo era, de momento, por cuenta del ministro de gobernación. Corría el año 1946, y El Día aprovechó para entrevistar al pequeño superdotado. Enviaron a un fotógrafo, un periodista que firmaba como Paco y a un jefe recién llegado de Madrid, don Gustavo. No en vano, el periódico era oficialmente el órgano del Movimiento Nacional Sindicalista. Bajo el titular de la publicación, aparecía la leyenda: “Dice que su procedimiento es más seguro que la máquina calculadora, el papel y el lápiz”.

Los periodistas fueron impresionados por el niño de cinco años. Nada más encontrarse, Lito preguntó a Paco que edad tenía y cuando le dijo que 39 años, Lito respondió: “14 235 días”. Su padre le pidió que lo dijera en segundos y el pequeño, sin dudarlo, lo hizo.

Don Gustavo no abrió la boca en ningún momento, hasta él tenía la sensación de que todos los presentes sabían de dónde venía y quién era. Pero cuando se despedían, Lito, que parecía no poder callar por estar en el centro de un torbellino de ideas, le dijo a Paco: “Dígale a don Leoncio que cuando quiera puede mandarme otro par de periodistas, que yo encantado”. Gustavo, entonces intervino: “Yo también soy periodista”. El niño apenas lo miró por un instante y dijo solo “ya”.

Dicen que aquello, posiblemente, produjo una mala impresión en el jefe que mandaban Madrid y se reflejó en algún informe que llegó a lo más profundo del régimen. Dicen que, tal vez por la actitud soberbia de Lito, después de que se lo llevaran a Madrid no se supo más de él.

Como sea, en Canarias, se sigue llamando “un par” a más de dos.

Pedro M. González Cánovas