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Soberanismo para la Soberanía alimentaria

El Cabildo de Gran Canaria ha puesto en marcha una consejería que titula de “Agricultura y Soberanía Alimentaria”, la cosa promete. Al frente de ella Miguel Hidalgo, de Nueva Canarias.

A finales de abril de este año o principios de mayo, anunciaban que pretendían poner en marcha un banco de tierras, para repartir 21.000 hectáreas que no se trabajaban de terreno agrícola en la isla; equivalente a un 70 por ciento del terreno agrícola insular. Junto a esa comunicación se añadía que la intención era que de cada 10 productos que se consumen 4 fuesen del propio suelo.

Para algunos observadores este plan agrícola es la mayor aventura emprendida al respecto en la época colonial. Por eso, aunque no se haya hablado de fechas de agenda, no estaría de más que en un ejercicio de transparencia el consejero se manifieste contando cómo se desarrolla la planificación que expuso: cuales son los impedimentos que encuentra y cómo se pretenden superar; si las grandes superficies, que exponía como clientes preferenciales, se prestan y colaboran; si se ha tropezado con intereses de capitales foráneos y son superables; etc.

Un plan como el que presentó Miguel Hidalgo, sin duda, debe hacerse extensivo al resto del Archipiélago. Apartando cuestiones ideológicas y valorando la importancia económica de futuro que significa esa capacidad de autoabastecimiento, que recomiendan organismos internacionales como la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura), nadie puede poner en duda la ventaja que supondría para Canarias alcanzar las cifras propuestas por el Cabildo Gran Canario.

Sin embargo, no hemos sabido nada de aquella propuesta de Gran Canaria y esperamos que se siga batallando para llevarla a cabo.

Hay quién cataloga el populismo de “el arte de verbalizar lo que la gente quiere oír”. Esa forma de hacer política puede asumirse si la línea de actuación se corresponde con el discurso, cosa que no siempre ocurre con Nueva Canarias que, por ejemplo, pregona una supuesta ideología nacionalista, pero pacta electoralmente con partidos de Madrid; y lo mismo pasa con su autocalificación cuando hablan de la izquierda y la imagen alejada de ello que dan sus socios políticos, o esos líderes del partido que usan las mismas corbatas y formas que cuando pasearon los maletines de Coalición Canaria, ostentando la presidencia del Parlamento de Canarias.

La seguridad alimentaria de la que habla la FAO (“Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”) es necesario que pase a ser una realidad de futuro, máxime en nuestra tierra, por la condición de aislamiento propia de Canarias. De ahí la importancia de llevar a cabo una planificación agrícola que camine hacia la Soberanía Alimentaria. Hay una parte muy importante del futuro del Archipiélago en juego. Por eso urge progresar en este campo en todas las islas y apartar a quienes utilizan estos términos y expresiones solo para rellenar programas electorales y después, durante la legislatura, se esconden en el silencio y nos insultan, con su burla que refleja un “se lo creyeron, pero ahora hago lo que me dé la gana”.

Claro está que, como decía hace unos días Jesús Arvelo, “Sin soberanismo no hay soberanía”. Así que, visto lo visto, me sigo preguntando ¿Cuánto nos podemos fiar de Nueva Canarias?

Pedro M. González Cánovas (Miembro de ANC)

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