Puto despertador
Un final feliz,
bellísima historia desembocando
en el mejor de tantos sueños:
éramos nosotros, la noche interminable…
y nuestros cuerpos, por fin,
enredados, confundidos,
mezclados en una enloquecida
batidora de emociones centelleantes…
como si no hubiera un mañana.
Daniel Olivera