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Sobre salud mental

“¿Cuántos de ustedes se pudieron permitir el lujo de ausentarse de determinada exposición que le causara ansiedad en el trabajo?”

“La psicología olvidó hace tiempo su papel de arquitecto de sociedades y configuración de escenarios donde las personas desarrollamos nuestro ciclo vital, la vida”

“En Canarias, según datos del ISTAC, un 13% de la población se ha medicado con algún tipo de tranquilizante o relajante y cerca de un 7% con antidepresivos o estimulantes”

Últimamente son numerosas las referencias de deportistas de élite que deciden, acertadamente, dar prioridad a su salud mental frente a la exposición de ciertos estímulos que la ponen en peligro y que están relacionados con su actividad laboral o deportiva. Lo que no me encaja es el aprovechamiento mediático del asunto: no sé hasta qué punto se da lugar a debate para educar y actuar sobre la salud mental o simplemente se sobredimensiona una serie de casos concretos de deportistas, quienes en este caso pueden atajar el problema de una manera mucho más eficiente y sin carácter paliativo, dando a entender que el resto de personas que acepten o admitan tener un problema de salud mental, relacionado con su trabajo, puedan aplicar las mismas medidas o parecidas.

¿Cuántos de ustedes se pudieron permitir el lujo de ausentarse de determinada exposición que le causara ansiedad en el trabajo? Pocos, sobre todo en una cultura en la que el término productividad se correlaciona demasiado, aunque sin más fundamento que la opinión del jefe, con número de horas trabajadas y nivel de estrés. Una cultura laboral que nos hizo interiorizar que nos pagan por “aguantar” ciertos abusos que van más allá del contrato. Resulta que para el resto de los mortales lo único que nos queda es el paliativo, mientras nos someten al mantra de que la salud mental es importante y prioritaria. Definitivamente no es lo mismo atajar el problema de raíz que atenuarlo o darte a entender que tienes que convivir con ello. Y ojo, con esto no quiero decir que la evitación del estímulo que cause el estrés sea la solución (que a priori es la conducta elegida por estos deportistas) pero en el asunto laboral esto es muy relativo. Con ir a la raíz del problema me refiero a actuar de manera sistemática e integral sobre el mundo laboral y su configuración desde el punto de vista de la salud física y psíquica. Mientras que en alguna ocasión la fuente de estrés o ansiedad se puede deber a una falta de resistencia a la frustración (supongo que no será el caso de un deportista de élite), en otras se hace necesario evitar exponerse al estímulo, como podría ser cualquier tipo de acoso en el trabajo, que además habría que denunciar.

Lo que llevo percibiendo desde hace tiempo acerca de la salud mental es que primará el paliativo, quiere decir, la psicología olvidó hace tiempo su papel de arquitecto de sociedades y configuración de escenarios donde las personas desarrollamos nuestro ciclo vital, la vida. Una ciencia que, además de proponer fundamentos, los exija: acerca de cuánto debe durar una jornada laboral, cómo podría ser más productiva sin dañar física y psíquicamente a la persona y este tipo de conceptos que se han dejado apartados para adoptar un papel totalmente pasivo: ¿trabaja usted 10 horas durante 6 días a la semana y necesita sentirse persona? Tenemos un curso de mindfulness que le ayudará a solventar su descontento y a aceptar su rol en la sociedad. ¿tu jefe no sabe gestionar un grupo y solo sabe relacionar productividad con confrontación, pero necesitas tu trabajo para poder llegar a fin de mes? En el mercado hay unos ansiolíticos estupendos ¿no te respetan el convenio, ni el horario, y en definitiva te tratan como basura? Pues gaste un 30% de su salario mínimo para tener una terapia efectiva o métase en la lista de la Seguridad Social para que le atienda una persona que no recuerda su cara después de verla cada tres meses porque su caso no es prioritario.

Por tanto, no es suficiente con que las redes sociales y los medios de comunicación se llenen de mensajes sobre la importancia de la salud mental sin exigir mimbres para que dicha importancia pueda encausarse y, como casi siempre, la solución pasa por eliminar las bases del sistema capitalista de nuestra sociedad, las mismas que han impedido un análisis objetivo y empírico sobre la configuración del mundo laboral o que directamente las descarta o las niega.

En Canarias, según datos del ISTAC, un 13% de la población se ha medicado con algún tipo de tranquilizante o relajante y cerca de un 7% con antidepresivos o estimulantes (la clasificación de los fármacos en la encuesta no es la mejor, pero es lo que hay). También en Canarias tenemos ejemplos de unos cuantos colectivos que llevan años pidiendo que se tengan en cuenta, además de sus derechos laborales, su maltrecha salud mental. En el colectivo de las camareras de piso, las llamadas “kellys”, afirman tener que automedicarse para poder asumir su carga de trabajo, cerca de un 70% de las mismas se automedica con antinflamatorios y ansiolíticos, peor escenario aun las que tienen sus contratos externalizados. Pero esta sociedad de consumo y postureo prefiere hacer viral que una tenista no quiera hacer ruedas de prensa o que una atleta no pueda lidiar con las expectativas y esto, en lugar de fomentar la salud mental, normaliza el que tú puedas tener este tipo de problemas sin profundizar en una solución integral para todos.

J. Pablo Monzón

 

 

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