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Canarias y España: intereses antagónicos

De ninguna manera van a consentir que nuestros hijos o nietos tengan un futuro digno en su propia tierra lejos de alcohol, apuestas y psicofármacos”

¿Qué dos razones  motivaron a Felipe González (PSOE) y su lugarteniente Sr. Borrell, a no tener ningún reparo en poner punto final al desarrollo industrial de Canarias y a la Ley de Puertos Francos, -instaurada desde 1850- bajo la amenaza de aplicar el artículo, 155?; y que sorprendentemente, ¿tanta prepotencia no diera lugar a alguna reacción popular, siendo como fue una humillante injerencia en la política interna del Gobierno canario; de haber provocado un estancamiento económico intencionado; y que aún a día de hoy la clase política trata de borrar de nuestra memoria, silenciando su repercusión social en todos los medios, colegios, institutos y en la misma Universidad, so pena de responsabilizarlos de adoctrinamiento anticolonialista?

Los canarios debemos saber que dicha arbitrariedad no se ajusta al Derecho Internacional; y nos legítima aún más, si cabe, exigir la inmediata descolonización e independencia de Canarias; pues pone de manifiesto que los intereses económicos del Estado español inmersos en el marco de la Unión Europea no son solos antagónicos con los intereses económicos de Canarias; sino que además pretenden limitar nuestra capacidad de autogestión. ¿Cómo si no se entiende que de las nueve refinerías del Estado español, hayan elegido desmantelar la de Tenerife, la más alejada del continente europeo? ¿Acaso las demás no contaminan? Y, si tanta preocupación tienen por la salud de los canarios/as, ¿por qué no rehabilitar la refinería para el tratamiento de aguas residuales y hacerla potable; o les importa un bledo que nuestras costas estén contaminadas?

¿Qué sentido tiene que de la UE sea Canarias quien tenga los salarios más bajos; los impuestos de autónomos y Pymes de los más altos? Nadie podría explicarlo si no fuera porque esta diferenciación inconcebible deja entrever una planificación premeditada de los gobiernos corruptos de la Metrópoli, vinculados a intereses caciquiles y empresariales de otras latitudes, que condiciona poder competir de igual a igual; y donde la clase trabajadora jamás puede aspirar a los salarios de Singapur o Dinamarca. De ninguna manera van a consentir que nuestros hijos o nietos tengan un futuro digno en su propia tierra lejos de alcohol, apuestas y psicofármacos; una estrategia de explotación y desigualdad social que se expande igualmente por los países del Magreb, área subsahariana y de América latina, empujados literalmente a la emigración y a la desnuclearización familiar para que solo una minoría viva en la opulencia y en el despilfarro.

Y, si la vanguardia de la clase trabajadora de Cataluña y País Vasco, -actuales referentes del Estado español- proponen la “independencia y autogestión” como mejor fórmula para poder alcanzar el bienestar social que disfrutan los países del norte de Europa, ¿cómo puede ser posible que con nuestra deriva involucionista no elijamos el mismo camino? ¿Acaso dudaríamos en tener nuestra propia empresa si tuviéramos un patrón explotador? ¡Miremos a nuestro alrededor! sólo los conformistas, especuladores, enchufados políticos y totalitarios pueden aplaudir e imponer un modelo perverso e inmoral que cause tanto daño y discriminación entre la población canaria; y el resto, no tener la valentía de exigir desde el sentido común, la coherencia y el realismo económico, político y social, una ¡LEY DE RESIDENCIA! y, un referéndum de ¡AUTODETERMINACIÓN!

 

Juan Edilberto Rodriguez Morales




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