El cuatripartito formado por el PSOE, Nueva Canarias, Podemos y la ASG impone el himno de España

Nueva Canarias se define como partido nacionalista y Podemos se jacta de “canariedad” y de ondear la bandera de las siete estrellas verdes, pero se ve que ambas organizaciones gustan del buen españolismo. Según reseña uno de sus medios afines, han defendido -junto a sus socios del cuatripartito- que el himno de España vuelva a sonar en las tomas de posesión de los cargos de confianza nombrados por el Gobierno de Canarias. Al parecer, según dicho medio digital, los de Coalición Canaria se saltaban -al estilo vasco o catalán- la “legalidad vigente” y solo ponían en la “gramola” el disco de esa cosa tan extravagante que es el arrorró (mi niño chico).

Siendo sinceros, del PSOE y de ASG no esperamos gran cosa. El PSOE ha sido y seguirá siendo el gran partido español en las Islas; el partido de orden por excelencia, fundamental para el mantenimiento de eso que algunos empezaron a denominar “régimen del 78”. Pero Podemos y Nueva Canarias han vendido otra cosa (que obviamente nosotros no les hemos comprado nunca); ambas organizaciones han pretendido ocupar un espacio dentro de la “canariedad política”,  un espacio que -a fin de cuentas- no se define de forma muy clara, pero desde el que pretendían irradiar -sobre todo Podemos- su cada vez más desinflado populismo; exaltando algún que otro elemento simbólico “propiamente canario”; apelando a cierto sentimentalismo isleño y, de esa forma, robar algo del espacio político que ha ocupado -mejor sería decir colonizado- Coalición Canaria durante 26 años.   

Por lo que se ve, teniendo en cuenta la información vertida por este medio próximo a Podemos, recuperar o, como dice dicho diario, “imponer el himno de España junto al de Canarias en los actos institucionales” pasaría a ser un noble ejercicio de “canariedad militante”.  Seguramente, dirán que somos unos resentidos por decir esto y que estamos llenos de odio, pero sospechamos -viendo el proceder de Podemos y Nueva Canarias- que eso de la “canariedad” y de la “canariedad política” tienen que tener  bastante de significante vacío. Esas nociones nos recuerdan a un saco sin fondo donde, al parecer, entran el himno de España, las subvenciones para la Iglesia y, de seguro (tiempo al tiempo), el puerto de Fonsalía y la Ley de Islas Verdes.