Ídolos son nuestros muertos
Ídolos son nuestros muertos
La descolocada cara de un saco de huesos inerte
fue suficiente desprecio
ella se marchó hecha trizas
Y el hueso húmedo de su mandíbula
dibujó una sonrisa
Ídolos son nuestros muertos
Solo muertos seremos dioses
Solo los muertos son queridos
Solo a los muertos les ponen flores
Los vivos tienen las pulgas
garrapatas y gorriones
a los vivos les arde la sangre
a los vivos los mueven cordones
Los vivos tienen orejas
para confiscar los secretos
y tienen lenguas con llaves
para que vuelen bien alto al cielo
para que suenen como campanas
que repican en un entierro
Los huesos son solo huesos
ya no pretenden andar
el polvo es solo polvo
esperando a emigrar
Ídolos son nuestros muertos
Solo muertos seremos dioses
Solo los muertos son queridos
Solo a los muertos les ponen flores
No me digas que soy un mar en calma
No me digas que soy un mar en calma
No me digas que yo soy como la tierra
No me digas que soy austera y llana
y que los hombres con sus picos me amedrentan
No soy barro en tus manos, ni fui arcilla,
y nunca inculcarán en mí una idea
Porque yo soy habitante de la luna,
y a mí solo me aconsejan las estrellas
En la noche transformé todos mis males
en la noche aprendí todos los secretos
y volví sola y herida padre
Porque de mis ojos nacieron cuervos
Yo les susurro antojos
y ellos vuelan contentos
Porque anidarán la angustia en tu garganta
y clavaran puñales a tus dedos
Para que no huyan tus lamentos nunca
Para que no huyan tus lamentos lejos
para que mil noches envuelvan tus sollozos
y te acunen todos mis miedos
Porque me heriste y me escondí asustada
y la tormenta me encontró dormida
Hicieron conmigo un pacto las brujas
y me volví colérica fuerza podrida
Yo no soy mar, yo soy la luna
Yo no soy tierra, yo soy raíces
y nadie arrancará de mi piel más ideas
y nadie hará en mi piel más cicatrices
María Alayón Hernández