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Nacional- Unidad sí, pero no a cualquier precio: resistencia y acción política, la destrucción del régimen colonial III

En tanto que colonia, es decir, país ocupado ilegalmente y sometido a soberanía extranjera, a los partidos independentistas puede calificarseles como “movimiento de resistencia” (un movimiento de resistencia es un grupo o conjunto de grupos dedicados a oponerse a un invasor en un país ocupado o a un gobierno de un Estado soberano… El término resistencia es generalmente usado para designar un movimiento considerado legítimo..-Wikipedia). La resistencia étnica/política no se limita a la acción política, sino en un término más amplio; implica resistencia cultural y, en general, al modo de vida y organización social del ocupante, procurando perjudicarle en todos los aspectos. En Canarias, llevamos cuatro décadas prácticamente donde no puede hablarse de Movimiento de Resistencia, puesto que ha estado dividido, no presentando un frente unido. Los partidarios de la lucha política divididos en varias organizaciones, y los partidarios de la abstención anticolonial lo mismo, sin que haya un acuerdo entre todos. fto el pais canario

Tampoco se ha resuelto la contradicción entre resistencia y abstencionismo, puesto que si la resistencia es la oposición frontal en todos los sentidos contra el ocupante, la abstención es en ciencia política, el acto por el cual un potencial votante en unas elecciones decide no ejercer su derecho al voto, ya sea en unas elecciones generales o si, en un procedimiento parlamentario, el representante está presente en la votación pero no vota. En ambos casos, el sujeto se atiene al resultado del voto de los electores que sí votaron, al igual que ocurre con el voto en blanco…” Por más que de quiera matizar esta particular visión de la abstención, no parece que sea resistir al invasor el dejarle hacer… Son cosas antagónicas, es como querer envasar gasolina y fuego en el mismo recipiente. Además, implica un problema de organización a todos los niveles, ya que nadie en su sano juicio puede tratar de organizarse políticamente sin saber con cuánta gente cuenta ni sabiendo quién es cada individuo. A este respecto, el mismo Otegi recomendaba en el País Vasco un voto claramente nulo para saber realmente el apoyo que las tesis soberanistas tenían en dicho País, tras seguir un proceso algo parecido al nuestro. Resulta por sí misma ineficaz si no se combina con otras acciones de resistencia activa, como la Desobediencia Civil y el uso alternativo de idioma propio, cultura en general, moneda, sistema de convivencia y organización social típicamente nuestros, etc. Luego si no es así tal como se ha hecho con éxito en otros lugares, por sí misma la abstención no produce el efecto deseado y, por tanto, resulta ineficaz.

La Historia reciente ha demostrado hasta la saciedad que en cuanto el Movimiento Independentista abandonó la acción política en las luchas sociales donde había renacido, desapareció de la escena política, propiciando la aparición y afianzamiento de CC y otras “marcas blancas”, por lo tanto es en el campo de las luchas sociales donde debemos afianzarnos y participar activamente para recuperar el terreno y la iniciativa perdida. En ningún momento podemos plantearnos nuestra participación en la lucha política al modo de los partidos españoles ni los de otros lugares del “mundo occidental”, primero porque no tenemos el “paraguas político institucional y los Recursos Financieros necesarios” con que cuentan ellos para mantener las estructuras y los grandes aparatos de propaganda que tienen, por lo que nuestra única alternativa es la lucha en la calle, con los colectivos sociales y defendiendo las causas populares. Si nos empoderamos de la calle junto al Pueblo, tendremos la iniciativa política, y con ella la llave de las instituciones locales.

Las instituciones locales en Canarias son el yugo y las cadenas con que el estado colonial domina a nuestro pueblo y nuestra Matria. ¿En qué cambiaría un Ayuntamiento colonial y uno “nuestro”? Básicamente sería el mismo edificio, la misma estructura política y administrativa, el mismo personal funcionario, presupuestos… Solo cambiarían los fines, las actuaciones. Es decir, cualquier institución local canaria actual sirve al colonialismo, pero en nuestras manos serviría a los intereses del pueblo, y eso le validaría y dignificaría para nosotros. Es, salvando las diferencias, como el eterno debate de si algo es bueno o malo, según se mire, como la diferencia entre un arma y una herramienta que básicamente son iguales, o si un arma es “buena o mala…” ¿Son las instituciones coloniales en nuestras manos un arma contra el colonialismo? ¿Despojándolas de su cometido no le estamos quitando los dientes a la bestia? Conteste por mí el poeta de Awara Domingo Acosta Guión, cuando escribió:

Paralelo.

Si en el puño sangriento del tirano

la inicua espada expoliadora brilla,

conviértese de espada en afrentosa

y maldecida y bárbara cuchilla.

Si en pro de la razón se levanta

vengando a la justicia en su destierro,

pareciendo homicida y detestable,

se santifica el inhumano hierro.

No sería más que la confirmación de que con el nacimiento de todo sistema político, nace también el germen de su de su destrucción. En este caso, lo que se llamó transición, no fue sino el nacimiento de un nuevo régimen que validaría la continuidad encubierta de “todo lo anterior” y que respondería con su “estado de las autonomías” a los viejos desafíos soberanistas/ independentistas de esa cárcel de pueblos, esa entelequia mal amalgamada llamada España, que cada día cobraban más fuerza. Fue en ese momento, cuando se “llamó al abandono de la clandestinidad y participar en las instituciones, cuando nació al tiempo la posibilidad real de tomar ese estado de las autonomías y destruirlo. Cataluña ha empezado a mostrar que es posible. Dijimos que íbamos a hacer lucha política, y ya es hora de que lo hagamos y dejemos de mirar al pasado y a lo que pudo ser y no fue. Lo que importa es el presente y el futuro que ahora debemos empezar a construir todos juntos. Y nuevamente es necesario conocer los apoyos reales de cada partido pues no puede decidir o tener el mismo peso específico quien representa a por ejemplo a 1.000 militantes y o simpatizantes que quien representa a 3.000. La democracia manda y su más pura esencia es el voto.

Desde la Vieja Fortaleza, Rukaden Ait Anaga

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