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Racismo en Canarias, ¿Cómo llegamos hasta aquí y quienes son los responsables?

Curiosamente, sólo se habla del auge del racismo social y popular, mientras no se habla del auge del racismo estructural, sistemático e institucional de un Gobierno que se dice progresista”

Últimamente se ven muchos artículos, cartas abiertas, declaraciones, vídeos, etc., explicando (y denunciando) el actual auge de racismo en los barrios populares canarios como consecuencia de la una “mala política migratoria” sumado a los bulos de Vox. Me temo que este relato está tan profundamente infectado de concepciones ideológicas oportunistas que, aunque puedan tener buenas intenciones, no permite ver el asunto con claridad. Por esta razón he decidido contarles en este artículo cómo hemos llegado hasta aquí.

Antes de que el PSOE llegase al gobierno en minoría tras la moción de censura contra el gobierno del PP de Rajoy, la España pepera se había mantenido al margen del “desafío migratorio” que impactó en países vecinos. Fue en 2017 cuando España comenzó a verse afectada por este “desafío migratorio”, a consecuencia del cierre de las rutas hacia Grecia e Italia, tras los acuerdos europeos con Turquía (2016) y Libia (2017). Por eso en 2017 la ruta española comenzó a crecer rápidamente, llegándose a producir un récord de entradas en el 2018, con 56.480 personas que entraron como “inmigrantes en situación irregular” desde África, aunque en realidad la gran mayoría de ellos eran refugiados y desplazados, y el PP comenzó a endurecer las políticas migratorias y a aumentar el ritmo de devoluciones y expulsiones.

“La política migratoria se endureció demostrando claramente el rostro racista del PSOE, partido que, copiando las políticas restrictivas del derechista Matteo Salvini en Italia, prohibió desembarcar al barco Open Arms con la excusa de que en 2018 se había producido un “un aluvión de inmigrantes”, aunque en realidad las 56.480 entradas sólo representaban el 0,12% de la población en España”

En 2018, con la entrada del PSOE en minoría al gobierno tras la moción de censura, este ritmo de expulsiones siguió aumentando. El ejecutivo de Sánchez se marcó entonces como prioridad reducir las entradas, multiplicó los contactos con Marruecos y solicitó a la Unión Europea ayudas económicas para reforzar las políticas antinmigración como las deportaciones. Sin embargo, a pesar de que durante el año 2018 el PSOE apostaba por agresivas políticas antinmigración, se presentaba ante la ciudadanía y la opinión pública como un partido “progresista”, “tolerante” y “defensor de los derechos de los migrantes” a través de una política de apariencias y gestos. Uno de los gestos más destacados fue la acogida del Aquarius 2 en Valencia en junio de dicho 2018. Pero claro, este gesto rápidamente chocó con el verdadero rostro de las políticas racistas del PSOE y el ministro de interior, Fernando Grande Marlaska, declaró que los refugiados recibirían “el mismo trato que los que vienen en pateras”. Es decir, que se revisarían caso por caso para comprobar si existen “temores fundados” de que eran personas perseguidas en sus países de origen, cuando se sabía abiertamente que venían huyendo de conflictos bélicos usando la ruta Libia-Italia. Y, de hecho, a muy pocos de ellos se les reconoció el estatus político de refugiados por parte de España. Además, en 2018 se bloquearon a cientos de inmigrantes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta, porque Grande Marlaska se negaba a realizar derivaciones a la península, algo que Ceuta solicitó en múltiples ocasiones a lo largo de dicho año. ¿Les va sonando familiar esto, no?

En el año 2019 directamente se abandonaron los gestos y las apariencias de progreso, y la política migratoria se endureció demostrando claramente el rostro racista del PSOE, partido que, copiando las políticas restrictivas del derechista Matteo Salvini en Italia, prohibió desembarcar al barco Open Arms con la excusa de que en 2018 se había producido un “un aluvión de inmigrantes”, aunque en realidad las 56.480 entradas sólo representaban el 0,12% de la población en España. En 2019, además, el PSOE militariza el Estrecho y el Alborán, hecho que denunció el sindicato CGT, y esto provoca que se reactive la ruta canaria y aumentasen las entradas por ella en un 90%, algo que el propio Marlaska explicó en los medios de comunicación: unas 2.500 personas han llegado a Canarias este año [2019], muy lejos de las 31.000 de 2006. Pero sí muestran a las claras cómo los flujos se adaptan con rapidez a las políticas de control. “Son cifras aún bajas, que obedecen al cierre en el Estrecho y a la búsqueda de nuevas vías por parte de las mafias”, explica Grande Marlaska para el diario español EL PAÍS el 29 de diciembre de 2019[1].

También en 2019 se anuncia la creación del macroCIE que había planeado el PP en Algeciras [2], tras la aprobación de un plan de inversiones de 850 millones de euros para infraestructuras carcelarias, militares y policiales, de los que 33 millones van directos a las obras para 2020 en todos los CIEs del Estado y especialmente a convertir en un macro CIE con capacidad para 500 personas el de Algeciras. Y todo esto para antes del año 2022. Y eso que el PSOE mantenía el postureo progresista en 2017, oponiéndose a este plan pepero y racista sobre los CIES y las devoluciones en caliente, pero en 2019 llegaron al poder y aplicaron exactamente la política migratoria pepera que criticaban cuando estaban en la oposición, y desde 2018 justificaban públicamente las devoluciones en caliente, a lo Santiago Abascal.

“Por desgracia, la izquierda sigue haciendo responsable de todo esto únicamente a una oposición que, por muy asquerosamente facha y racista que sea, no es la que gobierna, ni la que gestiona inmigración, ni la que firma acuerdos pesqueros de saqueo con Senegal, ni la que aumenta la presencia militar en Mali. No son los bulos o Vox los principales responsables, sino un régimen reaccionario entero del que este gobierno “del cambio” es su fiel servidor”

En enero de 2020 España estrenada el primer gobierno de coalición de su historia tras el acuerdo de gobierno del PSOE y Unidas Podemos. En materia migratoria el PSOE y Unidas Podemos acordaron la reducción de las deportaciones, la paralización inmediata de las devoluciones en caliente, un fondo estatal destinado a políticas de integración y la revisión de la ley de asilo. Sin embargo, desde el primer momento el PSOE incumplió dicho acuerdo en su totalidad: se mantuvieron las devoluciones en caliente (que comenzaron a tener aval y respaldo europeo), se deportaron refugiados malienses a Mauritania desde el mismo mes de enero (algo que el Servicio Jesuita a Migrantes y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado -ACNUR- denunciaron) y no se aumentó los presupuestos en políticas de integración, pero sí el de las políticas de reclusión en CIEs y de deportaciones. Curiosamente el socio de gobierno, Unidas Podemos, no vio ni un poquito de racismo en todo esto.

En marzo, a partir del día 14, se cerraron las fronteras tras decretarse el Estado de alarma para hacer frente a la pandemia del coronavirus. Y por ello los inmigrantes no podían ser deportados. Como el Estrecho estaba cerrado por militares, las entradas continuaron produciéndose por Canarias y no dejaban de crecer. Entonces el plan fue bloquearlos y encerrarlos en esta colonia africana y negarse a derivarlos a la metrópoli, algo que también se estaba haciendo en Melilla: “La estrategia es idéntica a la que Marlaska practica en Canarias, aunque con un menor flujo de llegadas pero mucho más control policial en puertos y aeropuertos” [2] y como esto le parecía poco racista al PSOE, se retomaron las devoluciones en caliente y las deportaciones hacia Mauritania y otros países. Pero hay más: se extorsionaron a países africanos para arrancarles acuerdos de devolución de inmigrantes africanos (Senegal, Gambia), se aumentó la presencia española policial y militar en múltiples naciones africanas (Mali, Senegal y otras) y su socio de gobierno, Unidas Podemos, solo rompió el silencio sobre toda esta política de barbarie racista en dos ocasiones: 1) cuando en Arguineguín hubieron manifestaciones racistas, lo que les llevó a nivel autonómico pedir la dimisión de Grande Marlaska, aunque muy rápidamente fueron desautorizados por sus jefes de la metrópoli (sin olvidar antecedentes como las barricadas en Tunte o el apedreamiento de un centro de inmigrantes menores en Las Palmas); y 2) cuando salió en prensa que algunos barrios populares canarios estaban organizándose para agredir inmigrantes y convocar manifestaciones racistas. Curiosamente, es en estos dos momentos cuando todos los medios de comunicación “progresistas” y UP vieron el racismo de la sociedad canaria, pero en todo el tiempo anterior resulta que no vieron ni un poquito de racismo en las criminales políticas del Régimen reaccionario, colonialista y racista que impera en la España de los borbones del que ellos ahora son partícipes y colaboracionistas activos. Estos señores del cambio asaltadores del cielo no vieron racismo cuando se metía a nuestros hermanos y hermanas africanos en campamentos inhumanos, sin ducha, sin comida caliente, durante semanas (cuando la ley estipula un máximo de 72 horas). No vieron racismo cuando le arrebataron sus hijos a nuestras hermanas africanas. No vieron racismo en todo ese tiempo y no escribieron carta abierta a Marlaska alguna. Se ve que no hacía falta.

Y así es como llegamos a la actual situación en la que un simple bulo o un titular sacado de tono provoca oleadas de odio, racismo, xenofobia y clasismo en barrios populares canarios históricamente excluidos y abandonados. Pero, curiosamente, sólo se habla del auge de este racismo social y popular, mientras no se habla del auge del racismo estructural, sistemático e institucional de un Gobierno que se dice progresista. Llegamos a esta situación porque el PSOE reactivó la ruta canaria, que causó la muerte de más de 1800 seres humanos a lo largo del año 2020, llegamos a esta situación porque encierran aquí a los inmigrantes africanos y les someten a todo tipo de vejaciones, llegamos a esta situación no porque se estén haciendo “malas políticas migratorias” o se esté “gestionando mal”, sino, precisamente, porque en España es así como se considera que “se gestiona bien” cuando se trata de inmigración africana. Pero, por desgracia, la izquierda sigue haciendo responsable de todo esto únicamente a una oposición que, por muy asquerosamente facha y racista que sea, no es la que gobierna, ni la que gestiona inmigración, ni la que firma acuerdos pesqueros de saqueo con Senegal, ni la que aumenta la presencia militar en Mali. No son los bulos o Vox los principales responsables, sino un régimen reaccionario entero del que este gobierno “del cambio” es su fiel servidor.

Cristian Sima Guerra




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