Me contó con melancolía que pensaba que quizás, si no le hubieran inculcado —como a muchas de nosotras— que había que salir de aquí para tener un futuro, habría sido una persona muy feliz en su Garafía natal. Habría seguido con el oficio de sus padres —que recientemente habían tenido que cerrar el negocio por falta de relevo— y tendría una vida plena…