TITSA mantiene activas en Santa Cruz y La Laguna guaguas de 20 años de antigüedad cuando al taxi se le exige un máximo de 12
Son imágenes del martes, ya enfilados para finales de agosto de 2018, y se pueden observar vehículos matrícula BW, del siglo pasado literalmente, mientras a un taxista según el antiguo reglamento (ahora lo acaban de cambiar) se le exigía renovar obligatoriamente su coche a los 12 años. Obviamente a las guagua se le escuchan más los chirridos que el propio ruido del motor, pero qué más da en la tierra de las catenarias.
Francamente, es cierto que desde 2004 que se empeñaron en meternos el tranvía con calzador, ahí está y las consecuencias son que aún hoy en día entre TITSA y Metropolitano se mueven unos cinco millones de pasajeros menos que los que movía sólo TITSA en el 2004; resulta que el abandono de la empresa pública de guaguas fue total. No sólo se la asfixió económicamente al desaparecer la línea 013 y al quedar reducidas a la mínima expresión la 014 y la 015 que eran verdaderamente las joyas de la corona y que permitían que el servicio público fuera eficaz en las zonas sin rentabilidad. Pero Metropolitano no tiene nada que ver con eso, coge lo rentable y lo que no interesa para las guaguas sin compensaciones de ningún tipo y sin compartir su verde tapiz verde de césped en el que nos gastamos ingentes cantidades de agua que no tenemos sin el más mínimo miramiento. La guagua y los taxis a las colas y el manto verde para el tranvía con prioridad de paso en todas partes, lo que no ocurre en ciudad europea alguna porque donde el espacio es escaso, como aquí, no queda otra que compartir la plataforma entre todos los que se dedican a lo mismo. ¡Hasta los servicios de emergencia se ven bloqueados en kilómetros de vías que han dejado de un solo carril porque no hay forma de subir al césped en caso de atasco que es justamente lo que ocurre cuando hay un incidente!
Pero el complejo de estos pueblerinos del Cabildo les viene de aquello de que el tranvía es modernidad y la guagua es pasado, vamos, que esos tipos de Londres, Dublín, Berlín, París… no tienen ni idea al darle exactamente la misma importancia a todos los medios de transporte público. Ellos son más listos y por eso hemos invertido unos 150 millones de euros, para empezar a hablar, en un tranvía que en términos absolutos ha hecho que la isla de Tenerife pierda entre cinco y seis millones de usuarios de transporte público. Y eso con el boom turístico casi estremecedor que hemos tenido esta última década.
Claro, la cuenta de ellos es fácil, la gente lo coge. Hombre, a mi me parece un disparate pero también lo cojo. Yo antes iba en mi 015 en 20 minutos máximo del centro de Santa Cruz (Cabildo) a centro de La Laguna (San Benito), y ahora casi a diario no me queda otra que coger el tranvía. ¿Porque me gusta estar 45 minutos en lugar de 20 metido en el tranvía con respecto a la guagua? Pues obviamente no, la cuestión es que para obligarme a coger el tranvía me han quitado mi guagua de toda la vida, me la han mandado a las afueras, para obligarme a hacer prácticamente dos transbordos que a mí me salen “gratis” pero que el Cabildo subvenciona con más de dos euros y medio, además de que si hago eso en las estadísticas salgo como un usuario de la guagua y sumo dos al tranvía porque me obligan a transbordar.
¿Que para ellos es un éxito eso que a mí me cuesta 20 minutos más y a las arcas públicas le sale por una fortuna? Hombre, pues mientras ellos sean felices estupendo, pero unos buenos años faltan todavía para que TITSA y Metropolitano recuperen los casi 60 millones de pasajeros que estuvo a punto de alcanzar TITSA en 2004, justo el año en que comenzaron las obras de ese gran “éxito” que nadie quiere que se amplíe a ninguna parte porque tampoco es tan sencillo engañar a todo el mundo durante toda la vida. Se puede, en verdad, pero tiene su complejidad sobre todo cuando se nos pasa la borrachera y nos enfrentamos a la triste realidad de las autopistas bloqueadas.
Y sí, es verdad también, ahora se están viendo más guaguas nuevas que nunca porque hasta a ellos les resulta muy cantoso el tema (incendios de guaguas cada dos por tres entre otras cosas), además de las normativas que están obligados a cumplir de emisiones y demás. Por fin los usuarios del Sur están viendo alguna guagua nueva, antes todas las que iban para abajo se habían estrenado previamente en los feudos electorales de ATI. Yo sé que el personal no 
se lo cree, pero pregúntenle a los conductores porque la gente suele ser más olvidadiza. De hecho las primeras guaguas de piso bajo que vio el Sur, imagínense, fueron indirectamente gracias al tranvía porque se quedaron grandes las articuladas de la 015 y la 014 que ya eran en buena medida unos cacharros viejos en esa época, unas MAN que todavía creo que se las ve por allá a paso de tortuga, y fueron una auténtica novedad y casi revolución en las rutas Las Galletas, El Fraile, Guaza, Los Cristianos…
Ese es el panorama mientras las autopistas se colapsan mientras la propaganda dice que el tranvía ha evitado tres millones de desplazamientos en coche. Claro, seguramente será un disparate porque coches hay más que nunca, pero en todo caso lo que no le han encargado a la consultora es estudiar cuántos desplazamientos en coche ha provocado el tranvía al dejar bloqueadas a las guaguas (que llegaron a perder 22 millones de usuarios) y a los taxis. Ese análisis no interesa básicamente porque no interesa estudiar la movilidad en su conjunto. Pero, sin duda, mejor será no analizar los datos, las cifras y no la propaganda, y seguir mirando para otro lado como hace la propia oposición política que ahora se manifiesta contra el tranvía a La Gallega, que obviamente es un disparate como todos los demás con ese planteamiento de ir contra la guagua y el taxi, pero no se plantea que si no sigue hasta La Gallega -o hasta donde sea hundiendo a los comerciantes y a quien haga falta- la disparatada Línea 2 hay que levantarla porque no hay forma humana de justificar eso con menos de un 10% de ocupación. La cosa no se soluciona ya ni con guaguas eléctricas ni con nada, eso es sencillamente un dispendio injustificable.
