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25 de Noviembre. Si tú me tratas mal, yo te denunciaré

Este año, me quedo sin salir a la calle a gritar “ni una mas, ni una menos”, o que “la vergüenza cambie de lado”, este año he decidido que mientras las calles sean lugares inseguros para nosotras y espacios de impunidad para ellos, las relaciones hetero sigan perpetuando toda tipo de violencia de forma normalizada, los entornos familiares, sociales y profesionales nos sigan culpabilizando y acusando a las mujeres por no estar a la altura de las “circunstancias”, se nos siga acusando de puritanas a las feministas que alzamos la voz contra la explotación sexual y contra las practicas violentas que quieren instaurar como algo normalizado dentro de las relaciones sexuales, los salarios estén descompensados intencionadamente favoreciendo al hombre, los recursos de atención a las victimas sigan perpetuando la violencia hacia las mujeres, tanto desde la forma de tratar a las trabajadoras (que por cierto estarán en Huelga precisamente el día 25N con una concentración convocada  por fuera del Cabildo de Tenerife a las 11 de la mañana) como con las listas  de espera para la atención personalizada a mujeres que necesitan el apoyo de manera urgente. Este año siento que la lucha contra las violencias sigue empeorando por lo que no voy a salir a sentir que me desahogo y he hecho algo. Este 25 de noviembre creo que es necesario un espacio para la reflexión, para cambiar lo que no funciona, para sensibilizarnos de la normalización y repetición de lo que ya está programado. 

Desde esta postura de desobediencia a la propia desobediencia, que ya no es tal porque nos la han permitido, quiero enviar mi apoyo a las que luchan, a las que van a llenar las calles con la esperanza de que llegue el día en que seamos libres y no valientes, en el que seamos ciudadanas con igualdad de trato y derechos, el día que aquello de que “todas hemos sufrido algún tipo de violencia” sea historia, historia de esa que es difícil de narrar y de entender, de la que avergüenza. 

Recordemos que en los recursos destinados a las víctimas, la precariedad se representa tanto en los salarios, convenios, horarios, como en las infraestructuras donde se alojan las trabajadoras. Si las trabajadoras de los recursos sufren violencia a través de la discriminación que supone la externalización de sus puestos, esta violencia se ejerce indirectamente y directamente sobre las mujeres que acuden a estos servicios buscando un lugar de atención seguro. Una vez más, la feminización de un sector garantiza la precariedad para quienes trabajan y para quienes reciben la atención. 

Vengo denunciando hace años que la violencia institucional es la estructura que perpetúa la violencia machista en nuestro sistema, y esta violencia se ejerce a través de personas, de profesionales de diferentes sectores que atienden a mujeres. Por lo tanto estas  intervenciones agresivas que revictimizan son las primeras que tenemos que erradicar. Contamos con un entramado tan complicado dentro del marco que legisla y que regula las administraciones que realmente no sabemos dónde y cómo denunciar cuando se nos revictimiza desde ese gigante que es la administración. Lo cierto es que este maltrato es el que provoca la desestimación del derecho a denunciar, que muchas mujeres regresen con el maltratador o parezca imposible superar la situación. La violencia secundaria provoca y empeora la vulnerabilidad y es que aunque no seas o estés vulnerable en todos los aspectos, el que te vulneren una y otra vez te hace sentir como si sí lo fueras, te va haciendo perder la autoestima, la autoconfianza, la autogestión, va mermando la seguridad en la persona.  

Las instituciones nos vulneran cuando a través de quien nos atiende se duda de nuestro relato, cuando se nos culpa por haber estado en esa relación, cuando cuestionan nuestra inocencia y no la del victimario, cuando juzgan nuestra forma de actuar; nos vulneran cuando tenemos que esforzarnos en ser creíbles demostrando que somos personas de bien. Este sistema está pensado de principio a fin para que seamos las que salimos perdiendo, las que callamos y seguimos adelante llevando la carga de la vergüenza y falta de justicia, las que ocultamos una realidad violenta para evitar hacer daño a nuestro entorno (descendientes, amistades, familiares…..), es por ello, aquello de que la vergüenza cambie de lado, lema que debemos a Gisèle Pelicot. Vamos haciendo camino despacio, con demasiadas trabas, acusaciones hacia nosotras, cuestionamientos dolorosos, salvando obstáculos, buscando iguales que practiquen la Sororidad para apoyarnos entre nosotras y sentir que estamos acompañadas más allá de esos días en los que salimos a gritar a la calle. 

Este año en honor a las asesinadas, a las violadas, a las cuestionadas, a las estafadas, a todas las mujeres que de una y otra forma hemos vivido la violencia machista, no voy a salir a la calle. Me voy a quedar trabajando en el acompañamiento a mujeres, a jóvenes que siguen encontrando en el sistema otro maltratador, el más peligroso y perverso,  pues es el que da ejemplo al resto de la sociedad. Aprovecho para enviar un mensaje a quienes trabajan en la administración, si tú que puedes ejercer el buen trato y por el contrario,  permites y perpetúas la violencia sobre las mujeres, tú eres parte, cara y responsable de esa Violencia Institucional. Quien trabaja para la administración tiene cara y nombre, así que es el momento de empezar a tomar nota y denunciar públicamente, de forma anónima si te sientes más segura, pero denunciar. Existen diferentes canales en las redes y recuerda también lo puedes hacer en la Diputada del Común. Que no sólo la vergüenza cambie de lado, sino que también cambie la vulneración al derecho del buen trato, si tú me tratas mal, yo te denunciaré. 

Las instituciones esas mismas que nos revictimizan están marcando la política  que se tiene que establecer, los partidos que gobiernan están sin programas electorales en los que la agenda feminista sea un eje transversal, se ejecuta la política feminista a través de sus partidas económicas que se trasladan a la sociedad como subvenciones a las asociaciones sin ánimo de lucro (que tienen que cumplir con los criterios establecidos en unas bases) o con la contratación de empresas para prestar los servicios de atención a las mujeres víctimas. El debate ha desaparecido y con ellas las mesas especializadas como la mesa insular de la mujer, en la isla de Tenerife. Nos siguen matando, violando, timando, revictimización, no funciona lo que se está haciendo y parece que las que  manejan desde dentro de la administración están cómodas o acomodadas, mientras el resto sufre las consecuencias, como decía, el patriarcado está bien afianzado dentro de las instituciones, así que este año no saldré a llenar las calles para dejar mi conciencia tranquila, seguiré animando a denunciar al propio sistema, seguiré trabajando y mantendré mi conciencia revuelta buscando soluciones. 

María José Belda Díaz

Psicóloga, Feminista, Activista – Exconsejera del Cabildo de Tenerife

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