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Los Caballos de Fuego en las Fiestas del Santísimo Cristo de La Laguna

San Cristóbal de La Laguna es el tercer municipio canario más poblado y está formada por una veintena de núcleos urbanos, los del norte de gran tradición agrícola y ganadera, los del al sur forman parte de un conglomerado comercial e industrial donde destaca el comercio tradicional, la pequeña industria e importantes centros comerciales. La mayor parte de su población activa trabaja en el sector servicios pero existe un importante arraigo con las formas de vida tradicionales, como se advierte en multitud de celebraciones festivas.En el casco histórico se realizan fiestas de gran afluencia como las de Corpus, Romería de San Benito, Semana Santa, San Juan, San Diego, etc. En septiembre tiene una gran repercusión la del Santísimo Cristo, cuyo espacio central es la plaza de San Francisco y el Real Santuario. En ellas tiene lugar una manifestación peculiar de carácter ritual como es Los Caballitos de Fuego, víspera de la festividad.

Se trata de una recuperación de aquellos que tuvieron actividad hasta los años cincuenta del siglo pasado,revivificada en 1992 en forma de desfile o pandorga organizado por el área de cultura y patrimonio del Ayuntamiento, que sigue activa aunque con perceptibles modificaciones de lo que fueron, probablemente por una insuficiente investigación.

El desfile sale desde la plaza de La Concepción sobre las ocho de la tarde y transcurre por las calles de La Carrera y Viana hasta la plaza con la aparición de fanfarrias y faroles. Al final son quemados fuegos dispuestos sobre varios caballos previamente ubicados junto a la entrada del Santuario en un perímetro cerrado al público. Estos se parecen más a los que salían de antiguo. Los Caballitos son paseados por el grupo Scouts Aguere 70 desde su renacer y actualmente con varios colegios. Se realizan con una estructura ligera de varillas de caña sujetas con alambre, forradas con pliegos de papel de colores a modo de flecos, crines de papel y vivaces ojos. El tamaño y número varía adaptado a sus portadores. Junto a ellos desfila un centenar de personas con farolillos. Los Caballitos reúnen varios miles de espectadores en su recorrido pero los actuales tienen una forma similar a los Fufos de Tazacorte. Así fueron recreados con la pretensión de incorporarlos alas Fiestas desde las instancias oficiales, entroncándolos con las generaciones pasadas.

Estas figuras tienen importantes diferencias con los del pasado de Aguere. La pintora inglesa Elizabeth Murray vivió en Tenerife a mitad del siglo XIX tras llegar en 1850 y reflejó una descripción de La Pandorga[1] en la que numerosas personas vestidas con  pantalones y camisas blancas portaban faroles de papel con velas encendidas y otros sostenían inmensas figuras realizadas en papel blanco representando horribles gigantes y figuras del sol, la luna, estrellas, camellos, burros, gansos, patos,… iluminados en su interior y cómo con sus movimientos y saltos motivaban accidentes en forma de incendios como también recoge en Recuerdos de Tenerife[2] de José Luis García Pérez.

Las pandorgas se han realizado en otras localidades canarias. En 1854 la festividad de La Cruz, en Santa Cruz de Tenerife, incluyó entre los actos populares luchas, regatas, carreras de burros, gallos, pandorga, globos, sortijas a caballo, etc.como cita Francisco Martínez Vera[3]. Las figuras de animales en las Pandorgas no se reducían a caballitos, pero debieron ser siempre abundantes.Referencias a figuras de Caballos las hemos visto en El Amparo, Las Angustias,  El Tanque o Tejina. En El Amparo[4] «algunos individuos se disfrazaban como caballos. Estos llevaban unas bengalas de caña y eso iba alumbrando«. En Las Angustias las hubo hasta hace unas décadas, en Tejina son referidos por Juan Primo de la Guerra en su Diario del XIX, durante la Librea «en que hubo figuras de Toros y Caballos» y aún desfilan en las libreas de El Tanque.

La prensa y los programas de festejos de la primera mitad del siglo XX, además de algunos informantes cualificados, nos esclarecen detalles de interés sobre aquellos Caballitos de Fuego tan diferentes. A finales del  XIX la Pandorga era el día doce y en la víspera del Santísimo aparecían los Caballitos de Fuego en la plaza del Cristo con acompañamiento musical de la banda El Porvenir.La bandaLa Fesiguió desde 1890. En ese entorno corren los caballitos laguneros portados por dos hombres cada uno y con artefactos pirotécnicos en su cabeza y en su lomo. Son dos variaciones ya de por sí notables. La prensa recoge como tras el paseo en dicha plaza se prendía la pirotecnia que cargaban y otros fuegos, normalmente a las ocho de la tarde y en ocasiones algo más tarde.

El Diario de Tenerife[5] recoge en 1890 la solemne y devota función religiosa del día 12 a las diez con descendimiento del Cristo. Por la tarde a las cuatro, cucañas y Pandorga compuesta por multitud de figuras diversas por las calles de la población. El 13 había cucaña, carreras de sacos, de sortijas y otras diversiones con la banda y al final se quemaban en la plaza varios Caballos de Fuego. El periódico liberal conservador La Opinión[6] en 1900 detalla como para el día doce se prepara una iluminación general y vistosa pandorga desde la plaza de San Francisco para continuar por el casco de Aguere, llegando desde Las Cruces de nuevo a la plaza. El día trece, continúa, se prepara una carroza alegórica, actuación de la banda La Fe y tras el paseo se quemarán algunos caballos de fuego.  De igual manera informa Unión Conservadora[7] en 1900 y similar es la descripción del Diario de Tenerife del mismo año aunque en este caso la pandorga es el once con nuevas figuras grotescas y carrozas alegóricas y el trece los caballitos.  En esta época La Pandorga es un acto separado de la quema de los caballitos. Coincide Siglo XX: semanario de ciencias, literatura y artes[8] indicando el 13 a las ocho de la noche “un paseo en la plaza en el que tocará la banda de música La Fe. Terminado el paseo se quemarán algunos caballitos de fuego y la plaza estará adornada y alumbrada a la veneciana”. Los mismos datos se van a repetir en 1901 con algún otro detalle al respecto de las bandas de música intervinientes. Lo reitera Unión Conservadora[9]muy numerosa la afluencia de forasteros con motivo de las fiestas en honor del Santísimo. Por la noche a las ocho paseo en la plaza de San Francisco en la que tocarán La Fe y la del Regimiento de Canarias y terminado se quemarán numerosos caballitos de fuego”.

La prensa entre 1890 y 1910 no describe cómo eran los Caballitos de Fuego laguneros pero reitera que eran la víspera del Cristo, de cierta popularidad, separados de La Pandorga anunciadora y acompañamiento musical en la plaza adornada y alumbrada a la veneciana además del número de caballitos que tomaban parte, varios, algunos o numerosos. Así lo expresa también La Región Canaria de 1901 “día trece a las ocho paseo con las bandas La Fe y la del Regimiento Canarias. Terminado se quemarán numerosos caballitos de fuego”.

No podemos afirmar que no salieran los caballitos también durante La Pandorga, pero los datos que arroja la prensa son precisos y los menciona para la víspera, sobre las ocho de la noche. El Obrero de 23 de septiembre de 1905 coincide en la fecha pero a las nueve de la noche, La Región Canaria de 1909 añade “que como siempre produjeron algunos sustos y carreras a los guapos que se le acercaban”.    

El término pandorga va a ir quedando en desuso desde 1920 para transformarse en un desfile con carrozas y ya entre el cuatro y el once de septiembre como aparece en los programas editados desde 1922 conservados por Manuel González Martín, vecino y coleccionista de antigüedades relacionadas con la pirotecnia y la fiesta del Cristo. El de 1913 indica Pandorga o Retreta el doce de septiembre y por primera vez en el de 1922 vemos Cabalgata de Carrozas y Pandorga con Gigantes y Cabezudos. En 1929 es Tradicional Pandorga el día 9, sólo Cabalgata en 1932 (día 11) y Gran Cabalgata en 1935 (día 8) en la que salen once carrozas. Los programas de los años cuarenta reflejan Gran Cabalgata el siete de septiembre de 1941, Gran Cabalgata Cívico Militar con figuras grotescas el 10 de septiembre de 1943 y Gran Retreta o Cabalgata el día diez de 1946. A partir de 1950 es siempre Gran Cabalgata o Tradicional Cabalgata el término más usado pero nunca el día doce como habíamos recogido para antes de 1910.

Los Caballos dejan de salir en los años cincuenta según Felisa Fajardo Delgado[10]cuatro caballitos o así de papeles de flequillos brincaban como para asustar detrás de los niños, y llevaban cohetillos o bengalas en la cabeza, todos llevaban fuegos y daban miedo porque yo tendría diez años o poco más”.

Para el investigador Julio Torres Santos[11] la desaparición fue algo posterior y tenían una estructura diferente. “Los caballos que sacan ahora son como los de La Palma, no son como los que sacaban en La Laguna hasta los años sesenta, aquí eran diferentes”.

Bonfilio Marrero[12] se dedicaba a mantenimiento, arreglos y alumbrado en la  plaza “Eso se acabó por los años cincuenta y pico pero eran diferentes a los de ahora que parecen los de Tazacorte”. Bonfilio llegó a salir de caballito algunos años con otros empleados del ayuntamiento la víspera con la pandorga “se quemaban sobre las once o doce de la noche en la plaza con esos fuegos en la cabeza y en el lomo. Iban hombres con bengalas en la mano y un carro de bengalas al lado”. Nos atrevemos a prolongar esta actividad al menos al inicio de la década de los sesenta, como es el parecer de Julio Torres.

Manuel González Martín[13] es yerno de uno de los encargados de hacer los últimos caballos laguneros, Antonio de Armas Padrón[14].La Pirotecnia Padrón funcionó entre 1900 y 1977 y realizaba los fuegos de la época, abanicos, coronillas, mozaicos, ruedas, bastidores de cohetes, muñecos y demás, junto a otras pirotecnias. Eran atracciones vistosas y esperadas. Confeccionaban los Caballos que salían también en San Benito y San Juan con una estructura de caña cubierta con papel en varias capas y luego pintado normalmente de color negro o marrón oscuro del tamaño de un caballo real, hueca y abierta solamente por debajo con algunos travesaños de refuerzo y para agarrarse. Eran cargados por dos personas erguidas, sus piernas quedaban como las patas del animal y sus cuerpos tapados por el cuerpo de la figura. Alrededor llevaban un faldón del mismo color que el caballo en tiras de papel, en ocasiones de colores llamativos. En la cabeza y lomo llevaban cartuchos de fuegos artificiales de los que echan chispas blancas con sus mechas tapadas para que no se incendien antes de tiempo. El público no está viendo figuras de caballitos con sus jinetes, sino caballos sueltos, como salvajes, locos, cargados de fuegos de artificio que corretean, bailan, corren y amenazan con sus movimientos bruscos al público que se aglomera por calles y plaza.

Añade Manuel González que “al final salía un solo Caballo de Fuego, en ocasiones un toro, también con sus fuegos, pero no se quemaba la figura del animal sino los fuegos que llevaba”. Se adivina el declive del rito limitado a una sola figura encargada a los fogueteros por el ayuntamiento. Manuel González hizo con Antonio una réplica de un Caballo y guarda un documento de cómo su suegro los definía.

Era una base de animal (…) con material preferentemente incombustible para que las personas que iban debajo no se quemaran. Encima de la figura iban diversos fuegos, sobre todo culebrillas o buscapié…Iba dando vueltas por las calles y plazas y despedía fuego inofensivo desde su lomo y cabeza por los años cuarenta. Siempre había voluntarios, de comisión o empleados de confianza del foguetero.

El día trece los veremos de nuevo, no llevarán dentro a dos personas ni correrán libremente detrás del público con sus chispeantes fuegos. Se quemarán en una zona de seguridad, los pirotécnicos harán su trabajo y como siglos atrás las chispas volverán a iluminar la noche estival lagunera, ya cerca del equinoccio de otoño.

Ricardo Fajardo Hernández

Suficiencia Investigadora en Antropología por la ULL

[1]Sexteen years of an artist’s life in Morocco, Spain and Canary Islands (Londres, 1859:86)

[2] Editorial Idea, 2004.

[3] El Antiguo Santa Cruz: crónicas de la capital de Canarias. Instituto de Estudios Canarios (2003:48-49).

[4] Información de Eduardo González, referida en Las Fiestas de El Amparo, de Manuel Lorenzo Perera (1989:118).

[5] Diario de Tenerife de 10 de septiembre de 1890. Jable.ulpgc.es/jable/cgi (visto el 5 de agosto de 2019).

[6] La Opinión de 7 de septiembre de 1900.

[7] Unión Conservadora de 17 de septiembre de 1900.

[8] Siglo XX del 7 de septiembre de 1900.

[9] Unión Conservadora de 13 de septiembre de 1901.

[10] Información facilitada por doña Felisa Fajardo Delgado (Tegueste, 1942) el 07.04.2012.

[11] Información facilitada por don Julio Torres Santos durante agosto de2019.

[12] Información facilitada por don Bonfilio Marrero (La Laguna, 1944), durante agosto de 2019.

[13] Información facilitada por don Manuel González Martín (La Laguna, 1956) durante agosto de 2019.

[14] Antonio Armas Padrón (La Laguna, 1926) falleció con 92 años el 26 de septiembre de 2018. 




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