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Los datos epidemiológicos empeoran y el Gobierno de Canarias mira para otro lado

Los canarios y canarias no vamos a tener Semana Santa, los turistas extranjeros van a tenerla por nosotros y después volveremos a experimentar un aumento de restricciones, se verá afectado todo el tejido productivo a cambio de recibir un ligero repunte de visitantes que no contentará a nadie, nuevamente ni comen, ni dejan comer”

Canarias ya no está a la cola de incidencia acumulada (IA 14 días) por positivos en COVID-19, argumento que hasta ahora era la base para permitir todo tipo de concesiones al turismo. Durante la jornada del viernes se vuelve a experimentar un incremento de casos respecto al día anterior confirmando la tendencia al alza y, por desgracia, 4 fallecidos. Somos la 4ª comunidad con mayor incremento en la incidencia acumulada (IA) durante los últimos 14 días y este aumento aún no se ha trasladado a la presión hospitalaria, que ya se encontraba en situación de riesgo alto. Todas las islas tienen IA superiores a 50 durante los últimos 14 días, pero preocupan especialmente Gran Canaria y Tenerife, sería la primera vez que las islas capitalinas enfrenten una nueva ola simultáneamente desde que se tienen datos fiables de la pandemia. La IA de personas mayores de 65 años en estas islas también está creciendo de manera preocupante, también en Fuerteventura, especialmente durante la última semana. Respecto a la trazabilidad, en 3 de cada 10 casos detectados no se conoce el origen del brote, siendo este indicador, junto a la IA y una tasa de positividad crecientes, claves para entender que en un plazo muy corto los contagios puedan aumentar significativamente con todo lo que ello conlleva, podrían duplicarse en algo más de una semana.

La reciente decisión tomada por el Gobierno de Canarias, que entrará en vigor a partir de la semana que viene, consiste en mantener un nivel 2 de alerta en las islas con peores datos, pero será un nivel 2 especial, prácticamente un nivel 3, la diferencia más significativa será que no se lleva a cabo el cierre perimetral y se permitirán actividades en espacios interiores, dicho de otra manera, el pack de medidas perfecto para atraer al turismo mientras los datos empeoran.

Pese a la exigencia de requerir test con resultado negativo 72 horas antes de viajar a Canarias, el número de casos importados por europeos no ha dejado de incrementarse, un claro ejemplo es el brote detectado después de la celebración de una fiesta ilegal organizada por extranjeros, quienes se sienten atraídos por restricciones menos exigentes respecto a sus países de origen y, al parecer, este tipo de concentraciones lúdicas se está incrementando de forma significativa en alojamientos rurales. Como decíamos hace unas semanas, permisividad disfrazada de seguridad sanitaria. A esto hay que añadir la opacidad en Canarias respecto al seguimiento de las nuevas cepas, ya que hasta la fecha no se ha publicado ningún tipo de informe sobre la prevalencia de la cepa británica, aunque algunos expertos señalan que es la responsable de aproximadamente un 40% de los contagios e incluso que fuera la causante de la última ola sucedida en Lanzarote. Es evidente que exponer este tipo de datos compromete la visión que trata de imponer el Gobierno sobre la responsabilidad de los contagios, hasta ahora la culpa siempre fue del isleño, los contactos estrechos dentro de la familia siempre han quedado señalados frente a otras actividades que disfrutan de impunidad a la hora de establecer trazabilidad del virus y todo lo que rodea al turismo se encuentra dentro de esta cortina.

Los canarios y canarias no vamos a tener Semana Santa, los turistas extranjeros van a tenerla por nosotros y después volveremos a experimentar un aumento de restricciones, se verá afectado todo el tejido productivo a cambio de recibir un ligero repunte de visitantes que no contentará a nadie, nuevamente ni comen, ni dejan comer.

Por otra parte, sorprende que muchas voces se alertaran de que los españoles no puedan hacer turismo en Canarias, de por qué un peninsular no iba a tener el mismo derecho que un inglés. Sorprende que se escandalicen por eso y hace unas semanas eran los mismos que pasaban por alto la discriminación de los canarios respecto a cualquier turista, fuera peninsular o de la estepa rusa, para viajar entre islas. Un claro manifiesto más que evidencia el complejo de inferioridad que manejan desde la implantación del monocultivo turístico.

 

J. Pablo Monzón



 


 

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