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Nacional- Poder comer tres veces al día es garantía de libertad

Solo quien es consciente de su propia esclavitud puede saber lo que realmente es libertad. ¿Se imaginan un país que dependa por entero de lo que pueda comprar allende su fronteras sin producir al menos la mayor parte de la comida que consume su población? Ese país no será libre nunca, pues aquel enemigo avispado o aquel especulador sagaz que controle el flujo comercial de comida hacia ese país lo tendrá sometido por un lugar más delicado que los testículos: ¡Por el estómago! (¿Libre Comercio? Sí, sí…, ¿Y el bloqueo comercial de los USA a Cuba?) No importará lo que diga el pueblo, no importará lo que diga el gobierno legítimo de ese pueblo, solo importará lo que diga el que controla que puedan comer o pasar penurias o hambre, solo sus intereses y no los populares serán los que prevalezcan puesto que tiene en sus manos un capital elemento de chantaje. ¿Entienden?

La única forma de soslayar ese chantaje es que ese país produjera al menos la mayor parte de la alimentación básica necesaria para mantener alimentada a la población con una dieta con las mínimas condiciones de calidad nutricional para todos los sectores de su sociedad civil. Cuanta más comida deba de comprarse en el extranjero, menos capacidad para obrar libremente tendrá cualquier país y más expuesto estará a que cualquiera aproveche esa debilidad en su contra, imponiéndole tratados y/o condiciones abusivas en cualquier momento.

Tomemos como referencia de soberanía alimenticia como símbolo de libertad, al margen de cuestiones ideológicas, el ejemplo de Cuba, que tras el triunfo de la Revolución emprendió una profunda reforma agraria con el fin de garantizar su independencia, y tras décadas de bloqueo comercial ilegal por parte de USA, lograron aguantar lo suficiente, aún sin la ayuda soviética, para ver el día en que al enemigo de Washington “no le quedara más remedio que reconocer sus errores aunque sin renunciar a acabar con el régimen cubano”. Ese debe ser nuestro referente, salvando las diferencias históricas y políticas, ir trabajando poco a poco para conseguir el objetivo de ser soberanos cada vez que nos llevemos una cuchara a la boca.

No podemos seguir por el camino de una agricultura subvencionada desde Europa que nos dice cuanto tenemos que cultivar, cuanto nos compran y cuanta cantidad de alimentos tenemos que tirar a la basura para mantener los precios en unos márgenes prefijados, no podemos seguir por el camino de que se nos diga que podemos o no podemos cultivar desde miles de kilómetros sin tener en cuenta nuestros problemas y necesidades. Canarias no puede permitirse un tipo de agricultura que no solo esquilma el acuífero subterráneo, envenenándolo con venenos que aún siendo legales no dejan de ser letales más tarde o más temprano. Debemos recuperar nuestra agricultura tradicional, aquella que siempre nos dio de comer y respetó nuestros recursos naturales, llenando nuestros estómagos y no los vertederos con toneladas y toneladas de alimentos mientras la gente pasa hambre. Es en definitiva, todo un modelo agropecuario lo que tenemos que cambiar.

Naturalmente, todavía no tenemos el poder político suficiente para ir dando pasos en esa dirección, pero si es preciso que tengamos claro qué modelo agropecuario debemos diseñar y construir para alcanzar nuestro objetivo, que “piezas son necesarias”, que estrategias y tácticas debemos adoptar, lo que nos permitirá luchar todos juntos hacia la consecución de un mismo y común objetivo. Está claro que, careciendo del poder político necesario para plantearle un “envite” soberanista al estado español, que nos permita una negociación de “tú a tú” tanto con el estado como con la UE, debemos primero tomar las Instituciones Locales antes de plantear el “desafío soberanista”. Es lo normal en estos casos, antes de una confrontación política abierta, debemos organizarnos, unidad de acción y captación de más aliados entre nuestro pueblo, es decir hacer el trabajo político necesario entre las masas populares para que nos apoyen a nosotros y no a otros, de ir escalando y tomando posiciones hasta que contemos con el apoyo popular necesario. Debemos ser realistas, ahora mismo no hay otro camino seguro hacia la independencia y descolonización que el que acabo de resumir a grandes rasgos.

 
 
 

Desde la Vieja Fortaleza, Rukaden Ait Anaga

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