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Siemprevivas

Leo fue una guerrera que no conoció el miedo. Llena de alegría contagiosa, de ánimo y camaradería, nos dejó de repente; de forma salvaje, al grito de vacaguaré, dejó parte de su recuerdo manchada de inmensa tristeza para siempre.

María (Acerina) podría haber sido la madre de Leo. De hecho, quizás lo fue en el aspecto político. Por eso, si de alguna manera unimos a estas dos grandes mujeres, a estas dos personas tan queridas, será por inundarnos de nuevo la pena y las ganas de traer a Leo, para que contemple a Acerina y compruebe que hay flores que no se marchitan.

Su sangre de guerrera guanche la hace rebosar vida. Su razón de lucha de liberación político-social la extiende, con naturalidad, en su entorno; como si fuera su propia aura. Su sabiduría sigue creciendo, para tomar la forma de una sorprendente madurez, que posee esa joven eterna.

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Leonor Iniesta Ramos «Leo»

Acerina (María) gritaba desde Argelia, en el año 77, transformada en el altavoz femenino de La Voz de Canarias Libre. En noviembre de ese mismo año hablaba de la huelga estudiantil de la Universidad; justo un mes antes del asesinato de Javier Fernández Quesada. Ella y Nanda, eran las mujeres ejemplares del Movimiento Para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario. Y España no pudo con ella (con ellas) y la Argelia que cedió ante la diplomacia española tampoco.

Reapareció en su tierra, donde encontró de nuevo el campo de batalla de siempre (aquí seguimos, Leo). Ella sabe lo necesario que es “el descanso de la guerrera”, porque su vida ha sido un constante sacrificio, entrega, esfuerzo desmedido…Pero eso no ha impedido que haya sido siempre un ejemplo de militancia intachable, cuyo único pecado es ser demasiado discreta y humilde.

Acerina (o María Espinosa), Nanda, Leo… Y otras tantas mujeres y hombres de valía en la historia contemporánea de nuestra nación, deberían tenernos como escudo día y noche; porque son nuestro más preciado tesoro histórico, al que es un pecado mancillar banalmente o dejar de respetar por un instante.

Así que, cualquier merecido homenaje debería ser una lluvia de alegría. Necesitamos dar fe de que sabemos apreciar las joyas que hay entre nosotros y mostrar nuestro respeto por su constancia y sacrificio.

Hoy, es una meta organizar nuestro Movimiento de Liberación. El que tenemos, con sus carencias y virtudes. Hemos de saber repartir ilusión hasta romper cualquier letargo, hemos de respetarnos, de aprender a complementarnos y, sobre todo, de rescatar ejemplos políticos como el de Acerina, el de Nanda, el de Leo, y otros tantos hombres y mujeres de nuestra lucha que siempre estarán ahí cuando hablemos de igualdad, liberación o independencia.

Hay personas que han estado muertas toda su vida: pero hay otras que estarán siempre vivas.

 
 
 

Pedro M. González Cánovas

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*Audio: María Espinosa “Acerina” desde La Voz de Canarias Libre (MPAIAC). Noviembre 1977

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