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Sumando el 23, porque nada se regala

Como nacionalista que soy admiro el pasado de mi pueblo, formo parte de su presente y soy consciente de que fabrico su futuro. Por eso no me gusta que nadie lo juzgue mal, ni en su pasado ni en la actualidad. Y si alguien piensa de esa forma que lo haga desde el respeto, desde mi condición cualquiera que insulte a mi pueblo me insulta a mí. Yo nunca dejé de ser pueblo.

Desde esa misma perspectiva me enorgullezco cada vez que los nacionalistas canarios llevamos a cabo acciones para hacer despertar al resto, encaminadas a la toma de consciencia. Por supuesto, no me refiero a algunas de las acciones desde las instituciones por autodenominados “nacionalistas canarios” que son reconocidos admiradores del Rey de España, no por las acciones de quienes anteponen intereses económicos particulares a los del global de los habitantes del Archipiélago, no a los que embargan nuestro futuro…

Para mí lo mejor puede ser la publicación de un libro serio, a pesar de las carencias culturales que tenemos y por eso mismo; puede ser una labor llevada a cabo por tres valientes militantes con repercusión internacional, para que se visibilicen nuestras ansias de libertad; o la que se lleve a cabo de forma grupal, aglutinando organizaciones y personas que –al final- son las que están haciendo la historia del pueblo canario.

Como soy parte integrante y no “desconecto”, asumo que nos queda mucho para ser mayoría y que no hay atajos en el camino de la independencia. Pero como progresista pienso que en el trabajo firme y coherente está el crecimiento lógico de nuestro movimiento emancipador, que le haga sentir al que pisa esta tierra bajo sus una nación con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otra del planeta.

Para mí, esta semana empieza todo con la cita por la autodeterminación del sábado 23, y ya me calculo cuántos vamos a ser y cuántos no. Lo que no me acompleja, sino que me asegura haber dado otro paso más para que nuestro pueblo llegue a ser un bloque y fuera se nos vea con el respeto y la dignidad que merece quién lucha por sus derechos, aun consciente de que el fin no está en el lunes siguiente, pero con la fuerza del que no se rinde y sabe que con constancia se abren los mares y así el paso de la libertad ganada: porque nada se regala.

 

 

 

 

Pedro M. González Cánovas

 

 

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