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Clavijo en el mejor de los mundos

Todo lo más que puede aspirar a ser el señor presidente es un mediocre director de una empresa llamada Canarias. Una empresa en la que el 5% de la población se llena los bolsillos mientras el 95% restante se empobrece cada día un poco más”

Al escuchar las intervenciones del presidente de la Comunidad Autónoma de Canarias durante el debate sobre la supuesta nacionalidad canaria, uno podría quedarse con la impresión de que vivimos en el mejor de los mundos gracias a los denodados esfuerzos del actual gobierno canario. Tal parece que el tándem formado por el Partido Popular y Coalición Canaria son unos magníficos gestores sin rival de la cosa pública.

El presidente sacó pecho por los incrementos presupuestarios de 2025, pero escondió que dichos aumentos apenas cubren, en la mayoría de los casos, los duros recortes aplicados en los presupuestos del año anterior. En políticas de vivienda, empleo, educación y bienestar social, los incrementos apenas superan el coste de la vida. En cuanto a la transición energética y la lucha contra el cambio climático, la mayor parte de los recursos se destinan a la privatización de estos sectores, dejando, una vez más, la iniciativa en manos de la especulación y la corrupción, recordemos el concurso eólico de los tiempos de los hermanos Soria.

En sanidad, los aumentos presupuestarios se concentran esencialmente en el gasto farmacéutico. Seguiremos siendo la comunidad autónoma con mayor consumo de ansiolíticos y antidepresivos. No se quiere asumir que el bienestar de la población no se consigue a golpe de receta médica, sino con políticas que garanticen vivienda, cuidados y empleo.

El señor Clavijo no parece darse cuenta de que, pese al aumento del turismo, seguimos siendo un territorio donde el paro juvenil es endémico. Mientras los empresarios se quejan de la falta de mano de obra, tanto Clavijo como ellos esconden nuestra cura realidad; que los salarios son una mierda. Los empresarios no cumplen los convenios de hostelería y la gente está harta de la explotación laboral. Mientras los beneficios empresariales se disparan, los trabajadores canarios se empobrecen. El último dato es demoledor: a pesar de la subida del salario mínimo, en Canarias los ingresos medios han caído en 209 euros anuales debido al efecto de la inflación y las políticas de Clavijeras no están diseñadas para evitarlo. Antes bien, pese a que el presidente recomienda a los empresarios que paguen mejor a sus empleados, todo se queda en agua de borrajas, en palabrería vana, sin acciones concretas y decididas que remedien el asunto.

Canarias sigue siendo una de las comunidades con mayor desempleo y la de menor salario medio. Madrid lidera el ranking salarial con (2.885€), seguida del País Vasco (2.503€). En la mitad de la tabla se encuentra Baleares, con una estructura económica similar a la canaria, con (2.220€). En el otro extremo, cierran la lista Andalucía (2.040€), Extremadura (1.931€) y, en el último puesto, Canarias con un salario medio de apenas 1.873 euros. Nada de esto se menciona en las intervenciones del señor Clavijo en el Parlamento. Para él, gracias a su gestión, estamos en el mejor de los mundos posibles.

Tampoco dice nada sobre el alarmante aumento del número de suicidios en las islas: 8,5 por cada 100.000 habitantes, una cifra muy por encima de Navarra o Valencia, con tasas de 5 y 6,8, respectivamente. Somos la comunidad donde más personas prefieren quitarse la vida antes que seguir viviendo. Ni su famoso protocolo de prevención ni sus políticas de drogar a la población con ansiolíticos han servido para nada. La salud mental se ha convertido en uno de los mayores problemas de las Islas, y se pretende abordarla a golpe de receta. Como resultado, mientras en España se registran 94 ingresos anuales por consumo de estas sustancias, en Canarias la cifra asciende a 147,6. Es decir, ni el aumento del turismo ni las cacareadas políticas de Clavijo y sus socios han mejorado el bienestar de los canarios.

Antes bien, la pérdida de derechos sociales y laborales y, sobre todo, la pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora se esconde en la fanfarria de un debate sobre la nacionalidad en la que el presidente terminó hablando de Cataluña dando el esperpéntico espectáculo de un pretendido nacionalista canario criticando a los nacionalistas catalanes.

Ya lo dice la canción: «Usted no es ná, ni chicha ni limoná». Todo lo más que puede aspirar a ser el señor presidente es un mediocre director de una empresa llamada Canarias. Una empresa en la que el 5% de la población se llena los bolsillos mientras el 95% restante se empobrece cada día un poco más.


Nany Vega
Politóloga. Reunir

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