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Cordillera Mico Quemado: entre los embates de la deforestación y los pirómanos

La cordillera “Mico Quemado” posee una extensión de 28 mil 500 hectáreas de tierra y está ubicada entre los municipios de El Progreso, Santa Rita y El Negrito en el departamento de Yoro, en Honduras. Se le dio la categoría de reserva ecológica mediante el decreto legislativo 144-94. Este lugar alberga un total de 147 diferentes especies de animales e insectos y también es uno de los pulmones principales de la zona norte de Honduras.

Visitar la Cordillera de “Mico Quemado” es más que una aventura. En ese lugar aun es posible el ritual de la mañana fresca -siempre y cuando el sol abrasador nos lo permita-. En esta montaña se vive apartado del ruido insano que conlleva el claxon de los vehículos, solo suenan las aves y sus cantos que parecen metáforas a los días o más bien epifanías de un territorio que con hidalguía, resiste a las terribles embestidas de la deforestación y, a las manos de pirómanos que incendian lo que esté a su paso.

En esta zona todavía habitan un número poco notable de familias que se han hecho en la utopía de la vida desde niños y se resisten a dejar esta montaña que un día los vió nacer a ellos y también a los demás miembros de sus familias. Algo que en realidad me parece un acto valiente ya que seguir en esta zona aun sabiendo lo que implica el paso arrollador de la posmodernidad nos demuestra el amor que le tienen a su tierra, pero también las pocas posibilidades que tienen de construir -junto a los suyos- un mejor mañana lejos de los árboles y los pájaros, que junto a ellos y de manera rotunda se niegan a desaparecer.

Batallar diariamente contra los deforestadores y los pirómanos. Esa es la tarea loable de quienes habitan este hermoso paraje que forma parte de la cordillera “Mico Quemado” ellos junto a miembros valientes de grupos de rescate y bomberos martillean esperanza cuando el Estado deja de cumplir sus labores y remite al total abandono las responsabilidades que le competen en el cuidado de los recursos humanos y naturales del territorio hondureño.

Reforestar y reconstruir en medio del caos y la ceniza. Esta tarea siempre va de la mano con el combate a las formas atroces de destrucción de la vida que nos da la madre naturaleza. Siempre son diferentes grupos y organizaciones ajenas a los gobiernos que se encargan de sembrar y cuidar hasta que sean lo suficientemente grandes los nuevos árboles que se van desarrollando en un territorio que, parece ser, está siendo orillado a la soledad y el total abandono.

A todo esto, hemos de sumar la tragedia que también embarga a las diferentes especies que habitan en este sitio catalogado como “reserva natural” pero que, por diversas razones ha quedado en una deuda enorme con la flora y fauna que espera mucho no solo de la población, sino también, de acciones más contundentes y precisas por parte de las autoridades locales.

“La cordillera Mico Quemado” es una montaña que, a pesar de todos los embates que recibe nos muestra formas contundentes de resistir ante tanta atrocidad cometida por la mano perturbadora, violenta y abominable del ser humano.

“La cordillera Mico Quemado” también es un ejemplo de resistencia ante la invasión de cazadores furtivos, transnacionales de la madera y otros depredadores que, valiéndose de la poca seguridad en este lugar deciden desmembrar lentamente uno de los pulmones vitales en la zona norte de Honduras. Es obligación de cada ciudadano -ante la negligencia estatal- proteger y reforestar estos espacios que aún nos da la madre naturaleza.

Omar Cruz

@OmarZavala1998

 

Omar Cruz es hondureño por nacimiento, estudiante de la carrera de Periodismo y Antropología, narrador, ensayista, columnista internacional, reseñador literario y autor del poemario: Hologramas de ayer, hoy y para siempre… (Atea Editorial, 2019) sus artículos y poesía han sido publicados en periódicos y revistas de México, Argentina, Colombia, Venezuela, Honduras, Guatemala, España, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana, Islas Canarias e Italia.  En septiembre del año 2022 fue finalista en el concurso de cuentos de ciencia ficción, suspenso, misterio y terror convocado por la revista literaria mexicana Inéditos. Su poesía está en antologías de: Honduras, Guatemala, El Salvador, Colombia, Venezuela y México. Ha sido traducido parcialmente al francés, italiano, inglés y recientemente al catalán.

 



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