El historiador Josep María Solé, en la Isla de El Hierro
Durante el mes de enero tuvimos el honor de acompañar al reconocido y prestigioso historiador Josep María solé i Sabaté y a Gemma Garriga a la isla de El Hierro. El interés de Solé radicaba en una antigua tesis doctoral que versaba sobre el pastoreo en la que había sido presidente de tribunal. El doctorando, en los años ochenta, era nada menos que el actual Premio Canarias de Cultura Popular Manuel Lorenzo Perera. Querían conocer las Islas y El Hierro era visita inexcusable.
Así que pusimos rumbo a la isla por unos pocos días con estancia en La Frontera el pasado mes de enero. Sabinosa, El Pozo de la Salud, el Faro de Orchilla y la parada en La Dehesa con sus cuevas de los pastores, era ineludible. Ambos mostraron un profundo interés por conocer cada rincón, sus paisajes volcánicos, su historia y geografía sin parar de preguntar por todo aquello que les causaba admiración, que era mucho. Pusimos rumbo a La Restinga y, de retorno, les sorprendimos con la fiesta de San Antón en El Pinar. Los bailarines con sus danzas, los rítmicos golpes de tambor y los ancestrales pitos resonaron por el pueblo y fue emotiva la entrada a la iglesia, pero tal vez les sorprendió más el monumento a “los que dieron la vida por la libertad”.
Lógicamente recorrimos la cumbre, Nisdafe, Asofa, La Albarrada y los miradores de Jinama y La Peña, acompañados de nuestro lobo herreño Garoé. El nuevo objetivo fue llegar a la Fuente de Isora, allí donde se entregaron los “huídos” en los años cuarenta tras años escondidos en los escarpados acantilados y sus cuevas al amparo de muchos vecinos. Un breve y no tan casual encuentro con el historiador herreño Miguel Ángel Cabrera fue motivo de tertulia, de recuerdos de décadas atrás en congresos de especialistas sobre la guerra civil y la represión franquista por parte de ambos eruditos. La Villa de Valverde y los preciosos pueblos del norte no pasaron desapercibidos.
En un momento de atrevimiento, con nuestros visitantes ya en Cataluña, pedí a Josep María que redactase unas líneas de su estancia con Gemma en El Hierro y quería compartirlas con ustedes.
Ricardo Fajardo Hernández
El Hierro más impensado
El Hierro que he conocido supera todo lo que había pensado, nunca imaginé tal fascinación mágica. Todo nace de un azar académico de finales de los años 80 del pasado siglo.
Por haber estudiado la represión franquista estuve en la Universidad de La Laguna junto el historiador Paco Galván, no recuerdo de forma precisa como me posicioné a favor del pueblo canario. Manuel Lorenzo Perera, prestigioso etnógrafo, poco tiempo después me invitó a formar parte del tribunal de su tesis que versaba sobre El Hierro y la cultura de los pastores, la cual me dejó la más profunda huella, inolvidable. Al final del acto académico hubo una demostración del folklore pastoril de la isla, música y danzas que nos mostraban que nunca se puede separar la ciencia y la universidad del vivir y gozar de la gente.
Jamás he vivido nada igual en mis 40 años universitarios. Tan cálido, tan cercano. Pastores herreños junto doctos académicos en un acto cultural donde ellos nos enseñaban a nosotros.
Pasaron unos treinta años, sin ninguna relación previa Ricardo Fajardo investigador de manifestaciones festivas de carácter zoomorfo en Canarias, tesis dirigida por el Doctor Manuel Lorenzo Perera, me propone ser el presidente del tribunal. Después de tantos años fue el más inesperado ofrecimiento. Una investigación justamente reconocida tanto en el ámbito universitario como popular que me acercó de nuevo a Canarias.
Junto mi esposa nos hemos propuesto conocer todo el archipiélago, sabemos que es una quimera, pero siendo guiados por entrañables amigos herreños, estuvimos unos días en El Hierro, el sentir final fue el descubrir un lugar único. De las cuevas de los pastores a la dura vida por la supervivencia, de la relación intensa entre el medio y el trabajo a la naturaleza modelada por los volcanes, de una tierra dura y a la vez fértil, lo que te lleva pensar a un no lejano tiempo geológico y a la vez humano.
El Hierro era para mi casi como un final de mundo. Después de haber sentido la calidez de su gente, el subir y bajar en su abrupta geografía que da lugar a unos paisajes de volcanes y horizontes de cielo y mar, el sentir el fuerte sonido de los tambores, el ver el baile festivo de sus gentes, todo un sinfín de hechos y lugares impensados hace que me sienta un ser afortunado de poder haberles conocido, aunque sea sólo sea poco. Siempre para mi será un poco.
Josep Maria Solé i Sabaté
Foto de cabecera: Ricardo Fajardo (1); Miguel Ángel Cabrera (2) y Josep Maria Solé (3).