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El peso de la desigualdad

Queremos ser iguales, queremos ser libres. Soltar nuestras pesadas cargas y vivir desde la igualdad efectiva, tangible y justa”

Hoy es 8 de marzo, el día de la mujer. Se celebra la lucha de las mujeres de todo el mundo por la igualdad. Siempre hemos sido consideradas, educadas y socializadas como inferiores. Hoy, al menos en este país, intentamos romper esas cadenas que nos limitan y nos atan a ese imaginario del que no formamos parte. Se les llena la boca hablando de igualdad cuando esta en realidad no es efectiva. Son muchas más las cadenas invisibles que nos oprimen y esa es la peor trampa. Como no se ven, no existen, pero las sentimos a diario. En el lenguaje, en los roles de género, en el imaginario colectivo, en el comportamiento humano, en lo que se espera de nosotras. Nos quieren sumisas. Nos quieren menos. Nos quieren con condiciones.

Ser mujer es estar sometida a una lucha constante, por demostrar, por intentar, por esforzarte. Tú siempre más, nosotras menos. Este trabajo invisible y diario, no se nos reconoce. Cargamos con los cuidados, de la familia, de la casa, de todo lo que sea posible maternar. Cargamos con culpa, por querer emanciparnos, sentirnos libres, ser iguales. Cargamos con voces silenciosas que nos dicen cómo vestir, cómo caminar, qué comer y cómo lucir. Cargamos con estereotipos de belleza imposibles de alcanzar. Cargamos con un deseo de maternidad que pretende ser instinto. Cargamos con la idealización de un amor romántico que la mayoría de las veces acaba en malos tratos. Cargamos con miradas obscenas y lascivas de desconocidos que se cruzan a nuestro paso. Cargamos con la responsabilidad de comportamientos ajenos.

Cargamos con amores que matan. Cargamos con un sistema judicial que nos empequeñece, castiga y no nos defiende. Cargamos con las miradas a otra parte de compañeros que no se inmutan ni hacen nada, con ellos no va. Cargamos con unos cuerpos que son entidad homogénea, sin individualidad, cuerpos intercambiables y uniformes, reducidos a un ideal globalizado. Cargamos con unos cuerpos sin barreras para el deseo ajeno, me puedes tocar, una teta, el culo, darme un pico. Cargamos en silencio y desde la “libertad”.

Esta pesada carga nos está jodiendo la vida. Porque no es verdad que esto se haya acabado con el derecho al voto, el derecho a elegir, con una habitación propia y pelos en el sobaco. Porque no es verdad que la biología nos haya condicionado. Esto va de reconstruir los imaginarios, de dejar de condicionar los procesos de socialización, el rosa para ellas y el azul para ellos. Esto va de dejar de contarnos una y otra vez la misma historia. Queremos ser iguales, queremos ser libres. Soltar nuestras pesadas cargas y vivir desde la igualdad efectiva, tangible y justa.

Feliz 8 de Marzo.

Maruxa Matamala

Fotos de la entrada: El País Canario.

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