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Nos llegó la hora. Organicémonos con lxs nuestrxs  

Existe un gran descontento social que va en aumento. Recortes de las libertades y los derechos más básicos, aumentando la represión, encarcelando tuiteros, cantantes, sindicalistas, políticos… o a cualquier disidente en general; recortes en las pensiones (subir un 0,25 teniendo en cuenta el aumento de la vida es claramente un recorte, un gran recorte en cuanto a poder adquisitivo de las pensionistas), mientras miles de millones van destinados al clero, rescates de bancos privados, autopistas privadas, Casa Real… Una corrupción política en aumento de manera desenfrenada, leyes que atentan contra las estudiantes y el futuro de las más jóvenes como la Ley Wert, empleos precario, creciente desempleo, una sanidad y educación que deberían ser derechos básicos, universales y públicos cada vez más precarias en vista de una futura privatización al alcance de unos pocos, abandono y deterioro del medio ambiente en favor de intereses capitalistas, como son los casos de las plataformas petrolíferas en nuestras costas o la «aparición» de las microalgas; mas machismo, mas violencia contra las mujeres, porque el Gobierno solo pone parches en un problema primordial que se debe atacar a la raíz de un sistema heteropatriarcal que mata y condena a diario a nuestras hermanas, madres, vecinas, compañeras…

Hay una infinidad de razones para el aumento del descontento ante una situación insostenible que recordemos no empezó con el PP, que ya el PSOE con sus reformas laborales introdujeron, y que aunque en público hagan el circo de pelearse, votan conjuntamente en casi todo, incluyendo en esta uniformidad política a partidos de nueva aparición y sus cómplices, como en Canarias pueden ser los casos de Coalición Canaria, Nueva Canarias… Pese a que en cosas superficiales puedan aparentar incluso estar en desacuerdo, en lo básico, en lo fundamental, están de acuerdo, siempre votan a favor, porque están votando a favor de sus intereses y no en los de las personas y la tierra en la que vivimos.

¿Cuáles son estos intereses que comparten, que inician unos para continuar otros, en los que se apoyan mutuamente para perpetuar lo que podríamos llamar claramente dada su uniformidad, gobernar mirando solo los intereses de los poderosos, y reprimir a los disidentes como dictadura del capital? Pues precisamente esos mismos: los intereses del capitalismo, los intereses del capital, y por lo tanto, los absolutamente contrarios a las oprimidas, a la clase obrera. Da igual si este descontento, lo enfocamos en el PP para apoyar a cualquiera de sus cómplices. La historia nos demuestra que no cambiara absolutamente nada, que son unos los continuadores de los otros y que se apoyan mutuamente aunque cuando se acercan las elecciones hagan un circo al estilo Pimpinela. Porque el problema no está en este u este otro partido. El problema no es el partido, cuando de manera descarada y pública el PSOE ha firmado gobernar con Ciudadanos (no olvidar aquella firma para gobernar juntos el Estado Pedro Sánchez con Rivera).

Ciudadanos son los hermanos gemelos del PP; Podemos pierde hasta la dignidad con tal de gobernar con el PSOE; y CC apoya indiferentemente a unos u otros como llevan haciendo toda la vida. Luego ya que cada uno se disfrace de lo que se disfrace para intentar engañar a despistados, o como decimos por aquí, toletes. Todos ellos comparten el apoyo incondicional al sistema, raíz de todos estos problemas que acarreamos y nos asfixia a la clase obrera. Todos estos partidos son partidos capitalistas, abiertamente capitalistas, y jamás van a renunciar a ello, como han dejado bien claro. No apoyaran ninguna política real que vaya contra los intereses de sus amos, del capitalismo, del poder económico, de los ricos. Son parte del capitalismo, por lo tanto, parte del problema.

Mientras sigamos apoyando de una u otra manera al capitalismo en alguna de sus ramas, seguiremos siendo responsables de la perpetuación de los problemas que no harán más que agudizarse como estamos viendo. Mientras sigamos enfrentados en debates estériles, nuestro enemigo real nos seguirá comiendo el terreno, y nuestra vida, y la de las nuestras cada vez más precarias. Ante esta situación, para no tropezar por enésima vez con la misma piedra, de apoyar lo mismo con otras caretas que son más de lo mismo, debemos esta vez aprender de los errores, dejar de un lado las posibles diferencias superables, para organizarnos y apoyar las propuestas claramente anticapitalistas, antifascistas y de clase.

Es curioso que el sistema haya manipulado de tal manera a la sociedad, que desconfía menos de los que defienden los intereses capitalistas que nos la han jugado una y otra vez, que de los nuestros propios es decir de ellos mismos, de su gente organizada, aquellos que defendemos de manera clara los intereses de las oprimidas, de la clase obrera, que siempre nos veras ahí, luchando, codo con codo, ante cualquier injusticia, y plateando soluciones reales, pero esos intereses son nuestros intereses, porque somos sus vecinas, compañeras de trabajo, instituto o universidad, demostrando que existen otra manera de hacer las cosas, y que no tenemos más nunca que someternos a esta vida de miseria que nos mata a nosotras y a nuestra tierra por aquellos poderosos que defienden sus intereses y por lo tanto aplastan los nuestros.

Que sí hay solución. Que sí hay propuestas. Que sí hay salida. Es necesario apostar por estos proyectos, organizarnos en ellos, construir, sumar, unir luchas para organizar victorias. Que solo nosotras defenderemos nuestros intereses, que somos más, que somos mayoría, que solo nos falta tomar conciencia y organizarnos para tumbar al enemigo y las cosas empiecen a cambiar de verdad, de una manera profunda, que ahora es más necesario que nunca.

Demos el paso. Perdamos el miedo. Confiemos en nosotras mismas y en las nuestras, y dejemos de apoyar a nuestros enemigos como «mal menor», porque ya vemos que en el capitalismo, no existe mal menor, sino empeoramientos de nuestras condiciones, destrozo de la tierra, y que siempre ganan los mismos, aquellos que con sus cantos de sirena, nos la vuelven a jugar. Pero ya está bien. Es hora de decir Basta. Hasta aquí. Y no dejar que el descontento empiece y acabe en una manifestación. Insisto: tomemos conciencia, organicémonos en las organizaciones de nuestra gente, de nuestra clase, y démosle batalla en todos los terrenos. Eso es lo que temen. Que nos llegue la hora. Y está llegando…

 

Seben Rodríguez




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