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Test rápidos para otra caída rápida

Desde septiembre, el consejero de Sanidad Blas Trujillo, defendía la idoneidad de los test de antígenos con la reserva de más de un millón de los mismos, aunque desde entonces se sabía que estos test únicamente permiten detectar casos positivos cuando exista una cantidad viral alta. Hasta que no llegó la advertencia de voces autorizadas en epidemiología y de la propia OMS, no se dio marcha atrás a un plan que contemplaba los test de antígenos como herramienta principal del cribado poblacional.

El pasado 12 de noviembre se tomó la determinación, a nivel estatal, de exigir pruebas PCR a la entrada de pasajeros y en Canarias parecía no haber problemas con esta medida, hasta que comenzaron a detectar cancelaciones de reservas. Antes de esta observación, Torres no dudó en atribuirse la medalla de estar entre los primeros en exigir esta prueba a la entrada de puertos y aeropuertos. Poco después comenzó una campaña en contra de los test PCR y a favor de los test de antígenos, ya que parece ser que la salud de los canarios debe quedar en segundo plano frente a las exigencias del sector turístico.

Hasta que las patronales no se percatan que la medida provoca un descenso en las reservas de viaje a las Islas, todo parecía ir bien. Incluso desde alguna patronal emiten notas de prensa contradictorias con otras menos recientes donde aplaudían que se protegiera el destino turístico con PCR. Por tanto, podemos confirmar tres valiosas conclusiones que ya estaban medianamente claras: Torres es un claro títere de la actividad turística. En segundo lugar, que a este sector no le importa lo más mínimo la salud de los isleños, ni los negocios del resto de isleños. Y, por último, lo que busca ese turista de turoperador al cancelar sus reservas no es la seguridad, es el libre albedrío, demostrando que la promoción de Canarias en Europa en las últimas semanas se ha basado en este concepto que pone en peligro a los propios canarios. 

La premisa de las patronales turísticas y turoperadores es que necesitan test más rápidos y asequibles para quienes nos visiten, el factor fundamental por el que tenemos estos test (la salud) debe pasar a un segundo o tercer plano. Todo esto, la misma semana en la que numerosos países europeos registran medias de fallecimientos por COVID-19 que superan las 500 defunciones diarias.  

Recordemos los cinco escenarios adecuados para el uso de los test de antígenos según la OMS (se puede consultar en: “Antigen-detection in the diagnosis of SARS-CoV-2 infection using rapid immunoassays”):

1. Responder a presuntos brotes de COVID-19 en comunidades remotas donde no exista disponibilidad de otros test con más fiabilidad o que no estén disponibles de inmediato.

2. Para apoyar investigaciones en brotes confirmados de COVID-19.

3. Para monitorear la incidencia en comunidades de trabajadores esenciales o de la salud.

4. Allí donde exista transmisión comunitaria generalizada y se pueda utilizar para el aislamiento de casos positivos en centros como prisiones u hogares de ancianos.

5. Y si finalmente se utiliza para casos no previstos anteriormente, se debe mantener la cuarentena, aunque el resultado sea negativo.

En todos los puntos se especifica que la prueba debe ser contrastada con otra de mayor fiabilidad en caso de ser negativo, debido al alto número de falsos negativos que se pueden dar, o en su defecto, mantener cuarentena.

Por lo que la aplicación que le pretenden dar desde el Gobierno de Canarias y las patronales no se ajusta al criterio científico y es alta la probabilidad de que se cuelen falsos negativos que den lugar a nuevos brotes con un agravamiento de la situación sanitaria y económica de Canarias, otra vez.

Últimamente existe una tendencia, por parte de epidemiólogos reconvertidos a tertulianos de TV, que intenta generar confianza respecto al uso de test de antígenos para casos que no están contemplados en las recomendaciones. A continuación, arrojo una serie de datos que pueden contrastar por ustedes mismos: 

La empresa Abbott pretendía lanzar su primer test rápido en torno al mes de mayo. Sin embargo, la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU) emitió una alerta sobre posibles problemas de precisión de esta prueba, derivado de los resultados falsos negativos que se presentaron. Este fue un primer intento fallido de irrumpir en el mercado. Desde entonces, la empresa se compromete a llevar a cabo un diseño adecuado que permita publicar mejores resultados. 

En septiembre, la Comisión de Salud Pública en España actualiza la “estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19”. A partir de aquí la Comisión aprueba incluir los test de antígenos como herramienta rápida de diagnóstico y cribado. En el mismo informe de la Comisión podemos leer el siguiente párrafo al respecto de estos test: 

Son técnicas cuyo principal potencial es el de proporcionar un diagnóstico rápido (15-20 min), en el lugar de atención sanitaria y mediante un procedimiento sencillo y bajo coste. Esto permitiría iniciar las acciones de control de forma inmediata. En general han mostrado una baja sensibilidad hasta la fecha (por debajo del 50-60%), lo que los ha hecho poco fiables en cualquier estrategia diagnóstica. Recientemente se han desarrollado nuevos kits de detección de antígeno que presentan unos buenos resultados de sensibilidad (>90%) especificidad (>95%). Los datos de los estudios sugieren que tiene una alta sensibilidad en pacientes sintomáticos y que en asintomáticos la sensibilidad también podría ser alta.”

Se puede observar claramente como admiten que las primeras pruebas basadas en este método pueden tener una sensibilidad por debajo del 50% y por lo tanto son desaconsejadas. Pero a continuación, al mencionar la nueva generación de test, se omiten ciertas condiciones experimentales y afirman que en asintomáticos la “sensibilidad también podría ser alta”. Lo cierto es que la sensibilidad y especificidad de los nuevos kits están únicamente testados con pacientes sintomáticos (dos síntomas o más) y no se menciona nada acerca de esos parámetros con asintomáticos. Es más, se aventuran a decir que en asintomáticos la sensibilidad también podría ser alta, cuando en realidad los datos al respecto figuran como “desconocidos” como podemos comprobar en la imagen del mismo informe que continúa así hasta la última actualización del 12 de noviembre (se puede ver en la esquina inferior izquierda de la imagen: “sensibilidad asintomáticos: no conocida”). Se entiende, que el nuevo diseño experimental al que hacía mención Abbott en mayo giraba en torno a ocultar los resultados en el grupo de asintomáticos.

Por último, otros resultados publicados por la empresa Innova parecen más realistas respecto a este tipo de test. La especificidad sigue siendo muy alta, casi al 100%, pero la sensibilidad generalizada baja al 75%, siendo esta una ponderación, es decir, que la sensibilidad en personas con altas cargas virales será más alta, mientras que si la carga es baja puede reducirse mucho más. En el mejor de los casos, estaríamos hablando que 1 de cada 4 asintomáticos no serían detectados y podrían dar lugar a nuevos brotes.

J. Pablo Monzón




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